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Dickens, Charles - Oliver Twist.pdf - enclasedehistoria

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—¡Bien! —exclamó Bumble, alzando los ojos y las manos al cielo con<br />

expresión de gran majestad—. ¡Muy bien, <strong>Oliver</strong>! ¡Embusteros astutos y cínicos<br />

he visto en el mundo; pero jamás vi ejemplar tan archirrequetedescarado como<br />

tú!<br />

—¡Cállese usted, bedel! —exclamó el segundo magistrado, luego que<br />

Bumble profirió el calificativo triplemente compuesto.<br />

—Ruego a Su Señoría que me perdone —dijo Bumble, como no dando<br />

crédito a sus oídos—. ¿Es a mí a quien se dirige Vuestra Señoría?<br />

—Sí. ¡Cállese usted!<br />

La estupefacción dejó atortolado a Bumble. Imponer silencio a un bedel<br />

era cosa inaudita; una revolución moral.<br />

Los dos magistrados cruzaron entre sí una mirada de inteligencia y a<br />

continuación, el de las gafas de concha, dejando el pergamino que en la mano<br />

tenía, dijo:<br />

—Negamos nuestra sanción al acta.<br />

—Espero —observó el señor Limbkins— que el testimonio sin pruebas ni<br />

valor de un niño no influirá en el ánimo de los señores magistrados en el sentido<br />

de hacerles formar opinión de que las autoridades del hospicio se han conducido<br />

mal.<br />

—No somos los magistrados llamados a pronunciar la opinión que el<br />

asunto nos merezca —contestó con severidad el anciano del periódico—. Lleven<br />

nuevamente al niño al asilo, y trátenle bien y con dulzura, que me parece que<br />

harto lo necesita.<br />

Aquella misma tarde aseguraba el señor del chaleco blanco, de la manera<br />

más rotunda y categórica, no sólo que <strong>Oliver</strong> moriría ahorcado, sino también<br />

que su cuerpo, previamente descuartizado, adornaría los postes colocados para<br />

el objeto en los márgenes de los caminos reales. Bumble, encogiéndose de<br />

hombros con expresión sombría y misteriosa, dijo que sus deseos eran que el<br />

chico se enmendara y tuviera un buen fin, a lo que replicó el señor Gamfield que<br />

hubiera deseado llevarse al muchacho.<br />

Al día siguiente se hizo saber que <strong>Oliver</strong> <strong>Twist</strong> pasaba de nuevo a la<br />

condición de alquilable, y que sería entregado, juntamente con la prima de<br />

cinco libras esterlinas, a quien de él quisiera hacerse cargo.

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