cuaderno de adviento.p65 - Franciscanos Conventuales de España

Martes 14
ORACIÓN
PARÁBOLA
Un rabino hacía a sus alumnos la
siguiente pregunta. ¿Cómo podréis
distinguir cuándo termina la noche y
empieza el día? El primer discípulo
respondió: “Cuando a lo lejos puedes
distinguir un perro de una oveja”. “No”, dijo
el rabino. Otro discípulo aventuró su
respuesta: “Cuando puedes distinguir una
palmera de una higuera». «No” replicó el maestro.
“¿Cuándo entonces?”, preguntaron a coro
los discípulos. El rabino respondió: “Cuando
puedes mirar el rostro de una persona y reconocer
en ella a un hermano. Mientras eso no sucede es
todavía de noche en tu corazón”.
Señor, Tú me insistes continuamente
en la necesidad de amar,
en que pueda ver en el rostro de mi prójimo,
a un hermano.
Tu palabra es clara:
Amar a Dios y al prójimo como a uno mismo.
Señor, ¡qué cosa tan difícil me pides!
¡cuantos miedos tendré que superar
si quiero hacer vida en mí tu Palabra!.
Sí, Señor, mis miedos son mis grandes obstáculos;
miedo a tener que compartir cosas que deseo;
miedo a tener que perdonar incluso a mi enemigo;
miedo a cambiar esta vida tan cómoda
por una más desinstalada
en donde la confianza esté puesta solamente en ti.
¡Ven, Señor, Jesús!
ábreme los ojos para ver lo que me pides;
ábreme los oídos para que escuche tu Palabra;
¡ven, Señor, Jesús a habitar en mi corazón
para llenarme de tu amor!. Amén.
S ALMO
Es bueno darte gracias,
Señor, de corazón,
y cantarte con gozo cada día.
Es bueno proclamar por la mañana tu lealtad
y por la noche decirte de verdad que me has querido.
Es bueno decirte que tus acciones, Señor,
son mi alegría y mi esperanza.
Es bueno decirte que las obras de mis manos
son júbilo y fiesta para mí.
Te doy gracias y me alegro
por el don maravilloso de la vida.
Te doy gracias y me alegro
por el don entrañable del Bautismo.
Te doy gracias y me alegro
por el don precioso de tu Espíritu.
Te doy gracias y me alegro
por el don grandioso de tu Palabra.
Te doy gracias y me alegro
por el don único de tu Pan de Vida.
¡Qué grandes son tus obras, Señor!.
¡Qué profundos tus designios!.
¡Qué grandes son tus proyectos para nosotros!.
¡Qué profundos son tus deseos para el que te busca!.
Es bello Señor, vivir siendo Tú el centro de mi vida.
Es bello Señor, saber que Tú eres el Señor de mi vida.
Muchos no te conocen, Señor, y me da pena
que pongan sus vidas en cosas que se acaban.
Muchos no saben que Tú eres padre,
y que quieres a todos con ternura,
que tu amor inunda y hace feliz.
Es bueno darte gracias, Señor,
y cantaré de gozo cada día.
Es bueno abrir el corazón de par en par
y dejar que tu luz inunde de tu paz
toda la vida. Amén.
Miércoles 15