Charla sobre Pedro Páramo - Escritura Creativa · Clara Obligado

Juan Preciado y Dorotea están enterrados en una especie de útero.
Curiosamente, al final de este fragmento, vemos que están enterrados los dos juntos y
abrazados, pero es Juan Preciado quien abraza a Dorotea y no al revés. Este abrazo de
alguna forma representa la búsqueda de la madre. Podríamos ver esta búsqueda también
en las dos figuras femeninas que Juan Preciado encuentra en Comala, Eduviges y
Damiana. La primera le dice que ella podría haber sido su madre; la segunda, es la mujer
que lo crió en sus primeros días de vida. Son figuras maternas sustitutas. Su encuentro
con ellas es también el encuentro con aquella madre que pudo haber sido y con la que
actuó como tal, al menos durante los primeros días. Así que si bien la búsqueda del
padre es bastante evidente, también podemos hablar de una búsqueda de la madre.
Dorotea, además, significa “regalo de los dioses”, “aquella que posee el don”. En otro
fragmento muy pequeño, Dorotea le dice:
“- Mejor no hubieras salido de tu tierra.
- ¿Qué viniste a hacer aquí?
- Ya te lo dije en un principio. Vine a buscar a Pedro Páramo, que según parece fue mi padre.
Me trajo la ilusión.”
Este diálogo nos lleva directamente al principio de la novela, a las primeras
líneas. Descubrir que el narrador que creíamos confiable no lo es, produce un efecto
similar al de la película Los otros de Alejandro Amenábar, donde todo transcurre,
aparentemente, en el terreno de lo real, cuando en realidad estamos en el mundo de los
muertos. Sólo hasta el final nos enteramos de quiénes son los fantasmas.
¿Qué temas sobresalen en este libro? El más obvio de todos es la muerte que
puede abordarse desde diversos ángulos. Para empezar, es el tema que abre y cierra la
novela. Sabemos que Juan Preciado ha llegado a Comala porque le ha prometido a su
madre en su lecho de muerte que iría a buscar a su padre. Esta promesa (y la ilusión) es
lo que lo lleva al pueblo. Pero la novela también se cierra con la muerte de Pedro
Páramo, un personaje que, podría decirse, tiene dos muertes: la real (en el penúltimo
fragmento) y la mítica, por llamarla de algún modo, (en el último fragmento). La
muerte, además de abrir y cerrar la novela, la divide en dos: en este caso, no se trata de la
muerte de la madre ni del padre, sino del hijo, Juan Preciado.
Tenemos también el tema de la venganza vinculado a la muerte. Pedro Páramo
es un personaje bajo el influjo de dos grandes móviles: el amor y la venganza. El amor
por Susana San Juan, el ser por el cual lo conquista y lo destruye todo. Y la venganza
hacia aquellos que mataron a su padre (o fueron sospechosos de matarlo) y hacia el
pueblo de Comala por no guardarle el debido respeto a Susana durante su funeral. Al
igual decide matar uno a uno a todos los asistentes a la fiesta en la que es asesinado su
padre (puesto que no sabe a ciencia cierta quién lo mató), decide cruzarse de brazos y
dejar que el pueblo se deteriore hasta la ruina. Por tanto, los dos elementos están
vinculados: la venganza y la muerte.
Pero quizás el aspecto más interesante de la muerte es que en la novela no hay
una frontera clara entre la vida y el más allá. Vemos a todos éstos personajes que son
como “almas en pena”, son espíritus que han pecado y por esos pecados están atrapados
en Comala. Allí están esos personajes, esos murmullos, esas voces que de ninguna
manera pueden descansar en paz. Están atrapados en el pueblo porque no han recibido
el perdón, ya que el sacerdote que habría podido darles la absolución, el padre Rentaría,
6 María
Victoria
Albornoz
(Universidad
de
Saint
Louis,
Campus
de
Madrid)
Para
el
Taller
de
escritura
creativa
Clara
Obligado