Revista de Aragón, año III, 2.ª época, números 1-4 - Institución ...

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18 E. L. VILCHEZ casi pudiera percibirse el ruido que produce, agitándose, el latido de mil ántes serenos corazones. Mira en redor inquieta y recelosa la fiera reina del desierto brava, y avanzando encogida y cautelosa, en la inocente víctima, afanosa la mirada feroz hambrienta clava. ¡Ay de la vírgen! incolora nieve son ya las rosas de sus labios rojos: tiembla agitada como arista leve: á mirar á la tierra no se atreve y al cielo torna los celestes ojos. Las manos tiende en la extension vacía y su rodilla sobre el suelo toca cual flor que muere al espirar el dia: mas, en tan rudo instante de agonía piensa en su Dios y con fervor le invoca. ¡Oh! ¡La fuerza está en Él! Luz soberana sobre su frente virginal desciende: ¡Vencida queda la flaqueza humana, porque la llama de la fe cristiana, como sol inmortal, su pecho enciende! ¡Ya ante sus ojos desparece el mundo! ¡Un nuevo dia en su horizonte brilla! ¡A Aquél, vé sólo, que en su amor profundo con su poder inmenso y sin segundo sostiene al débil y al soberbio humilla! Ya su bien mira en la cercana muerte, ya mira en el martirio la victoria, y ya tranquila, y confiada y fuerte, su empezada oracion feliz convierte en himno santo de esperanza y gloria: Y de rodillas con la faz serena aguarda inmóvil el terrible embate: ¡Cruge oprimida la infecunda arena, y cual tronchada y pálida azucena dóblase al fin sin lucha y sin combate!
ROMA PAGANA ¡Sangre colora su marchita frente saltando en anchas y calientes gotas, y su nevada túnica inocente, roja se torna con la sangre hirviente que brota á mares de sus venas rotas! ¡La inquieta multitud grita en su anhelo! ¡Termina de la mártir la agonía! ¡Gloria á la vírgen que aspirando al cielo, al adormirse en el culpado suelo, fue á despertar en la region del dia! Venciste ¡oh Roma! Emperador pagano; ¡hoy altares á Júpiter levanta! ¡Aclámale al pasar, pueblo romano, y esta hazaña inmortal de tu tirano con alto ritmo y ditirambos canta! ¡Mas tiembla, y ¡ay de tí! tus peregrinas grandezas, tu esplendor, tus monumentos, y áun tus siete magníficas colinas, serán en breve carcomidas ruinas; ¡polvo esparcido por los cuatro vientos! ¡Y esa cruz que escarneces, soberana se alzará sobre el alto Capitolio, que humillada por Dios, Roma pagana del manto de sus césares, mañana hará á la invicta Cruz brillante sólio! ENRIQUETA LOZANO DE VILCHEZ. 19
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