cuaderno de adviento.p65 - Franciscanos Conventuales de España
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NOS HABLAN<br />
Jueves 2<br />
LOS PROFETAS<br />
¡Despierta, <strong>de</strong>spierta, levántate, Jerusalén!<br />
¿Quién te dará el pésame por estas dos<br />
<strong>de</strong>sgracias que te han ocurrido: saqueo y ruina,<br />
hambre y espada?<br />
Has visto a tus hijos tirados, sin fuerzas, en las<br />
esquinas <strong>de</strong> las calles, como un antílope en una<br />
trampa, <strong>de</strong>smayados por el enojo <strong>de</strong> Yavé, por las<br />
amenazas <strong>de</strong> tu Dios.<br />
Por esto, óyeme, infeliz, que te has embriagado con<br />
algo que no es vino. Así te habla tu<br />
Señor, Yavé, tu Dios, <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> tu<br />
pueblo: Yo quito <strong>de</strong> tu mano la<br />
copa que hace per<strong>de</strong>r los<br />
sentidos, la copa <strong>de</strong> mi enojo; tú<br />
ya no volverás a tomarla. Yo se la<br />
pasaré a tus opresores que <strong>de</strong>cían:<br />
Agáchate, para que pasemos por<br />
encima. Y tu espalda quedó como<br />
un camino por don<strong>de</strong> pasaba la<br />
gente.<br />
(ISAÍAS 52)<br />
ORACIÓN<br />
Señor Jesús:<br />
Tengo los ojos cerrados,<br />
muy cerrados.<br />
Tengo mi vida llena <strong>de</strong> tantas y tantas cosas,<br />
que me cuesta verte con claridad.<br />
Necesito, Señor, <strong>de</strong> ti<br />
<strong>de</strong> tu presencia que me dé serenidad,<br />
<strong>de</strong> tu compañía que me dé alegría,<br />
<strong>de</strong> tu fuerza que me dé valor<br />
<strong>de</strong> tu amor que me abra los ojos<br />
a los hermanos que me necesitan.<br />
Amén.<br />
Yo, Francisco, no era noble, sólo rico,<br />
pero me coloqué entre los caballeros<br />
porque era “caballero”, era capaz <strong>de</strong> tener<br />
mi propia cabalgadura y mis armas <strong>de</strong> este<br />
tipo y mi escu<strong>de</strong>ro, y me puse <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> los<br />
caballeros en la batalla <strong>de</strong> “Collestrada”, cerca<br />
<strong>de</strong>l puente <strong>de</strong> San Juan, y en la refriega caí<br />
prisionero con otros caballeros <strong>de</strong> Asís y pasé un<br />
año, más o menos, en la cárcel <strong>de</strong> Perusa.<br />
Aquí, en un lóbrego calabozo, comprendí lo que es la<br />
soledad obligada, la enemistad y la envidia... Mi carácter jovial,<br />
alegre, abierto... a pesar <strong>de</strong> la situación en la que nos encontrábamos,<br />
sirvió para romper barreras entre caballeros y nobles igualados por la<br />
misma prisión, los mismos grilletes, la misma humedad... y hasta las<br />
mismas enfermeda<strong>de</strong>s.<br />
Al final, logré que la amistad nos uniera a todos. Era la única luz que<br />
podía iluminarnos e infundirnos ilusión y esperanza.<br />
Señor, sabes cuales son mis ilusiones y sueños,<br />
están bastante confusos,<br />
aún me queda mucho por <strong>de</strong>scubrir,<br />
por conocerme a mí mismo.<br />
Necesito encontrarme contigo,<br />
Apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> ti y <strong>de</strong>scubrir<br />
lo que verda<strong>de</strong>ramente merece la pena.<br />
Tú eres quien mejor me pue<strong>de</strong> ayudar a abrir los ojos<br />
y ver el mundo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tu mirada,<br />
esa mirada que se fija en lo pequeño,<br />
en las personas más <strong>de</strong>licadas y necesitadas.<br />
Ven, Señor, a mi vida e ilumínala<br />
con la claridad <strong>de</strong> tu luz.<br />
Amén.<br />
ORAMOS CON<br />
SAN FRANCISCO<br />
ORACIÓN<br />
Viernes 3