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No. 23, Año XII, Vol. XII, Julio Diciembre 2004<br />
<strong>MICHEL</strong> <strong>MAFFESOLI</strong>:<br />
EL POSTMODERNISMO COMO RETORNO<br />
Jesús Puerta<br />
Resumen<br />
Para realizar una lectura provechosa <strong>de</strong> los planteamientos <strong>de</strong><br />
Maffesoli, habría que partir <strong>de</strong> nuestros específicos intereses cognitivos<br />
y plantearnos una apropiación <strong>de</strong> las tradiciones que hace retornar el<br />
autor, así como <strong>de</strong> lo específicamente nuevo que introduce en el <strong>de</strong>bate<br />
intelectual contemporáneo. Una clave para hacer este balance es la noción<br />
<strong>de</strong> pastiche teórico, ella misma postmo<strong>de</strong>rna. El “provecho” tiene sentido<br />
para un trabajo <strong>de</strong> reconstrucción <strong>de</strong>l pensamiento crítico a partir <strong>de</strong> un<br />
proyecto <strong>de</strong> ontología social que, a partir <strong>de</strong>l Mundo <strong>de</strong> Vida, admita la<br />
posibilidad <strong>de</strong> una praxis liberadora.<br />
Palabras clave: retorno - socialidad - neotribalismo - aisthesys - ethos -<br />
logos - pathos - agenciamientos colectivos <strong>de</strong> enunciación - i<strong>de</strong>ología -<br />
crítica<br />
<strong>MICHEL</strong> <strong>MAFFESOLI</strong>:<br />
THE POSTMODERNISM AS A RETURN<br />
Translated by Edgar Rodriguez Rojas<br />
Summary<br />
In or<strong>de</strong>r to rnake a beneficial reading of Maffesoli’s expositions, it<br />
would be necessary to start off from our specific cognitive interests and<br />
to raise ourselves an appropriation of the traditions that the author makes<br />
retum, as well as of the specifically new that he introduces in the<br />
contemporary intellectual <strong>de</strong>bate. A key to make this balance is the notion<br />
of theoretical pastíche, postmod~m itself. The «benefit» has sense for a<br />
reconstruction work of the critical thought from an ontology project that,<br />
from the World of Life, admits the possibility of a liberating praxis.<br />
Key words: retum, sociality , neotribalism, aisthesys, ethos, logo, pathos,<br />
collective solicitation of enunciations, i<strong>de</strong>ology , critic.
Jesús Puerta<br />
1.- Una “lectura provechosa” <strong>de</strong> Maffesoli:<br />
Una lectura provechosa como la que aquí se intentará, supone la<br />
tematización <strong>de</strong> nuestros específicos intereses cognitivos y horizontes <strong>de</strong><br />
sentido, que funcionan como disparadores y estímulos <strong>de</strong>l círculo<br />
hermenéutico, así como <strong>de</strong> las apropiaciones y aplicaciones hermenéuticas<br />
que produciremos. Maffesoli como autor nos interesa en lo que, a través<br />
<strong>de</strong> sus rasgos característicos, sus motivos recurrentes, sus lógicas y<br />
retórica, pueda aportar en la configuración <strong>de</strong> un proyecto <strong>de</strong> ontología<br />
social, que posibilite un trabajo <strong>de</strong> reconstrucción <strong>de</strong>l pensamiento crítico<br />
en la actualidad.<br />
Estamos hablando entonces <strong>de</strong> una apropiación y una aplicación,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la tradición hermenéutica, pero también <strong>de</strong> un uso o provecho.<br />
Eco (1992) ha insistido en distinguir con fuerza la interpretación <strong>de</strong>l uso<br />
en el caso <strong>de</strong> la lectura <strong>de</strong> textos narrativos, colocando la cooperación<br />
competente <strong>de</strong>l lector y el respeto a la literalidad como anclas <strong>de</strong> la<br />
legitimidad <strong>de</strong> las interpretaciones. El uso para él es poco menos que<br />
una simple tergiversación, una adaptación <strong>de</strong> los elementos <strong>de</strong> los textos<br />
a los intereses <strong>de</strong> los lectores empíricos. Una distorsión <strong>de</strong> la lectura que<br />
pudiera, en tono polémico, ser justificado por la insistencia <strong>de</strong> los<br />
postestructuralistas (aquí Eco dispara contra el <strong>de</strong>construccionismo) en<br />
la diseminación <strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong> los textos, en la infinitud también <strong>de</strong> los<br />
interpretantes en la semiosis ilimitada. La interpretación es, para Eco,<br />
resultado <strong>de</strong>l establecimiento <strong>de</strong> anclas y límites a esa semiosis ilimitada,<br />
a esa in<strong>de</strong>finida remisión <strong>de</strong> los textos, esa insoportable productividad<br />
semántica. De alguna manera, Eco, con esta posición, asume todas las<br />
reservas contra la inevitable ambigüedad <strong>de</strong>l lenguaje y el relativismo<br />
extremo: la posición <strong>de</strong> los filósofos frente a los sofistas.<br />
Nosotros sí asumimos el uso <strong>de</strong> los textos, porque enten<strong>de</strong>mos que<br />
hay que establecer una relación menos conflictiva con la semiosis ilimitada.<br />
Es algo que el propio Eco reconoce cuando habla <strong>de</strong> una lectura<br />
pretextual que se sirve <strong>de</strong> los textos para producir otros textos <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
perspectivas <strong>de</strong>terminadas. Para <strong>de</strong>cirlo en lenguaje psicoanalítico,<br />
reprimir simplemente la semiosis ilimitada sólo conduce a que retorne en
Michel Maffesoli: El Postmo<strong>de</strong>rnismo como Retorno<br />
forma <strong>de</strong> síntoma neurótico o que estalle en psicosis. En todo caso,<br />
preferimos negociar con ella <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la inter y transtextualidad, que reprimirla<br />
mediante el anclaje <strong>de</strong> la literalidad. Por lo <strong>de</strong>más, esa es la actitud<br />
propiamente hermenéutica: tematizar los “prejuicios”, los preconceptos,<br />
lo ya dado en la existencia, como condición ineludible <strong>de</strong> la interpretación.<br />
Así pues, nuestra lectura <strong>de</strong> Maffesoli busca encontrar elementos,<br />
entimemas, que refuercen, enriquezcan o rediseñen en sentido<br />
constructivo un posible pensamiento crítico orientado hacia la comprensión<br />
<strong>de</strong> Mundos <strong>de</strong> Vida que favorezcan la emancipación. Es <strong>de</strong>cir, la mirada<br />
maffesoliana pudiera hacer plausible buscar la libertad previa a la<br />
liberación (Marcuse, Lanz) en un colectivo. Ya ese colectivo no es una<br />
clase social pre<strong>de</strong>stinada por un meta-relato emancipador y unas<br />
<strong>de</strong>terminaciones estructurales; tampoco es un partido político esclarecido<br />
por una teoría omnicomprensiva, ni un li<strong>de</strong>razgo carismático. Esta<br />
formulación resulta ligera, pues ameritaría una larga elaboración que no<br />
haremos aquí. Tampoco <strong>de</strong>sarrollaremos lo que pudiera ser la ontología<br />
<strong>de</strong> lo social que está allí supuesta. Pero la exteriorización <strong>de</strong> ésta última<br />
tiene que ver con nuestro uso <strong>de</strong> Maffesoli, precisamente.<br />
En el presente trabajo aludiremos a algunas tradiciones que retornan<br />
en la obra <strong>de</strong> Maffesoli, así como a las intuiciones originales, propias, que<br />
incorpora a la reflexión social y que pudiera dar pie a un “nuevo léxico<br />
postmo<strong>de</strong>rno”. A partir <strong>de</strong> allí realizaremos nuestra apropiación y<br />
aplicación. Encontramos que esos “retornos” en la obra <strong>de</strong> Maffesoli<br />
aparecen a la manera <strong>de</strong> “pastiches”, selecciones y combinaciones<br />
<strong>de</strong>scontextualizadas, reelaboradas, no irónicas, sino más bien extrañadas.<br />
Son iteraciones en las cuales los sentidos se hacen fundamentalmente<br />
contextuales, siendo su nuevo contexto construido bajo una coherencia<br />
semántica diferente a la <strong>de</strong> su fuente inicial, las citas neutralizan sus<br />
cohesiones. Es por ello que se mezclan en articulaciones nuevas con los<br />
términos originales que introduce Maffesoli en el <strong>de</strong>bate <strong>de</strong> la ciencia<br />
social.
Jesús Puerta<br />
2.- Cosas que retornan con Maffesoli.<br />
Después <strong>de</strong> leer Elogio <strong>de</strong> la Razón Sensible y El tiempo <strong>de</strong> las<br />
tribus <strong>de</strong> Michel Maffesoli, uno no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> apreciar en sus<br />
propuestas un cierto “sabor” entre romántico e impresionista, con algunos<br />
elementos vitalistas y barrocos. Incluso, en conversaciones sostenidas<br />
con el profesor Alejandro García Malpica en Valencia (29 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong><br />
2004), Maffesoli admitió que se acercaba a las posiciones <strong>de</strong>l barroco.<br />
También entonces rechazó su vínculo con el romanticismo, sobre todo<br />
porque se distanciaba <strong>de</strong>l sujeto trascen<strong>de</strong>ntal mo<strong>de</strong>rno. Aun así, insisto<br />
en que en su obra retornan algunos importantes elementos románticos<br />
dispersos, como citados fuera <strong>de</strong> contexto, a la manera <strong>de</strong> un pastiche<br />
teórico. La razón tal vez se encuentre en que Maffesoli compren<strong>de</strong> al<br />
romanticismo como partícipe <strong>de</strong> un estilo recurrente que ha llamado<br />
barroco, en contraste con lo clásico o Mo<strong>de</strong>rno. En una concepción cíclica<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>venir cultural, Maffesoli habla <strong>de</strong> la oscilación entre estilos estáticos,<br />
<strong>de</strong>limitados, medidos, apolineos, y estilos fluidos, proliferantes,<br />
acumulativos y dionisíacos1 .<br />
Lo romántico en Maffesoli se evi<strong>de</strong>ncia claramente en el fuerte<br />
<strong>de</strong>slin<strong>de</strong> respecto <strong>de</strong>l “racionalismo mo<strong>de</strong>rno”, mediante la alternativa<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>nominado “paradigma estético”, el cual por cierto, tiene poco o<br />
casi nada que ver con el arte ni con juicios estéticos kantianos; sino con<br />
las propieda<strong>de</strong>s aglutinantes, socializantes y asociativas <strong>de</strong>l afecto y el<br />
sentimiento “en grupo”. Lo “estético” aquí saca partido <strong>de</strong> la etimología<br />
griega, para resaltar la “sensibilidad” (aisthesis) o, tal vez mejor dicho, la<br />
“sentimentalidad”. En lo que se refiere a la referencia kuhniana <strong>de</strong>l<br />
“paradigma”, no se entien<strong>de</strong> en <strong>de</strong>finitiva si la <strong>de</strong>l autor francés se trata<br />
<strong>de</strong> la propuesta <strong>de</strong> un nuevo consenso entre los sociólogos, con lo cual el<br />
filo innovador se <strong>de</strong>tiene en las fronteras disciplinarias, o es otra versión<br />
<strong>de</strong>l “pensamiento complejo” que ensaya un relacionamiento entre las<br />
disciplinas sociales o culturales con fundamentos diferentes al lógico<br />
(neopositivismo) o racional (Morin, Bachelard): el fundamento “estético”<br />
1 Esta fue una <strong>de</strong> las premisas <strong>de</strong> su conferencia en Valencia, el 29 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 2004, en el Area <strong>de</strong> Estudios <strong>de</strong><br />
Postgrado <strong>de</strong> la <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> Carabobo.
Michel Maffesoli: El Postmo<strong>de</strong>rnismo como Retorno<br />
(o será mejor <strong>de</strong>cir el afectivo-sentimental). De hecho, Maffesoli llega a<br />
plantear el sentimiento colectivo como “palanca epistemológica”, base<br />
<strong>de</strong>l conocimiento sociológico que preten<strong>de</strong> fundar. En todo caso, Maffesoli<br />
hace sociología cuando resalta que es en los rituales y las costumbres<br />
don<strong>de</strong> se evi<strong>de</strong>ncian esas cualida<strong>de</strong>s aglutinantes <strong>de</strong>l sentimiento y el<br />
afecto.<br />
Aquí se nota un distanciamiento <strong>de</strong>l romanticismo. Para nuestro<br />
autor, lo estético es lo que se siente en grupo, lo que sentimos juntos. La<br />
“complacencia” la tenía el Sujeto Trascen<strong>de</strong>ntal kantiano ante la obra <strong>de</strong><br />
arte o la naturaleza. La “persona” maffesoliana, que es distinta y hasta<br />
opuesta al “sujeto trascen<strong>de</strong>ntal”, tiene su “complacencia” en el hecho<br />
mismo <strong>de</strong> estar juntos, compartiendo las mismas prácticas, las mismas<br />
rutinas o ceremonias. Por lo <strong>de</strong>más la persona, en contraste con el<br />
individuo, es la pura exterioridad: la <strong>de</strong> la moda, la participación en los<br />
espectáculos, la cosmética, el cultivo <strong>de</strong>l propio cuerpo. Todas esas cosas<br />
pasan a tener un “valor exhibitivo” (Benjamin). No es siquiera<br />
trascen<strong>de</strong>ntal esa complacencia, porque es particular, efímera, no<br />
fundamentada en otra cosa, sea “interna” o categorial, que no sea el<br />
momento <strong>de</strong>l contacto, la proxémica, el reconocimiento mutuo en el grupo;<br />
en otras palabras, la i<strong>de</strong>ntificación. O sea, tampoco es universal. En todo<br />
caso, es local, comunitaria, grupal. Por ello, y en contraste con Lipovetsky<br />
tal vez, Maffesoli habla <strong>de</strong> un “narcisismo <strong>de</strong> grupo”.<br />
Uno <strong>de</strong> los aspectos que asemeja el añejo juicio <strong>de</strong> gusto o<br />
complacencia estética kantiana, con el gusto <strong>de</strong> estar juntos<br />
maffesoliana, es el “<strong>de</strong>sinterés”: estar juntos no tiene otro sentido que<br />
estar juntos. La socialidad misma es una “finalidad sin fin”. Es posible<br />
que pueda ser observada en lo que Adorno conceptualizó como la<br />
complacencia <strong>de</strong>l entretenimiento, que para él era la <strong>de</strong>generación <strong>de</strong> la<br />
experiencia artística en el consumo, don<strong>de</strong> el sujeto psicológico se<br />
proyecta en la obra, la rebaja a “su” nivel, la posee en lugar <strong>de</strong> ser<br />
poseido, se emociona en vez <strong>de</strong> ser conmocionado, encuentra todo el<br />
placer que la vida cosificada le ha negado. Para Maffesoli hay una<br />
inversión <strong>de</strong> valores en este punto: el encuentro en el entretenimiento
Jesús Puerta<br />
(incluso o especialmente en el caso <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> comunicación) es<br />
un pretexto para la manifestación <strong>de</strong> la potencia social, <strong>de</strong> esos lazos<br />
fuertes y constitutivos <strong>de</strong> la socialidad empática.<br />
El sentimiento y el afecto en común tienen lugar en una participación<br />
ritual y cotidiana don<strong>de</strong> los individuos se sumergen en una indistinción a<br />
la vez masiva y grupal, directamente social o “sociedal”. Ya no hay<br />
individuos, sino “personas” no centradas, máscaras, actuaciones “para<br />
los otros”, completamente exteriores o extrovertidas hacia el grupo o la<br />
masa, único medio don<strong>de</strong> adquiere su significación. La complacencia no<br />
es <strong>de</strong> cada uno por separado; sino <strong>de</strong> todos con todos los participantes.<br />
El placer está afuera, porque no hay un “a<strong>de</strong>ntro”. El Sujeto trascen<strong>de</strong>ntal<br />
se ha vaciado en los rituales y en las costumbres, en las celebraciones y<br />
los eventos. Así como en la “intencionalidad colectiva” <strong>de</strong> Searle, no hay<br />
un “yo hago...”, sino un “nosotros hacemos...”, en Maffesoli no hay un<br />
“yo siento...”, sino un “nosotros sentimos...” en todo caso afirmado por<br />
cada “persona”; pero <strong>de</strong> una manera igualmente exterior, pragmática<br />
casi, porque no se pue<strong>de</strong>n trasponer los términos <strong>de</strong> un pensador a los<br />
<strong>de</strong>l otro sin costo. No hay ninguna interioridad particular don<strong>de</strong> se conjuga<br />
el verbo en plural en el caso <strong>de</strong> las personas según Maffesoli.<br />
Se trata <strong>de</strong> una experiencia don<strong>de</strong> el entendimiento ha quedado<br />
sustituido por la “empatía” y la imaginación se plasma en un “valor <strong>de</strong><br />
exhibición” (Benjamin) socializado y masificado. Pero tal vez la alusión<br />
a Benjamin sea <strong>de</strong>scaminada: lejos <strong>de</strong> ocasionar la “abolición <strong>de</strong>l aura <strong>de</strong><br />
la obra <strong>de</strong> arte”, el paradigma estético maffesoliano está en construcción<br />
<strong>de</strong> un “aura” colectivo, <strong>de</strong> una resacralización <strong>de</strong> la sensibilidad colectiva.<br />
No otra función cumplen las reiteradas referencias a lo “sagrado social”<br />
<strong>de</strong> Durkheim, esa explicación sociológica <strong>de</strong> la religión como proyección<br />
<strong>de</strong> la sociedad en un universal sagrado, en una Divinidad. Respuesta<br />
sociológica a la alienación religiosa <strong>de</strong> Feuerbach y los jóvenes hegelianos.<br />
Esa atención a lo socio-afectivo está coherentemente relacionado<br />
con la focalización en las agrupaciones locales, las “tribus” urbanas, las<br />
masas (el “vaivén” entre éstas y los pequeños grupos) y la reivindicación
Michel Maffesoli: El Postmo<strong>de</strong>rnismo como Retorno<br />
<strong>de</strong> la noción <strong>de</strong> “pueblo” en clave romántica y anarquista, es <strong>de</strong>cir, relativa<br />
a las comunida<strong>de</strong>s campesinas, al “espíritu” popular. Cuestión ésta última<br />
en la que coinci<strong>de</strong>n Maffesoli con los exponentes <strong>de</strong> los Estudios Culturales<br />
Latinoamericanos: Jesús Martín- Barbero, principalmente.<br />
He hecho algunas alusiones a Kant, <strong>de</strong>jando entrever la ambigua<br />
relación <strong>de</strong> Maffesoli con él, y es pertinente traer a colación la<br />
reelaboración que Josef Früchtl nota en Lyotard acerca <strong>de</strong> ciertos motivos<br />
teóricos que pudiesen conectar a Maffesoli con el filósofo alemán <strong>de</strong> las<br />
tres críticas. Observa Früchtl (en analys-art, 1994, 43-64) que hay una<br />
noción que se continúa en el pensamiento estético <strong>de</strong> Kant, Adorno y<br />
Lyotard (y tal vez Maffesoli, como insinuamos nosotros) que es el <strong>de</strong> la<br />
comunicabilidad sin concepto que sirve <strong>de</strong> fundamento para la<br />
comunicación <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> gusto y la receptividad común en el sentimiento.<br />
En Kant se trata <strong>de</strong> un sentido común que ya no juzga según conceptos,<br />
sino que es un compartir <strong>de</strong> sentimientos, y por eso es “esencialmente<br />
diferente <strong>de</strong>l entedimiento común” (Kant, 1994: 152). Ello es lo que hace<br />
el fundamento <strong>de</strong> la comunicabilidad <strong>de</strong> los juicios <strong>de</strong> gusto. Dice Kant<br />
“el juicio <strong>de</strong> gusto exige a cada cual asentimiento y quien <strong>de</strong>clara a algo<br />
bello quiere que cada uno <strong>de</strong>ba dar su aprobación al objeto allí presente<br />
y llamarlo igualmente bello (...) Se aspira al asentimiento <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong><br />
los otros, porque para ello se tiene un fundamento que es común a todos”<br />
(I<strong>de</strong>m: 151). En Adorno y Lyotard, Früchtl encuentra que esa comunidad<br />
<strong>de</strong> sentimiento no sólo es fundamento <strong>de</strong> la comunicación entre sujetos<br />
<strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> gusto, sino <strong>de</strong> una receptividad (comunicación sujeto-objeto).<br />
Es más “la receptividad exige la pertenencia a una comunidad <strong>de</strong><br />
sentimientos” (Früchtl, 1994: 54); se impone así “el plano <strong>de</strong> la<br />
intersubjetividad en la dimensión <strong>de</strong>l sentimiento”. Para Früchtl, Lyotard<br />
traduce el “sentido común” <strong>de</strong> Kant, en las páginas <strong>de</strong> la Crítica <strong>de</strong> la<br />
facultad <strong>de</strong>l juicio, como “comunidad i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> sentimientos”: una i<strong>de</strong>a<br />
regulativa, un supuesto necesario para explicar otra cosa: la emisión <strong>de</strong>l<br />
juicio <strong>de</strong> gusto. En esta traducción también hay un tono hei<strong>de</strong>ggeriano: el<br />
sensus communis “se piensa junto con el existencial ser-en-el-mundo,<br />
con el encontrarse que se muestra en estados <strong>de</strong> ánimo y afectos” (I<strong>de</strong>m:<br />
55). De modo que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta lectura que tien<strong>de</strong> puentes entre las
Jesús Puerta<br />
concepciones estéticas <strong>de</strong> Kant, Adorno y Lyotard, po<strong>de</strong>mos establecer<br />
una conexión con Maffesoli y su “paradigma estético” que hace basar<br />
en un “sentir juntos” (una comunidad <strong>de</strong> sentimientos) esa potencia social.<br />
En todo caso, la diferencia es que Maffesoli halla ese sensus communis<br />
en su intuición directa <strong>de</strong> las tribus y las masas, es <strong>de</strong>cir, en situaciones<br />
muy situadas espacial y temporalmente. Sociologiza, entonces, una noción<br />
que en filosofía se presenta como un supuesto necesario en la construcción<br />
<strong>de</strong> la especulación.<br />
También tiene sabor romántico esa peculiar lectura <strong>de</strong> Nietzsche<br />
tan distinta a las <strong>de</strong> Hei<strong>de</strong>gger o Vattimo, Foucault o Derrida. Hei<strong>de</strong>gger<br />
y Vattimo leen a Nietszche <strong>de</strong>s<strong>de</strong> “La Voluntad <strong>de</strong> Po<strong>de</strong>r”; por eso su<br />
pensamiento se centra en el asunto <strong>de</strong>l nihilismo europeo u occi<strong>de</strong>ntal en<br />
clave histórico-filosófica. El “pensamiento débil” es la consecuencia <strong>de</strong><br />
una evolución histórica-filosófica que tiene como momento crucial la<br />
“Muerte <strong>de</strong> Dios” o “El olvido <strong>de</strong>l Ser”. El pensamiento se <strong>de</strong>sontologiza,<br />
se disuelve la sustancia y las esencias. Foucault lee el Nietzsche <strong>de</strong><br />
“Más allá <strong>de</strong>l bien y <strong>de</strong>l mal” o la “Genealogìa <strong>de</strong> la moral”; por ello su<br />
focalización en el asunto <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r como campo inestable <strong>de</strong> fuerzas, y<br />
<strong>de</strong> la subjetividad, como producto <strong>de</strong> ese po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> equilibrios inestables<br />
<strong>de</strong> fuerzas. Incluso su visión <strong>de</strong> la ética como arte <strong>de</strong> labrarse a sí mismo<br />
mediante duras disciplinas tiene esas raíces nietzscheanas.<br />
Lo que Maffesoli recupera (y se apropia) <strong>de</strong> Nietzsche es lo que<br />
más lo vincula a la tradición romántica: la “justificación estética <strong>de</strong> la<br />
vida” y la peculiar alegorización arquetípica <strong>de</strong> los “instintos artísticos”<br />
que constituyen el centro <strong>de</strong> la interpretación <strong>de</strong>l filósofo alemán en “El<br />
nacimiento <strong>de</strong> la Tragedia” (la pugna e integración <strong>de</strong> lo Dionisíaco y lo<br />
Apolíneo), y que <strong>de</strong>splazan cualquier elaboración conceptual,<br />
sustituyéndola por una figuración simbólica y poética que, luego, se vincula<br />
a la psicología transpersonal <strong>de</strong> Jung y su apelación a un “inconsciente<br />
colectivo” don<strong>de</strong> los complejos se encarnan en arquetipos cuasi-divinos<br />
y míticos.<br />
Esa lectura diversa <strong>de</strong> Nietzsche da pistas para posibles <strong>de</strong>slin<strong>de</strong>s<br />
entre los nietzscheanos. Para Maffesoli el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> prelación se establece
Michel Maffesoli: El Postmo<strong>de</strong>rnismo como Retorno<br />
partiendo <strong>de</strong> lo estético (aisthesis) para pasar a lo ético (ethos). En<br />
Foucault se percibe un énfasis diferente. Los epistemes son condiciones<br />
y reglas a priori <strong>de</strong> los discursos <strong>de</strong>l saber, impuestos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> específicos<br />
diagramas <strong>de</strong> fuerzas. El conflicto, la guerra, el polemos, tienen la prioridad<br />
lógica a la hora <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r incluso la sensibilidad. En Vattimo y en<br />
Hei<strong>de</strong>gger es evi<strong>de</strong>nte la primacía lógica <strong>de</strong> lo ontológico: el olvido <strong>de</strong>l<br />
Ser, propio <strong>de</strong>l nihilismo, marca incluso a la experiencia estética.<br />
Es plausible una interpretación <strong>de</strong> que el tema nietzscheano <strong>de</strong> la<br />
“Voluntad <strong>de</strong> Po<strong>de</strong>r” reaparece en Maffesoli, pero transmutado en<br />
“potencia”, en fuerza aglutinante <strong>de</strong> las experiencias sensibles <strong>de</strong>l grupo<br />
o <strong>de</strong> la masa, y que constituye la fuerza o energía que se resiste a lo<br />
político y al Po<strong>de</strong>r en general. El nihilismo se manifiestaría igual <strong>de</strong> manera<br />
plausible, en el vaciamiento <strong>de</strong>l “sujeto trascen<strong>de</strong>ntal” en las personas y<br />
la atención a las supersticiones (la astrología, la “Nueva Era”) renovadas,<br />
que el propio Nietzsche celebraba como fenómenos <strong>de</strong> <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia, pero<br />
también <strong>de</strong> liberación e innovación moral. De la “filosofía <strong>de</strong>l martillo”<br />
nietzscheana, con la cual se <strong>de</strong>struyen las bases <strong>de</strong> la metafísica occi<strong>de</strong>ntal<br />
<strong>de</strong> corte platónica o aristotélica, queda solamente esa propensión expositiva<br />
<strong>de</strong> levantar columnas comparativas don<strong>de</strong> se oponen lo mo<strong>de</strong>rno y lo<br />
postmo<strong>de</strong>rno, elemento por elemento, como si cada ladrillo mo<strong>de</strong>rno<br />
<strong>de</strong>biera ser sustituido por otro postmo<strong>de</strong>rno: el organicismo por la<br />
estructura funcional, la “persona” en lugar <strong>de</strong>l individuo, la socialidad por<br />
la sociedad. Ese cuadro <strong>de</strong> oposiciones y sustituciones indica un cambio<br />
semántico importante en la teoría sociológica o en la filosofía <strong>de</strong> lo social.<br />
Se trata <strong>de</strong> un viraje epistemológico, obviamente; pero <strong>de</strong>tengámonos un<br />
poco para ver algunas <strong>de</strong> sus implicaciones. La objetivación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
teoría preten<strong>de</strong> correspon<strong>de</strong>r con una objetivación práctica, social. No<br />
sólo cambian las significaciones o conceptos, han cambiado los referentes.<br />
Maffesoli preten<strong>de</strong> dar cuenta <strong>de</strong> un proceso actual, postmo<strong>de</strong>rno; pero<br />
al ubicarse en una noción cíclica <strong>de</strong>l tiempo, <strong>de</strong> inmediato habría que<br />
compren<strong>de</strong>r ese proceso, no como una evolución, sino como la repetición,<br />
el retorno, <strong>de</strong> unas invariables que, en consecuencia, habría que<br />
compren<strong>de</strong>r como los verda<strong>de</strong>ros objetos, los arquetipos <strong>de</strong> los procesos.
Jesús Puerta<br />
Lo anterior pudiera parecer contradictorio con la insistencia <strong>de</strong> la<br />
epistemología <strong>de</strong> Maffesoli en “ir a las cosas mismas”, que a veces<br />
adquiere tonalida<strong>de</strong>s empiristas y/o fenomenológicas; pero líneas más<br />
tar<strong>de</strong> se advierte el sentido principal <strong>de</strong>l tema, que es nuevamente el<br />
<strong>de</strong>slin<strong>de</strong> respecto <strong>de</strong>l racionalismo que organiza la actividad científica en<br />
general, especialmente la ciencia orientada por el positivismo o el<br />
estructuralismo. Ese énfasis en la “<strong>de</strong>scripción”, también en la “intuición”;<br />
la prioridad <strong>de</strong>l “cómo” sobre el “por qué”, caracterizan fundamentalmente<br />
una actitud contemplativa, reñida <strong>de</strong>claradamente con el “activismo”<br />
mo<strong>de</strong>rno, lo cual, <strong>de</strong> paso, correspon<strong>de</strong> igualmente con una toma <strong>de</strong><br />
distancia respecto <strong>de</strong> la “crítica” mo<strong>de</strong>rna y el sentido mo<strong>de</strong>rno <strong>de</strong>l tiempo<br />
que se halla siempre en tensión hacia el futuro; mientras que la “sensibilidad<br />
postmo<strong>de</strong>rna” maffesoliana estaría instalada en el presente, el “instante<br />
eterno” <strong>de</strong>l hic et nunc; el tiempo también <strong>de</strong> la proxemica, el contacto<br />
inmediato, táctil o corporal que, por sí mismo, tiene po<strong>de</strong>rosos efectos<br />
socializantes o asociativos (en contraste, <strong>de</strong> paso, con las asociaciones<br />
consensuadas, a partir <strong>de</strong> proyectos acordados argumentativamente,<br />
formas sociales que para Maffesoli son irremediablemente “mo<strong>de</strong>rnas”).<br />
Pudiéramos hablar <strong>de</strong> un pensamiento ensayístico, que va más allá<br />
<strong>de</strong>l aspecto propiamente literario, <strong>de</strong> exposición, para penetrar en el<br />
proceso mismo <strong>de</strong> elaboración <strong>de</strong> los conceptos. Lo ensayístico alu<strong>de</strong><br />
también a una manera <strong>de</strong> abordar y plantear problemas, a un método, a<br />
un modo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar la indagación sociológica y exponer los resultados,<br />
diferente y opuesta a los constreñimientos metodológicos y compositivos<br />
<strong>de</strong> la ciencia académica, rememorando una manera <strong>de</strong> acercarse a los<br />
temas propia <strong>de</strong> tiempos pre-disciplinarios, más conectados con un<br />
periodismo literario, pre-noticioso, que animaba la vida diaria <strong>de</strong> lectores<br />
no especializados. También pudiéramos pensar que se propone un nuevo<br />
<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> lo que Morín llamó la Cultura Humanística, que tiene su<br />
apogeo en Francia entre los siglo XVII y XVIII, y entra en una relación<br />
<strong>de</strong> enemistad o por lo menos <strong>de</strong> diferenciación respecto a la Cultura<br />
Científica y la <strong>de</strong> Masas, hallando (nuevamente) en el ensayo su género<br />
más apropiado <strong>de</strong> exposición y expresión.
Michel Maffesoli: El Postmo<strong>de</strong>rnismo como Retorno<br />
Un género este, el ensayo, que tiene a la intuición como alternativa<br />
a la observación metódica, la operacionalización <strong>de</strong> las variables y el<br />
método hipotético-<strong>de</strong>ductivo; y <strong>de</strong>sarrolla amplia y fundamentalmente<br />
sus aspectos literarios, por su atención a los tropos (sobre todo, la metáfora<br />
y los símbolos y arquetipos), más que al rigor lógico y argumentativo. Tal<br />
vez sintamos un tono ya escuchado, un <strong>de</strong>já-vu genérico, la unidad <strong>de</strong>l<br />
concepto, la imagen y la intuición, previa a la operación crítica <strong>de</strong>l<br />
discernimiento (krinein), propia <strong>de</strong> las disciplinas, todo presentado<br />
paradójicamente como la epistemología <strong>de</strong> una disciplina: la sociología<br />
cualitativa y hermenéutica. Paradójicamente porque la epistemología<br />
busca, por <strong>de</strong>finición, justificar o fundamentar una aproximación a la<br />
verdad. En esta propuesta maffesoliana el énfasis está colocado sobre<br />
la aproximación. Es ella la que se preten<strong>de</strong> justificar, más, mucho más<br />
que (o será mejor <strong>de</strong>cir, en lugar <strong>de</strong>) la verdad.<br />
La misma disposición contemplativa, literaria, se nota cuando se<br />
propone un “formismo” que recuerda las reflexiones <strong>de</strong> Ernest Cassirer<br />
acerca <strong>de</strong> las peculiarida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los conceptos <strong>de</strong> las “Ciencias <strong>de</strong>l Espíritu<br />
e Históricas”, especial, y precisamente, los conceptos <strong>de</strong> “forma” y<br />
“estilo” en las consi<strong>de</strong>raciones “científicas” sobre el arte. En aquellas<br />
consi<strong>de</strong>raciones, Cassirer se remonta a la antigua pugna entre las<br />
concepciones <strong>de</strong> totalidad alternativas a las “etiologías” <strong>de</strong> los<br />
presocráticos, el Ser estático y completo frente al <strong>de</strong>venir, conceptos<br />
enemigos que sólo lograron integrarse en el pensamiento <strong>de</strong> Aristóteles,<br />
con su concepto <strong>de</strong> “causa-formal”, la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que las causas se suce<strong>de</strong>n<br />
y enca<strong>de</strong>nan orientadas por una finalidad, una teleología, que<br />
posteriormente fue atacada por el causalismo matemático <strong>de</strong>l pensamiento<br />
analítico mo<strong>de</strong>rno, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Hobbes y Descartes hasta el positivismo.<br />
Causalismo matemático y analítico que a su vez fue contestado al fin por<br />
la resurrección <strong>de</strong> las formas, <strong>de</strong> las totalida<strong>de</strong>s, en el concepto <strong>de</strong> “campo”<br />
en la física, <strong>de</strong> “Gestalt” en psicología, <strong>de</strong> “Tipos I<strong>de</strong>ales” <strong>de</strong> la sociología<br />
comprensiva <strong>de</strong> Weber, <strong>de</strong> “estructura” en la linguística y tal vez <strong>de</strong><br />
“modo <strong>de</strong> producción” y “formación social” en el marxismo.
Jesús Puerta<br />
Pero las “formas” <strong>de</strong>l formismo <strong>de</strong> Maffesoli no son<br />
generalizaciones, ni siquiera conceptos analizables o estructuras lógicas.<br />
Maffesoli tien<strong>de</strong> un puente entre el psicoanálisis junguiano, sobre todo<br />
por su propuesta arquetípica, y la sociología comprensiva <strong>de</strong> Weber,<br />
pasando por la mentalidad colectiva <strong>de</strong> Durkheim, para proponer la<br />
construcción <strong>de</strong> tipos sociales, “formas” que por lo <strong>de</strong>más son muy<br />
“sensibles”, contemplables, y que vienen siendo al final símbolos o<br />
metáforas a partir <strong>de</strong> las cuales se <strong>de</strong>sarrolla un discurso o comentario,<br />
en cuya confección pue<strong>de</strong>n entrar citas <strong>de</strong> heterogéneas discursivida<strong>de</strong>s:<br />
novelas, otros ensayos, comentarios cinematográficos, tratados científicos,<br />
poesías, etc.<br />
Nuevamente el <strong>de</strong>ja-vú <strong>de</strong>l género ensayístico nos sopla en el<br />
oido. ¿No fue formismo, por ejemplo, la recurrencia a las figuras <strong>de</strong> Ariel<br />
y Calibán por parte <strong>de</strong> Enrique Rodó, para explicar la inconmensurabilidad<br />
entre la cultura latinoamericana y la anglosajona? ¿Habrá leido Maffesoli<br />
toda esa tradición <strong>de</strong>l ensayismo latinoamericano <strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l siglo XIX<br />
y principios <strong>de</strong> los XX, lo que nuestra historia literaria llama irónicamente<br />
“mo<strong>de</strong>rnismo”? Tal vez allí se cuela una propuesta <strong>de</strong> interpretación <strong>de</strong><br />
la obra maffesoliana que tiene como otro punto <strong>de</strong> apoyo su referencia a<br />
un “Saber Sur”, alejado <strong>de</strong> los rígidos discernimientos <strong>de</strong> las ciencias en<br />
Europa y Estados Unidos, pensamiento infinitamente más flexible y plástico<br />
por ser precisamente emergencia <strong>de</strong> hibridaciones, mezclas y mutaciones<br />
en la periferia. Tal vez aquí nuevamente sintamos la impresión <strong>de</strong> que el<br />
postmo<strong>de</strong>rnismo nos es <strong>de</strong>masiado cercano; más <strong>de</strong> lo que pudiera<br />
parecer. Esa simultaneidad <strong>de</strong> lo arcaico y lo extremadamente avanzado,<br />
como <strong>de</strong>fine Maffesoli el ambiente postmo<strong>de</strong>rno, es una conjunción con<br />
la cual nos i<strong>de</strong>ntificamos. Y a<strong>de</strong>más, será porque sabemos <strong>de</strong> hace tiempo<br />
que la sentimentalidad es una “palanca epistemológica”, un camino<br />
auténtico <strong>de</strong> conocimiento, que lo empleamos a diario, como legos.<br />
Pero, como ya comentábamos arriba, la objetivación teórica<br />
preten<strong>de</strong> remedar la objetivación <strong>de</strong>l proceso social. La a<strong>de</strong>cuación <strong>de</strong><br />
esta epistemología es su concordancia con una ontología social. Por lo<br />
<strong>de</strong>más, el sociólogo habla sin querer <strong>de</strong> sí mismo al hablar <strong>de</strong> la sociedad.<br />
El pensador, simple encarnación <strong>de</strong> un saber social ya existente, fáctico,
Michel Maffesoli: El Postmo<strong>de</strong>rnismo como Retorno<br />
se contempla al contemplar lo social, y consigue su propia forma: la<br />
función-autor Maffesoli es síntoma <strong>de</strong> una ten<strong>de</strong>ncia social constituida<br />
<strong>de</strong> acuerdo a sus primacías: el paradigma estético: la prelación <strong>de</strong> lo<br />
sensible sobre lo ético y, por consiguiente, <strong>de</strong> lo político. La licuefacción<br />
<strong>de</strong> las i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s en i<strong>de</strong>ntificaciones múltiples, exteriores y cambiantes<br />
<strong>de</strong> personas sin interioridad ni individualidad.<br />
3.- Atisbos <strong>de</strong> una (nueva) ontología social:<br />
La relación entre ontología y teoría <strong>de</strong>l conocimiento (y por<br />
extensión, la epistemología) es compleja porque se inicia con una distinción<br />
tajante <strong>de</strong> sus problemas: el Ser, la existencia y las esencias, por una<br />
parte; el conocimiento, sus garantías, los métodos, el status y las<br />
modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los juicios y los discursos, por el otro. Esta distinción se<br />
basa en una oposición entre ser y conciencia que tiene una larga tradición,<br />
pero que se convirtió en central y <strong>de</strong>finitoria para la versión marxista <strong>de</strong><br />
la dialéctica <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquella formulación clave <strong>de</strong> que “el ser social<br />
<strong>de</strong>termina la conciencia social”, contrastante con la centralidad <strong>de</strong> la<br />
conciencia para el racionalismo cartesiano, el criticismo kantiano y la<br />
fenomenología.<br />
La cuestión central <strong>de</strong> esa problemática relación es el or<strong>de</strong>n<br />
regulatorio entre ambos. La epistemología preten<strong>de</strong> autorizar a la<br />
ontología, y ésta fundamentar a aquélla. He aquí el <strong>de</strong>slin<strong>de</strong> principal,<br />
respecto al cual el marxismo (y toda variante <strong>de</strong> realismo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
platónico, llegando al hegeliano) tomó clara postura: el ser <strong>de</strong>termina<br />
(fundamenta) la conciencia (por tanto, el conocimiento). En otras palabras:<br />
la ontología fundamenta la epistemología.<br />
Lo único que pudiera hacer temblar ese or<strong>de</strong>n prelatorio es la<br />
evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que hay entida<strong>de</strong>s constituidas por la conciencia (o por la<br />
intersubjetividad, o por el imaginario, o por el lenguaje, en su versión<br />
pragmática), empezando, por supuesto, por muchas objetivaciones<br />
sociales: las categorías <strong>de</strong> la economía política, las i<strong>de</strong>as matemáticas,<br />
las realizaciones artísticas, las ceremonias, los “hechos institucionales”<br />
como los <strong>de</strong>signó Searle. Pero se podría superar ese escollo si precisamos
Jesús Puerta<br />
a cuál conciencia nos referimos en el marco <strong>de</strong> la afirmación <strong>de</strong> la primacía<br />
<strong>de</strong>l ser sobre la conciencia (que es ya una afirmación ontológica). Se<br />
trata <strong>de</strong> la conciencia <strong>de</strong>l propio ser; es <strong>de</strong>cir, la autoconciencia, es por<br />
ello que la afirmación primordial ontológica aparece en Marx, en un<br />
contexto, don<strong>de</strong> se intenta <strong>de</strong>sautorizar lo que el sujeto dice <strong>de</strong> sí mismo<br />
porque se halla en el medio <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>ología, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> una falsa<br />
conciencia (conocimiento) <strong>de</strong> sí.<br />
Se trata, entonces, <strong>de</strong> una afirmación igualmente ontológica y<br />
epistemológica. Fundamenta ontológicamente un conocimiento, por la<br />
vía <strong>de</strong> <strong>de</strong>sautorizar un conocimiento específico: la autoconciencia, lo que<br />
el sujeto dice <strong>de</strong> sí. Todo conocimiento <strong>de</strong> sí es sospechoso porque se<br />
encubre el ser social. La cuestión clave se <strong>de</strong>splaza hacia lo ontológico:<br />
¿qué es el ser <strong>de</strong>l ser social? ¿<strong>de</strong> qué manera <strong>de</strong>termina el conocimiento?<br />
Es en este punto don<strong>de</strong> la función-autor Maffesoli adquiere<br />
pertinencia: la entidad <strong>de</strong> lo social, lo existente social, es la Potencia <strong>de</strong><br />
la socialidad empática. Esa primacía ontológica es lo que le otorga una<br />
primacía lógica a lo estético social, <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> lo ético, en la serie explicativa<br />
aisthesis - ethos. En esta <strong>de</strong>finición, la concepción <strong>de</strong>l tiempo cíclico<br />
respon<strong>de</strong> la pregunta por el ser <strong>de</strong>l ente: lo que se reitera, lo que retorna,<br />
es lo constante, el Ser mismo, pero en forma fluida, en forma procesual.<br />
Lo social es una entidad que trascien<strong>de</strong>, atraviesa y hasta disuelve a los<br />
individuos en la corriente misma <strong>de</strong> la socialidad: quedan expuestos y<br />
constituidos en la exterioridad <strong>de</strong>l reconocimiento colectivo <strong>de</strong> las<br />
personas, <strong>de</strong> los rituales cotidianos, los lugares y prácticas masivas<br />
i<strong>de</strong>ntificatorias, en la entidad <strong>de</strong> las tribus y las masas. Lo social,<br />
como en el tan citado Durkheim, se proyecta y adquiere entidad sagrada.<br />
Los lazos sociales son inmediatamente religiosos; lo social es un tejido <strong>de</strong><br />
“religancias”. Queda excluida cualquier forma <strong>de</strong> individualismo<br />
metodológico. Hay una entidad social exterior a los individuos, porque<br />
éstos propiamente no existen, sino que son <strong>de</strong>rivaciones <strong>de</strong> las<br />
i<strong>de</strong>ntificaciones.<br />
En esta ontología social queda <strong>de</strong>splazado el logos , quedando como<br />
instancia <strong>de</strong>rivada, en todo caso, <strong>de</strong>l ethos que, <strong>de</strong> paso, no <strong>de</strong>signa un
Michel Maffesoli: El Postmo<strong>de</strong>rnismo como Retorno<br />
carácter o un modo <strong>de</strong> ser principalmente, sino la argamasa que mantiene<br />
juntas las piedras en la construcción y que, a su vez, <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> la aisthesis<br />
colectiva. El ethos no es ente, es relación. El logos (el pensamiento, la<br />
razón, el discurso en fin) es también sensibilidad, pero ya congelada,<br />
apaciguada, controlada, mediada a<strong>de</strong>más por el imaginario que le brinda<br />
la integración a través <strong>de</strong> la imagen <strong>de</strong> su (aparente) completud. Se<br />
completa aquí una ternaridad: sensibilidad, imaginario y simbolismo, que<br />
muy bien pue<strong>de</strong> confrontarse con la semiótica ternaria <strong>de</strong> Pierce, las<br />
propuestas lacanianas y las concepciones <strong>de</strong> Castoriadis. Esto no lo<br />
haremos aquí, pero queda como tarea teórica importante.<br />
En todo caso, el paradigma estético <strong>de</strong> Maffesoli ofrece una<br />
alternativa a las <strong>de</strong>terminaciones estructurales, los meta-relatos <strong>de</strong> las<br />
teorías esclarecidas e incluso a las diversas formas <strong>de</strong> la autoridad, que<br />
pudieran fungir en la teoría social, como constitutivas o formadoras <strong>de</strong><br />
colectivos. Es una alternativa a la serie explicativa que dice posición<br />
estructural - intereses objetivos - conciencia - teoría - partido - estado<br />
(Marx, Lenin). Igualmente, a la serie oferta y <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> opinión -<br />
consumo y apropiación <strong>de</strong> la opinión - distinción social - capital simbólico<br />
y lingüístico- ethos - logos - agrupamiento político (Bourdieu). También<br />
la prelación <strong>de</strong>l representado al representante, incluso la inversa que se<br />
propone por la vía <strong>de</strong> la construcción <strong>de</strong> lo universal por la vía <strong>de</strong> las<br />
equivalencias <strong>de</strong> las particularida<strong>de</strong>s (Laclau, Mouffe).<br />
Los colectivos que hablan con Maffesoli no son clases sociales, ni<br />
sujetos históricos ni movimientos políticos. Son la expresión <strong>de</strong> una potencia<br />
que resiste incluso al Po<strong>de</strong>r instituido. Y que eventualmente pue<strong>de</strong> llegar<br />
a conformar nuevos eventos sociales fundamentales. Se trata <strong>de</strong>l esbozo<br />
<strong>de</strong> una nueva ontología social.<br />
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FRÚCHTL, Josef (1994) “De la comunicabilidad <strong>de</strong> lo no comunicable.<br />
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Jesús Puerta<br />
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Oyarzún. Monte Avila Editores. Caracas. Venezuela.<br />
<strong>MAFFESOLI</strong>, Michel (1990) El tiempo <strong>de</strong> las tribus. Icaria. Barcelona.<br />
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————————————— (1997) Elogio <strong>de</strong> la razón sensible.<br />
Una visión intuitiva <strong>de</strong>l mundo contemporáneo. Paidós editorial. Buenos<br />
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las sociedad contemporáneas” en ARDITI, Benjamín (compilador) (2000)<br />
El reverso <strong>de</strong> la diferencia. I<strong>de</strong>ntidad y política. Colección Nubes y<br />
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