Las tardes de la granja 7.pdf

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334 de esta carta. Mucho les había en tretenido la historia del hombre in visible , que se ha leido en el ter cer tomo de esta obra ; y sentían infinito no saber su conclusión. Ahora se les prometía : } era nece sario otro estimulo para picar su curiosidad ? Vamos pues á esperar con ellos la vuelta de Mr. de Long- champs , que no tardará mucho; y entretanto oigamos una sesión que tuvieron los muchachos acerca de un cbje'omuy importante, que nos interesará tanto como ellos.
335 TARDE XLIX. LA SUMISIÓN. Conferencia d¿ los tres amantes* Por la mañana envió Armando á llamar á su quarto á Benito, Ju lio y Lcon. Quaudo ya los hizo sen tar , tratándolos como un hombre que sabe hacer los honores de su casa , Jes dixo de esta manera. Os he reunido , hermanos , en mi quarto , para tomar vuestro pare cer en un asunto importante. Toda la noche he estado pensando en la
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L A S T A R D E S DE LA GRANJA.
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6 de luego lo había asustado , ya
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2 4- pues ¡levarme á un país ext
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30 dó atónito al hallar un cofrec
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3a xa mi pobre hermano , y yo tam
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34 ra de limosna. Después hizo tra
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3* mente me decía , que , si no es
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40 y con el mismo lenguagc mudo k a
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4i sois muy delicado , y por tanto
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44 dixo así: señorita , ¡vé aqu
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46 ofreció que me reprendería , y
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4« ductor que , según él decia ,
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5° que el Conde tiene en la corte,
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54 ees. Era del partido de mi tio s
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5« rancióla colno el primer paso
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6o quince años en el tiempo mas fl
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61 su amigo. No llores , le dixo en
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H venir á París á informarse ; p
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66 algunas veces presentimos las de
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63 miseria en que habia muerto Su h
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70 tpdos Jos proyectos que forma co
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7z selo á nadie. Todo esto me ha i
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7*' tante asunto , le dixe la estra
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70 proposiciones que acababa de ha
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78 licídad ! El amor era el único
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So inspira la sana doctrina , que d
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8i di.lo 5 y luego callaron todos p
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u dos para mí, y entre otras cosas
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Z6 intimándome que me dispusiese
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88 tnejante matrimonio. Mr. Dubourg
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90 der : ¡ como entregároslo ? Se
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92 Pase una noche cruel , porque ig
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94 su mejor vcsádo : me dio las gr
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oí xuismo á su amo, do modü que
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ñas que aborrecían , y á cierta
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198 blas : yo la abriré , y por el
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264 otros , nos proporcionó una ab
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