MICHEL MAFFESOLI - Portal de Revistas Electrónicas-Universidad ...
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Jesús Puerta<br />
Pero las “formas” <strong>de</strong>l formismo <strong>de</strong> Maffesoli no son<br />
generalizaciones, ni siquiera conceptos analizables o estructuras lógicas.<br />
Maffesoli tien<strong>de</strong> un puente entre el psicoanálisis junguiano, sobre todo<br />
por su propuesta arquetípica, y la sociología comprensiva <strong>de</strong> Weber,<br />
pasando por la mentalidad colectiva <strong>de</strong> Durkheim, para proponer la<br />
construcción <strong>de</strong> tipos sociales, “formas” que por lo <strong>de</strong>más son muy<br />
“sensibles”, contemplables, y que vienen siendo al final símbolos o<br />
metáforas a partir <strong>de</strong> las cuales se <strong>de</strong>sarrolla un discurso o comentario,<br />
en cuya confección pue<strong>de</strong>n entrar citas <strong>de</strong> heterogéneas discursivida<strong>de</strong>s:<br />
novelas, otros ensayos, comentarios cinematográficos, tratados científicos,<br />
poesías, etc.<br />
Nuevamente el <strong>de</strong>ja-vú <strong>de</strong>l género ensayístico nos sopla en el<br />
oido. ¿No fue formismo, por ejemplo, la recurrencia a las figuras <strong>de</strong> Ariel<br />
y Calibán por parte <strong>de</strong> Enrique Rodó, para explicar la inconmensurabilidad<br />
entre la cultura latinoamericana y la anglosajona? ¿Habrá leido Maffesoli<br />
toda esa tradición <strong>de</strong>l ensayismo latinoamericano <strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l siglo XIX<br />
y principios <strong>de</strong> los XX, lo que nuestra historia literaria llama irónicamente<br />
“mo<strong>de</strong>rnismo”? Tal vez allí se cuela una propuesta <strong>de</strong> interpretación <strong>de</strong><br />
la obra maffesoliana que tiene como otro punto <strong>de</strong> apoyo su referencia a<br />
un “Saber Sur”, alejado <strong>de</strong> los rígidos discernimientos <strong>de</strong> las ciencias en<br />
Europa y Estados Unidos, pensamiento infinitamente más flexible y plástico<br />
por ser precisamente emergencia <strong>de</strong> hibridaciones, mezclas y mutaciones<br />
en la periferia. Tal vez aquí nuevamente sintamos la impresión <strong>de</strong> que el<br />
postmo<strong>de</strong>rnismo nos es <strong>de</strong>masiado cercano; más <strong>de</strong> lo que pudiera<br />
parecer. Esa simultaneidad <strong>de</strong> lo arcaico y lo extremadamente avanzado,<br />
como <strong>de</strong>fine Maffesoli el ambiente postmo<strong>de</strong>rno, es una conjunción con<br />
la cual nos i<strong>de</strong>ntificamos. Y a<strong>de</strong>más, será porque sabemos <strong>de</strong> hace tiempo<br />
que la sentimentalidad es una “palanca epistemológica”, un camino<br />
auténtico <strong>de</strong> conocimiento, que lo empleamos a diario, como legos.<br />
Pero, como ya comentábamos arriba, la objetivación teórica<br />
preten<strong>de</strong> remedar la objetivación <strong>de</strong>l proceso social. La a<strong>de</strong>cuación <strong>de</strong><br />
esta epistemología es su concordancia con una ontología social. Por lo<br />
<strong>de</strong>más, el sociólogo habla sin querer <strong>de</strong> sí mismo al hablar <strong>de</strong> la sociedad.<br />
El pensador, simple encarnación <strong>de</strong> un saber social ya existente, fáctico,