El relojero ciego - Fieras, alimañas y sabandijas
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o clasificados, piedras o lo que sean, son clasificados una sola<br />
vez y para siempre. En la selección cumulativa, sin embargo,<br />
«se reproducen»; o, dicho de otra forma, los resultados de un<br />
proceso de clasificación son introducidos en una clasificación posterior,<br />
que es introducida a su vez en..., etc. Las cosas están sujetas<br />
a una clasificación por selección sobre muchas «generaciones»<br />
sucesivas. <strong>El</strong> producto final de la selección de una generación<br />
es el punto de partida de la selección de la siguiente generación,<br />
y así durante muchas generaciones. Es natural tomar prestadas<br />
palabras como «reproducirse» y «generación», que están<br />
asociadas con las cosas vivas, porque las cosas vivas son los principales<br />
ejemplos que conocemos de cosas que participan en la<br />
selección cumulativa. Pueden ser, en la práctica, las únicas cosas<br />
que lo hagan. Pero, por el momento, no quiero introducir esta<br />
cuestión de una manera tan directa.<br />
Las nubes, a veces, debido a la acción modeladora y escultora<br />
del viento, llegan a parecemos objetos familiares. Hay una<br />
fotografía muy difundida, hecha por el piloto de un pequeño aeroplano,<br />
de algo que se parece un poco a la cara de Jesucristo,<br />
destacándose en el cielo. Todos hemos visto nubes que nos recordaban<br />
algo: un caballito de mar, o una cara sonriente. Estas<br />
semejanzas se originan por selección en una sola etapa, es decir,<br />
por una coincidencia única. No resultan, en consecuencia, demasiado<br />
impresionantes. La semejanza de los signos del zodiaco con<br />
los animales del mismo nombre. Escorpio, Leo, etc., impresionan<br />
tan poco como las predicciones de los astrólogos. No nos sentimos<br />
confundidos por el parecido, tanto como lo estamos por las<br />
adaptaciones biológicas, los productos de la selección cumulativa,<br />
Describimos como rara, misteriosa o espectacular, la semejanza<br />
entre, digamos, un insecto con forma de hoja y una hoja<br />
o una manlis religiosa y un ramillete de flores. <strong>El</strong> parecido entre<br />
una nube y una comadreja es algo poco divertido, por lo que<br />
no merece la pena llamar la atención de nuestro compañero.<br />
Por otra parte, es bastante probable que cambiemos fácilmente<br />
nuestra idea sobre cuál es exactamente el parecido de una nube.<br />
HAMLET: ¿Veis aquella nube que tiene forma casi de camello?<br />
POLONIUS: Sí, claro, por el tamaño parece un camello.<br />
HAMLET: NO, creo que parece una comadreja.<br />
POLONIUS: Si, tiene un lomo como el de una comadreja.<br />
HAMLET: ¿O una ballena?<br />
POLONIUS: SÍ, es muy parecida a una ballena.<br />
No sé quién fue el primero en señalar que, dándole el tiempo<br />
suficiente, un mono, tecleando al azar en una máquina de<br />
escribir, podría escribir las obras de Shakespeare. La frase operativa<br />
es, por supuesto, dándole el tiempo suficiente. Limitemos<br />
de alguna manera el trabajo de nuestro mono. Supongamos que<br />
no tenga que escribir las obras completas de Shakespeare, sino<br />
sólo una frase corta: «Methinks is like a weasel» (Creo que parece<br />
una comadreja) y facilitemos su trabajo dándole una máquina<br />
de escribir con un teclado reducido, las 26 letras mayúsculas<br />
y la barra espadadora. ¿Cuánto tardará en escribir esta frase<br />
corta?<br />
La frase tiene 25 caracteres, de forma que supongamos que<br />
el mono hace una serie de «tentativas» discretas, consistentes<br />
cada una de ellas en 25 golpes de teclado. Si escribe la frase<br />
correctamente, es el final del experimento. Si no, le permitiremos<br />
otra «tentativa» de 25 caracteres. No conozco ningún mono,<br />
pero afortunadamente mi hija de 11 años es un experimentado<br />
dispositivo de hacer cosas al azar, y demostró estar muy ansiosa<br />
por intervenir en el papel de mono mecanógrafo. Esto es lo que<br />
escribió en el ordenador:<br />
UMMK JK CDZZ F ZD DSDSKSM<br />
S SS FMCV PU 1 DDRGLKDXRRLX)<br />
RDTE QDWFDVIOY UDSKZWDCCVYT<br />
H CHVY NMGNBAYTDFCCVD D<br />
RCDFYYYRM N DFSKD I.D K WDWK<br />
JJKAU1ZMZ1 UXDKJD1SFUMDKUDXI<br />
<strong>El</strong>la tuvo que atender otras obligaciones importantes durante<br />
ese tiempo, de manera que me vi obligado a programar el<br />
ordenador para simular un niño o un mono escribiendo a máquina<br />
de una forma aleatoria:<br />
WDLDMNLT DTJBKWIRZREZLMQCO P<br />
Y YVMQKZPGJXWVHGLAWFVCUQYOPY<br />
MWR SWTNirXMI.CDLEUBXTQHNZVJQI'"<br />
FU OVAODVYKDGXDEKYVMOGGS VT<br />
HZQZnSFZIHIVPHZPETPWVOVPMZGF<br />
GF.WRGZRPBCTPGQMCKHFDBGW ZCCF<br />
Y así, veces y veces. No es difícil calcular cuánto tendríamos<br />
que esperar para que el ordenador (o el niño o el mono),<br />
escribiesen al azar METHINKS IS LIKE A WEASEL (CREO QUE PA<br />
RECE UNA COMADREJA). Hay que pensar en el número total de<br />
frases posibles con una longitud correcta que el niño, mono u<br />
ordenador podrían escribir al azar. Es el mismo tipo de cálculo<br />
que hicimos para la hemoglobina, y produce un resultado de<br />
dimensiones similares. Hay 27 letras posibles (contando el «es¬