cuaderno de adviento.p65 - Franciscanos Conventuales de España

NOS HABLAN
Jueves 16
LOS PROFETAS
ISAÍAS 61,
1-2. 10-11
El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque el Señor me ha ungido.
Me ha enviado para dar la Buena Noticia
a los que sufren,
para vendar los corazones desgarrados,
para proclamar la amnistía a los cautivos
y a los prisioneros, la libertad,
para proclamar el año de gracia del Señor.
Desbordo de gozo con el Señor,
y me alegro con mi Dios.
Como la tierra echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia y los himnos,
ante todos los pueblos.
O R A C I Ó N
Una persona:
Hace dos mil años
llegó el Mesías, buena-noticia para
los desvalidos, consuelo para los tristes y afligidos, medicina de un Dios
que nos quería. A cuantos se acercaban doloridos, quitaba carga y yugo.
Pero ahora los cantos han cesado. Hay millones de hambrientos y
dolientes, pobres y esclavos se han multiplicado. ¿Qué hacemos nosotros
los creyentes? ¿Ya la luz del Mesías se ha apagado? ¿No nos queda
algún signo convincente?.
Todos:
¡Ven, Señor, a salvarnos!
Piden pan los hambrientos y los oprimidos, justicia.
Claman por su libertad los esclavos y necesitan salud los enfermos.
¡Ven, Señor, a salvarnos!
Hay tantas tristezas y desengaños.
En el mirar se conocen los enfermos del alma.
¡Ven, Señor, a salvarnos!
Y haz de nosotros salvadores, mesías multiplicados,
Pon en nuestras manos tu fuerza y tu medicina,
el aceite de tu Espíritu; recorreremos el mundo
dando buenas noticias,
proclamando tu alegría hecha vida en nosotros. Amén.
La alegría perfecta
ORAMOS CON
SAN FRANCISCO
Todos: Loado seas, mi Señor, por aquellos
que perdonan por tu amor.
Lector 1: Sí, cuando llegamos a nuestra casa,
llamamos a la puerta, y el portero no
nos abre, sino que nos tiene allí fuera
aguantando la nieve y la lluvia, el frío y el
hambre hasta la noche: si sabemos soportar
con paciencia, sin alterarnos y sin murmurar contra
él, esa crueldad, y ese rechazo, he aquí que hay alegría
perfecta.
Todos: Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor.
Lector 2: Y si nosotros seguimos llamando, y el portero sale furioso y nos
echa, entre insultos y golpes, como a indeseables inoportunos:
si lo sobrellevamos con paciencia y alegría y en buena caridad,
he aquí que hay alegría perfecta.
Todos: Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor.
Lector 3: Y si nosotros, obligados por el hambre y el frío de la noche,
volvemos a llamar, y el portero, más enfurecido, sale afuera con
un palo nudoso y nos apalea: si todo esto lo soportamos con
paciencia y con gozo, acordándonos de los padecimientos de
Cristo bendito, que nosotros hemos de sobrellevar por su amor,
he aquí que hay alegría perfecta.
Todos: Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor.
Lector 4: Por encima de todas las gracias y de todos los dones del
Espíritu Santo que Cristo concede a sus amigos, está el de
vencerse a sí mismo y de sobrellevar gustosamente, por
amor de Cristo Jesús, penas, injurias, oprobios e
incomodidades...
Todos: Loado seas, mi Señor, por aquellos que
perdonan por tu amor.
Viernes 17