MICHEL MAFFESOLI - Portal de Revistas Electrónicas-Universidad ...
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Jesús Puerta<br />
(incluso o especialmente en el caso <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> comunicación) es<br />
un pretexto para la manifestación <strong>de</strong> la potencia social, <strong>de</strong> esos lazos<br />
fuertes y constitutivos <strong>de</strong> la socialidad empática.<br />
El sentimiento y el afecto en común tienen lugar en una participación<br />
ritual y cotidiana don<strong>de</strong> los individuos se sumergen en una indistinción a<br />
la vez masiva y grupal, directamente social o “sociedal”. Ya no hay<br />
individuos, sino “personas” no centradas, máscaras, actuaciones “para<br />
los otros”, completamente exteriores o extrovertidas hacia el grupo o la<br />
masa, único medio don<strong>de</strong> adquiere su significación. La complacencia no<br />
es <strong>de</strong> cada uno por separado; sino <strong>de</strong> todos con todos los participantes.<br />
El placer está afuera, porque no hay un “a<strong>de</strong>ntro”. El Sujeto trascen<strong>de</strong>ntal<br />
se ha vaciado en los rituales y en las costumbres, en las celebraciones y<br />
los eventos. Así como en la “intencionalidad colectiva” <strong>de</strong> Searle, no hay<br />
un “yo hago...”, sino un “nosotros hacemos...”, en Maffesoli no hay un<br />
“yo siento...”, sino un “nosotros sentimos...” en todo caso afirmado por<br />
cada “persona”; pero <strong>de</strong> una manera igualmente exterior, pragmática<br />
casi, porque no se pue<strong>de</strong>n trasponer los términos <strong>de</strong> un pensador a los<br />
<strong>de</strong>l otro sin costo. No hay ninguna interioridad particular don<strong>de</strong> se conjuga<br />
el verbo en plural en el caso <strong>de</strong> las personas según Maffesoli.<br />
Se trata <strong>de</strong> una experiencia don<strong>de</strong> el entendimiento ha quedado<br />
sustituido por la “empatía” y la imaginación se plasma en un “valor <strong>de</strong><br />
exhibición” (Benjamin) socializado y masificado. Pero tal vez la alusión<br />
a Benjamin sea <strong>de</strong>scaminada: lejos <strong>de</strong> ocasionar la “abolición <strong>de</strong>l aura <strong>de</strong><br />
la obra <strong>de</strong> arte”, el paradigma estético maffesoliano está en construcción<br />
<strong>de</strong> un “aura” colectivo, <strong>de</strong> una resacralización <strong>de</strong> la sensibilidad colectiva.<br />
No otra función cumplen las reiteradas referencias a lo “sagrado social”<br />
<strong>de</strong> Durkheim, esa explicación sociológica <strong>de</strong> la religión como proyección<br />
<strong>de</strong> la sociedad en un universal sagrado, en una Divinidad. Respuesta<br />
sociológica a la alienación religiosa <strong>de</strong> Feuerbach y los jóvenes hegelianos.<br />
Esa atención a lo socio-afectivo está coherentemente relacionado<br />
con la focalización en las agrupaciones locales, las “tribus” urbanas, las<br />
masas (el “vaivén” entre éstas y los pequeños grupos) y la reivindicación