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No. 23, Año XII, Vol. XII, Julio Diciembre 2004<br />

<strong>MICHEL</strong> <strong>MAFFESOLI</strong>:<br />

EL POSTMODERNISMO COMO RETORNO<br />

Jesús Puerta<br />

Resumen<br />

Para realizar una lectura provechosa <strong>de</strong> los planteamientos <strong>de</strong><br />

Maffesoli, habría que partir <strong>de</strong> nuestros específicos intereses cognitivos<br />

y plantearnos una apropiación <strong>de</strong> las tradiciones que hace retornar el<br />

autor, así como <strong>de</strong> lo específicamente nuevo que introduce en el <strong>de</strong>bate<br />

intelectual contemporáneo. Una clave para hacer este balance es la noción<br />

<strong>de</strong> pastiche teórico, ella misma postmo<strong>de</strong>rna. El “provecho” tiene sentido<br />

para un trabajo <strong>de</strong> reconstrucción <strong>de</strong>l pensamiento crítico a partir <strong>de</strong> un<br />

proyecto <strong>de</strong> ontología social que, a partir <strong>de</strong>l Mundo <strong>de</strong> Vida, admita la<br />

posibilidad <strong>de</strong> una praxis liberadora.<br />

Palabras clave: retorno - socialidad - neotribalismo - aisthesys - ethos -<br />

logos - pathos - agenciamientos colectivos <strong>de</strong> enunciación - i<strong>de</strong>ología -<br />

crítica<br />

<strong>MICHEL</strong> <strong>MAFFESOLI</strong>:<br />

THE POSTMODERNISM AS A RETURN<br />

Translated by Edgar Rodriguez Rojas<br />

Summary<br />

In or<strong>de</strong>r to rnake a beneficial reading of Maffesoli’s expositions, it<br />

would be necessary to start off from our specific cognitive interests and<br />

to raise ourselves an appropriation of the traditions that the author makes<br />

retum, as well as of the specifically new that he introduces in the<br />

contemporary intellectual <strong>de</strong>bate. A key to make this balance is the notion<br />

of theoretical pastíche, postmod~m itself. The «benefit» has sense for a<br />

reconstruction work of the critical thought from an ontology project that,<br />

from the World of Life, admits the possibility of a liberating praxis.<br />

Key words: retum, sociality , neotribalism, aisthesys, ethos, logo, pathos,<br />

collective solicitation of enunciations, i<strong>de</strong>ology , critic.


Jesús Puerta<br />

1.- Una “lectura provechosa” <strong>de</strong> Maffesoli:<br />

Una lectura provechosa como la que aquí se intentará, supone la<br />

tematización <strong>de</strong> nuestros específicos intereses cognitivos y horizontes <strong>de</strong><br />

sentido, que funcionan como disparadores y estímulos <strong>de</strong>l círculo<br />

hermenéutico, así como <strong>de</strong> las apropiaciones y aplicaciones hermenéuticas<br />

que produciremos. Maffesoli como autor nos interesa en lo que, a través<br />

<strong>de</strong> sus rasgos característicos, sus motivos recurrentes, sus lógicas y<br />

retórica, pueda aportar en la configuración <strong>de</strong> un proyecto <strong>de</strong> ontología<br />

social, que posibilite un trabajo <strong>de</strong> reconstrucción <strong>de</strong>l pensamiento crítico<br />

en la actualidad.<br />

Estamos hablando entonces <strong>de</strong> una apropiación y una aplicación,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la tradición hermenéutica, pero también <strong>de</strong> un uso o provecho.<br />

Eco (1992) ha insistido en distinguir con fuerza la interpretación <strong>de</strong>l uso<br />

en el caso <strong>de</strong> la lectura <strong>de</strong> textos narrativos, colocando la cooperación<br />

competente <strong>de</strong>l lector y el respeto a la literalidad como anclas <strong>de</strong> la<br />

legitimidad <strong>de</strong> las interpretaciones. El uso para él es poco menos que<br />

una simple tergiversación, una adaptación <strong>de</strong> los elementos <strong>de</strong> los textos<br />

a los intereses <strong>de</strong> los lectores empíricos. Una distorsión <strong>de</strong> la lectura que<br />

pudiera, en tono polémico, ser justificado por la insistencia <strong>de</strong> los<br />

postestructuralistas (aquí Eco dispara contra el <strong>de</strong>construccionismo) en<br />

la diseminación <strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong> los textos, en la infinitud también <strong>de</strong> los<br />

interpretantes en la semiosis ilimitada. La interpretación es, para Eco,<br />

resultado <strong>de</strong>l establecimiento <strong>de</strong> anclas y límites a esa semiosis ilimitada,<br />

a esa in<strong>de</strong>finida remisión <strong>de</strong> los textos, esa insoportable productividad<br />

semántica. De alguna manera, Eco, con esta posición, asume todas las<br />

reservas contra la inevitable ambigüedad <strong>de</strong>l lenguaje y el relativismo<br />

extremo: la posición <strong>de</strong> los filósofos frente a los sofistas.<br />

Nosotros sí asumimos el uso <strong>de</strong> los textos, porque enten<strong>de</strong>mos que<br />

hay que establecer una relación menos conflictiva con la semiosis ilimitada.<br />

Es algo que el propio Eco reconoce cuando habla <strong>de</strong> una lectura<br />

pretextual que se sirve <strong>de</strong> los textos para producir otros textos <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

perspectivas <strong>de</strong>terminadas. Para <strong>de</strong>cirlo en lenguaje psicoanalítico,<br />

reprimir simplemente la semiosis ilimitada sólo conduce a que retorne en


Michel Maffesoli: El Postmo<strong>de</strong>rnismo como Retorno<br />

forma <strong>de</strong> síntoma neurótico o que estalle en psicosis. En todo caso,<br />

preferimos negociar con ella <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la inter y transtextualidad, que reprimirla<br />

mediante el anclaje <strong>de</strong> la literalidad. Por lo <strong>de</strong>más, esa es la actitud<br />

propiamente hermenéutica: tematizar los “prejuicios”, los preconceptos,<br />

lo ya dado en la existencia, como condición ineludible <strong>de</strong> la interpretación.<br />

Así pues, nuestra lectura <strong>de</strong> Maffesoli busca encontrar elementos,<br />

entimemas, que refuercen, enriquezcan o rediseñen en sentido<br />

constructivo un posible pensamiento crítico orientado hacia la comprensión<br />

<strong>de</strong> Mundos <strong>de</strong> Vida que favorezcan la emancipación. Es <strong>de</strong>cir, la mirada<br />

maffesoliana pudiera hacer plausible buscar la libertad previa a la<br />

liberación (Marcuse, Lanz) en un colectivo. Ya ese colectivo no es una<br />

clase social pre<strong>de</strong>stinada por un meta-relato emancipador y unas<br />

<strong>de</strong>terminaciones estructurales; tampoco es un partido político esclarecido<br />

por una teoría omnicomprensiva, ni un li<strong>de</strong>razgo carismático. Esta<br />

formulación resulta ligera, pues ameritaría una larga elaboración que no<br />

haremos aquí. Tampoco <strong>de</strong>sarrollaremos lo que pudiera ser la ontología<br />

<strong>de</strong> lo social que está allí supuesta. Pero la exteriorización <strong>de</strong> ésta última<br />

tiene que ver con nuestro uso <strong>de</strong> Maffesoli, precisamente.<br />

En el presente trabajo aludiremos a algunas tradiciones que retornan<br />

en la obra <strong>de</strong> Maffesoli, así como a las intuiciones originales, propias, que<br />

incorpora a la reflexión social y que pudiera dar pie a un “nuevo léxico<br />

postmo<strong>de</strong>rno”. A partir <strong>de</strong> allí realizaremos nuestra apropiación y<br />

aplicación. Encontramos que esos “retornos” en la obra <strong>de</strong> Maffesoli<br />

aparecen a la manera <strong>de</strong> “pastiches”, selecciones y combinaciones<br />

<strong>de</strong>scontextualizadas, reelaboradas, no irónicas, sino más bien extrañadas.<br />

Son iteraciones en las cuales los sentidos se hacen fundamentalmente<br />

contextuales, siendo su nuevo contexto construido bajo una coherencia<br />

semántica diferente a la <strong>de</strong> su fuente inicial, las citas neutralizan sus<br />

cohesiones. Es por ello que se mezclan en articulaciones nuevas con los<br />

términos originales que introduce Maffesoli en el <strong>de</strong>bate <strong>de</strong> la ciencia<br />

social.


Jesús Puerta<br />

2.- Cosas que retornan con Maffesoli.<br />

Después <strong>de</strong> leer Elogio <strong>de</strong> la Razón Sensible y El tiempo <strong>de</strong> las<br />

tribus <strong>de</strong> Michel Maffesoli, uno no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> apreciar en sus<br />

propuestas un cierto “sabor” entre romántico e impresionista, con algunos<br />

elementos vitalistas y barrocos. Incluso, en conversaciones sostenidas<br />

con el profesor Alejandro García Malpica en Valencia (29 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong><br />

2004), Maffesoli admitió que se acercaba a las posiciones <strong>de</strong>l barroco.<br />

También entonces rechazó su vínculo con el romanticismo, sobre todo<br />

porque se distanciaba <strong>de</strong>l sujeto trascen<strong>de</strong>ntal mo<strong>de</strong>rno. Aun así, insisto<br />

en que en su obra retornan algunos importantes elementos románticos<br />

dispersos, como citados fuera <strong>de</strong> contexto, a la manera <strong>de</strong> un pastiche<br />

teórico. La razón tal vez se encuentre en que Maffesoli compren<strong>de</strong> al<br />

romanticismo como partícipe <strong>de</strong> un estilo recurrente que ha llamado<br />

barroco, en contraste con lo clásico o Mo<strong>de</strong>rno. En una concepción cíclica<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>venir cultural, Maffesoli habla <strong>de</strong> la oscilación entre estilos estáticos,<br />

<strong>de</strong>limitados, medidos, apolineos, y estilos fluidos, proliferantes,<br />

acumulativos y dionisíacos1 .<br />

Lo romántico en Maffesoli se evi<strong>de</strong>ncia claramente en el fuerte<br />

<strong>de</strong>slin<strong>de</strong> respecto <strong>de</strong>l “racionalismo mo<strong>de</strong>rno”, mediante la alternativa<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>nominado “paradigma estético”, el cual por cierto, tiene poco o<br />

casi nada que ver con el arte ni con juicios estéticos kantianos; sino con<br />

las propieda<strong>de</strong>s aglutinantes, socializantes y asociativas <strong>de</strong>l afecto y el<br />

sentimiento “en grupo”. Lo “estético” aquí saca partido <strong>de</strong> la etimología<br />

griega, para resaltar la “sensibilidad” (aisthesis) o, tal vez mejor dicho, la<br />

“sentimentalidad”. En lo que se refiere a la referencia kuhniana <strong>de</strong>l<br />

“paradigma”, no se entien<strong>de</strong> en <strong>de</strong>finitiva si la <strong>de</strong>l autor francés se trata<br />

<strong>de</strong> la propuesta <strong>de</strong> un nuevo consenso entre los sociólogos, con lo cual el<br />

filo innovador se <strong>de</strong>tiene en las fronteras disciplinarias, o es otra versión<br />

<strong>de</strong>l “pensamiento complejo” que ensaya un relacionamiento entre las<br />

disciplinas sociales o culturales con fundamentos diferentes al lógico<br />

(neopositivismo) o racional (Morin, Bachelard): el fundamento “estético”<br />

1 Esta fue una <strong>de</strong> las premisas <strong>de</strong> su conferencia en Valencia, el 29 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 2004, en el Area <strong>de</strong> Estudios <strong>de</strong><br />

Postgrado <strong>de</strong> la <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> Carabobo.


Michel Maffesoli: El Postmo<strong>de</strong>rnismo como Retorno<br />

(o será mejor <strong>de</strong>cir el afectivo-sentimental). De hecho, Maffesoli llega a<br />

plantear el sentimiento colectivo como “palanca epistemológica”, base<br />

<strong>de</strong>l conocimiento sociológico que preten<strong>de</strong> fundar. En todo caso, Maffesoli<br />

hace sociología cuando resalta que es en los rituales y las costumbres<br />

don<strong>de</strong> se evi<strong>de</strong>ncian esas cualida<strong>de</strong>s aglutinantes <strong>de</strong>l sentimiento y el<br />

afecto.<br />

Aquí se nota un distanciamiento <strong>de</strong>l romanticismo. Para nuestro<br />

autor, lo estético es lo que se siente en grupo, lo que sentimos juntos. La<br />

“complacencia” la tenía el Sujeto Trascen<strong>de</strong>ntal kantiano ante la obra <strong>de</strong><br />

arte o la naturaleza. La “persona” maffesoliana, que es distinta y hasta<br />

opuesta al “sujeto trascen<strong>de</strong>ntal”, tiene su “complacencia” en el hecho<br />

mismo <strong>de</strong> estar juntos, compartiendo las mismas prácticas, las mismas<br />

rutinas o ceremonias. Por lo <strong>de</strong>más la persona, en contraste con el<br />

individuo, es la pura exterioridad: la <strong>de</strong> la moda, la participación en los<br />

espectáculos, la cosmética, el cultivo <strong>de</strong>l propio cuerpo. Todas esas cosas<br />

pasan a tener un “valor exhibitivo” (Benjamin). No es siquiera<br />

trascen<strong>de</strong>ntal esa complacencia, porque es particular, efímera, no<br />

fundamentada en otra cosa, sea “interna” o categorial, que no sea el<br />

momento <strong>de</strong>l contacto, la proxémica, el reconocimiento mutuo en el grupo;<br />

en otras palabras, la i<strong>de</strong>ntificación. O sea, tampoco es universal. En todo<br />

caso, es local, comunitaria, grupal. Por ello, y en contraste con Lipovetsky<br />

tal vez, Maffesoli habla <strong>de</strong> un “narcisismo <strong>de</strong> grupo”.<br />

Uno <strong>de</strong> los aspectos que asemeja el añejo juicio <strong>de</strong> gusto o<br />

complacencia estética kantiana, con el gusto <strong>de</strong> estar juntos<br />

maffesoliana, es el “<strong>de</strong>sinterés”: estar juntos no tiene otro sentido que<br />

estar juntos. La socialidad misma es una “finalidad sin fin”. Es posible<br />

que pueda ser observada en lo que Adorno conceptualizó como la<br />

complacencia <strong>de</strong>l entretenimiento, que para él era la <strong>de</strong>generación <strong>de</strong> la<br />

experiencia artística en el consumo, don<strong>de</strong> el sujeto psicológico se<br />

proyecta en la obra, la rebaja a “su” nivel, la posee en lugar <strong>de</strong> ser<br />

poseido, se emociona en vez <strong>de</strong> ser conmocionado, encuentra todo el<br />

placer que la vida cosificada le ha negado. Para Maffesoli hay una<br />

inversión <strong>de</strong> valores en este punto: el encuentro en el entretenimiento


Jesús Puerta<br />

(incluso o especialmente en el caso <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> comunicación) es<br />

un pretexto para la manifestación <strong>de</strong> la potencia social, <strong>de</strong> esos lazos<br />

fuertes y constitutivos <strong>de</strong> la socialidad empática.<br />

El sentimiento y el afecto en común tienen lugar en una participación<br />

ritual y cotidiana don<strong>de</strong> los individuos se sumergen en una indistinción a<br />

la vez masiva y grupal, directamente social o “sociedal”. Ya no hay<br />

individuos, sino “personas” no centradas, máscaras, actuaciones “para<br />

los otros”, completamente exteriores o extrovertidas hacia el grupo o la<br />

masa, único medio don<strong>de</strong> adquiere su significación. La complacencia no<br />

es <strong>de</strong> cada uno por separado; sino <strong>de</strong> todos con todos los participantes.<br />

El placer está afuera, porque no hay un “a<strong>de</strong>ntro”. El Sujeto trascen<strong>de</strong>ntal<br />

se ha vaciado en los rituales y en las costumbres, en las celebraciones y<br />

los eventos. Así como en la “intencionalidad colectiva” <strong>de</strong> Searle, no hay<br />

un “yo hago...”, sino un “nosotros hacemos...”, en Maffesoli no hay un<br />

“yo siento...”, sino un “nosotros sentimos...” en todo caso afirmado por<br />

cada “persona”; pero <strong>de</strong> una manera igualmente exterior, pragmática<br />

casi, porque no se pue<strong>de</strong>n trasponer los términos <strong>de</strong> un pensador a los<br />

<strong>de</strong>l otro sin costo. No hay ninguna interioridad particular don<strong>de</strong> se conjuga<br />

el verbo en plural en el caso <strong>de</strong> las personas según Maffesoli.<br />

Se trata <strong>de</strong> una experiencia don<strong>de</strong> el entendimiento ha quedado<br />

sustituido por la “empatía” y la imaginación se plasma en un “valor <strong>de</strong><br />

exhibición” (Benjamin) socializado y masificado. Pero tal vez la alusión<br />

a Benjamin sea <strong>de</strong>scaminada: lejos <strong>de</strong> ocasionar la “abolición <strong>de</strong>l aura <strong>de</strong><br />

la obra <strong>de</strong> arte”, el paradigma estético maffesoliano está en construcción<br />

<strong>de</strong> un “aura” colectivo, <strong>de</strong> una resacralización <strong>de</strong> la sensibilidad colectiva.<br />

No otra función cumplen las reiteradas referencias a lo “sagrado social”<br />

<strong>de</strong> Durkheim, esa explicación sociológica <strong>de</strong> la religión como proyección<br />

<strong>de</strong> la sociedad en un universal sagrado, en una Divinidad. Respuesta<br />

sociológica a la alienación religiosa <strong>de</strong> Feuerbach y los jóvenes hegelianos.<br />

Esa atención a lo socio-afectivo está coherentemente relacionado<br />

con la focalización en las agrupaciones locales, las “tribus” urbanas, las<br />

masas (el “vaivén” entre éstas y los pequeños grupos) y la reivindicación


Michel Maffesoli: El Postmo<strong>de</strong>rnismo como Retorno<br />

<strong>de</strong> la noción <strong>de</strong> “pueblo” en clave romántica y anarquista, es <strong>de</strong>cir, relativa<br />

a las comunida<strong>de</strong>s campesinas, al “espíritu” popular. Cuestión ésta última<br />

en la que coinci<strong>de</strong>n Maffesoli con los exponentes <strong>de</strong> los Estudios Culturales<br />

Latinoamericanos: Jesús Martín- Barbero, principalmente.<br />

He hecho algunas alusiones a Kant, <strong>de</strong>jando entrever la ambigua<br />

relación <strong>de</strong> Maffesoli con él, y es pertinente traer a colación la<br />

reelaboración que Josef Früchtl nota en Lyotard acerca <strong>de</strong> ciertos motivos<br />

teóricos que pudiesen conectar a Maffesoli con el filósofo alemán <strong>de</strong> las<br />

tres críticas. Observa Früchtl (en analys-art, 1994, 43-64) que hay una<br />

noción que se continúa en el pensamiento estético <strong>de</strong> Kant, Adorno y<br />

Lyotard (y tal vez Maffesoli, como insinuamos nosotros) que es el <strong>de</strong> la<br />

comunicabilidad sin concepto que sirve <strong>de</strong> fundamento para la<br />

comunicación <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> gusto y la receptividad común en el sentimiento.<br />

En Kant se trata <strong>de</strong> un sentido común que ya no juzga según conceptos,<br />

sino que es un compartir <strong>de</strong> sentimientos, y por eso es “esencialmente<br />

diferente <strong>de</strong>l entedimiento común” (Kant, 1994: 152). Ello es lo que hace<br />

el fundamento <strong>de</strong> la comunicabilidad <strong>de</strong> los juicios <strong>de</strong> gusto. Dice Kant<br />

“el juicio <strong>de</strong> gusto exige a cada cual asentimiento y quien <strong>de</strong>clara a algo<br />

bello quiere que cada uno <strong>de</strong>ba dar su aprobación al objeto allí presente<br />

y llamarlo igualmente bello (...) Se aspira al asentimiento <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong><br />

los otros, porque para ello se tiene un fundamento que es común a todos”<br />

(I<strong>de</strong>m: 151). En Adorno y Lyotard, Früchtl encuentra que esa comunidad<br />

<strong>de</strong> sentimiento no sólo es fundamento <strong>de</strong> la comunicación entre sujetos<br />

<strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> gusto, sino <strong>de</strong> una receptividad (comunicación sujeto-objeto).<br />

Es más “la receptividad exige la pertenencia a una comunidad <strong>de</strong><br />

sentimientos” (Früchtl, 1994: 54); se impone así “el plano <strong>de</strong> la<br />

intersubjetividad en la dimensión <strong>de</strong>l sentimiento”. Para Früchtl, Lyotard<br />

traduce el “sentido común” <strong>de</strong> Kant, en las páginas <strong>de</strong> la Crítica <strong>de</strong> la<br />

facultad <strong>de</strong>l juicio, como “comunidad i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> sentimientos”: una i<strong>de</strong>a<br />

regulativa, un supuesto necesario para explicar otra cosa: la emisión <strong>de</strong>l<br />

juicio <strong>de</strong> gusto. En esta traducción también hay un tono hei<strong>de</strong>ggeriano: el<br />

sensus communis “se piensa junto con el existencial ser-en-el-mundo,<br />

con el encontrarse que se muestra en estados <strong>de</strong> ánimo y afectos” (I<strong>de</strong>m:<br />

55). De modo que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta lectura que tien<strong>de</strong> puentes entre las


Jesús Puerta<br />

concepciones estéticas <strong>de</strong> Kant, Adorno y Lyotard, po<strong>de</strong>mos establecer<br />

una conexión con Maffesoli y su “paradigma estético” que hace basar<br />

en un “sentir juntos” (una comunidad <strong>de</strong> sentimientos) esa potencia social.<br />

En todo caso, la diferencia es que Maffesoli halla ese sensus communis<br />

en su intuición directa <strong>de</strong> las tribus y las masas, es <strong>de</strong>cir, en situaciones<br />

muy situadas espacial y temporalmente. Sociologiza, entonces, una noción<br />

que en filosofía se presenta como un supuesto necesario en la construcción<br />

<strong>de</strong> la especulación.<br />

También tiene sabor romántico esa peculiar lectura <strong>de</strong> Nietzsche<br />

tan distinta a las <strong>de</strong> Hei<strong>de</strong>gger o Vattimo, Foucault o Derrida. Hei<strong>de</strong>gger<br />

y Vattimo leen a Nietszche <strong>de</strong>s<strong>de</strong> “La Voluntad <strong>de</strong> Po<strong>de</strong>r”; por eso su<br />

pensamiento se centra en el asunto <strong>de</strong>l nihilismo europeo u occi<strong>de</strong>ntal en<br />

clave histórico-filosófica. El “pensamiento débil” es la consecuencia <strong>de</strong><br />

una evolución histórica-filosófica que tiene como momento crucial la<br />

“Muerte <strong>de</strong> Dios” o “El olvido <strong>de</strong>l Ser”. El pensamiento se <strong>de</strong>sontologiza,<br />

se disuelve la sustancia y las esencias. Foucault lee el Nietzsche <strong>de</strong><br />

“Más allá <strong>de</strong>l bien y <strong>de</strong>l mal” o la “Genealogìa <strong>de</strong> la moral”; por ello su<br />

focalización en el asunto <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r como campo inestable <strong>de</strong> fuerzas, y<br />

<strong>de</strong> la subjetividad, como producto <strong>de</strong> ese po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> equilibrios inestables<br />

<strong>de</strong> fuerzas. Incluso su visión <strong>de</strong> la ética como arte <strong>de</strong> labrarse a sí mismo<br />

mediante duras disciplinas tiene esas raíces nietzscheanas.<br />

Lo que Maffesoli recupera (y se apropia) <strong>de</strong> Nietzsche es lo que<br />

más lo vincula a la tradición romántica: la “justificación estética <strong>de</strong> la<br />

vida” y la peculiar alegorización arquetípica <strong>de</strong> los “instintos artísticos”<br />

que constituyen el centro <strong>de</strong> la interpretación <strong>de</strong>l filósofo alemán en “El<br />

nacimiento <strong>de</strong> la Tragedia” (la pugna e integración <strong>de</strong> lo Dionisíaco y lo<br />

Apolíneo), y que <strong>de</strong>splazan cualquier elaboración conceptual,<br />

sustituyéndola por una figuración simbólica y poética que, luego, se vincula<br />

a la psicología transpersonal <strong>de</strong> Jung y su apelación a un “inconsciente<br />

colectivo” don<strong>de</strong> los complejos se encarnan en arquetipos cuasi-divinos<br />

y míticos.<br />

Esa lectura diversa <strong>de</strong> Nietzsche da pistas para posibles <strong>de</strong>slin<strong>de</strong>s<br />

entre los nietzscheanos. Para Maffesoli el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> prelación se establece


Michel Maffesoli: El Postmo<strong>de</strong>rnismo como Retorno<br />

partiendo <strong>de</strong> lo estético (aisthesis) para pasar a lo ético (ethos). En<br />

Foucault se percibe un énfasis diferente. Los epistemes son condiciones<br />

y reglas a priori <strong>de</strong> los discursos <strong>de</strong>l saber, impuestos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> específicos<br />

diagramas <strong>de</strong> fuerzas. El conflicto, la guerra, el polemos, tienen la prioridad<br />

lógica a la hora <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r incluso la sensibilidad. En Vattimo y en<br />

Hei<strong>de</strong>gger es evi<strong>de</strong>nte la primacía lógica <strong>de</strong> lo ontológico: el olvido <strong>de</strong>l<br />

Ser, propio <strong>de</strong>l nihilismo, marca incluso a la experiencia estética.<br />

Es plausible una interpretación <strong>de</strong> que el tema nietzscheano <strong>de</strong> la<br />

“Voluntad <strong>de</strong> Po<strong>de</strong>r” reaparece en Maffesoli, pero transmutado en<br />

“potencia”, en fuerza aglutinante <strong>de</strong> las experiencias sensibles <strong>de</strong>l grupo<br />

o <strong>de</strong> la masa, y que constituye la fuerza o energía que se resiste a lo<br />

político y al Po<strong>de</strong>r en general. El nihilismo se manifiestaría igual <strong>de</strong> manera<br />

plausible, en el vaciamiento <strong>de</strong>l “sujeto trascen<strong>de</strong>ntal” en las personas y<br />

la atención a las supersticiones (la astrología, la “Nueva Era”) renovadas,<br />

que el propio Nietzsche celebraba como fenómenos <strong>de</strong> <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia, pero<br />

también <strong>de</strong> liberación e innovación moral. De la “filosofía <strong>de</strong>l martillo”<br />

nietzscheana, con la cual se <strong>de</strong>struyen las bases <strong>de</strong> la metafísica occi<strong>de</strong>ntal<br />

<strong>de</strong> corte platónica o aristotélica, queda solamente esa propensión expositiva<br />

<strong>de</strong> levantar columnas comparativas don<strong>de</strong> se oponen lo mo<strong>de</strong>rno y lo<br />

postmo<strong>de</strong>rno, elemento por elemento, como si cada ladrillo mo<strong>de</strong>rno<br />

<strong>de</strong>biera ser sustituido por otro postmo<strong>de</strong>rno: el organicismo por la<br />

estructura funcional, la “persona” en lugar <strong>de</strong>l individuo, la socialidad por<br />

la sociedad. Ese cuadro <strong>de</strong> oposiciones y sustituciones indica un cambio<br />

semántico importante en la teoría sociológica o en la filosofía <strong>de</strong> lo social.<br />

Se trata <strong>de</strong> un viraje epistemológico, obviamente; pero <strong>de</strong>tengámonos un<br />

poco para ver algunas <strong>de</strong> sus implicaciones. La objetivación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

teoría preten<strong>de</strong> correspon<strong>de</strong>r con una objetivación práctica, social. No<br />

sólo cambian las significaciones o conceptos, han cambiado los referentes.<br />

Maffesoli preten<strong>de</strong> dar cuenta <strong>de</strong> un proceso actual, postmo<strong>de</strong>rno; pero<br />

al ubicarse en una noción cíclica <strong>de</strong>l tiempo, <strong>de</strong> inmediato habría que<br />

compren<strong>de</strong>r ese proceso, no como una evolución, sino como la repetición,<br />

el retorno, <strong>de</strong> unas invariables que, en consecuencia, habría que<br />

compren<strong>de</strong>r como los verda<strong>de</strong>ros objetos, los arquetipos <strong>de</strong> los procesos.


Jesús Puerta<br />

Lo anterior pudiera parecer contradictorio con la insistencia <strong>de</strong> la<br />

epistemología <strong>de</strong> Maffesoli en “ir a las cosas mismas”, que a veces<br />

adquiere tonalida<strong>de</strong>s empiristas y/o fenomenológicas; pero líneas más<br />

tar<strong>de</strong> se advierte el sentido principal <strong>de</strong>l tema, que es nuevamente el<br />

<strong>de</strong>slin<strong>de</strong> respecto <strong>de</strong>l racionalismo que organiza la actividad científica en<br />

general, especialmente la ciencia orientada por el positivismo o el<br />

estructuralismo. Ese énfasis en la “<strong>de</strong>scripción”, también en la “intuición”;<br />

la prioridad <strong>de</strong>l “cómo” sobre el “por qué”, caracterizan fundamentalmente<br />

una actitud contemplativa, reñida <strong>de</strong>claradamente con el “activismo”<br />

mo<strong>de</strong>rno, lo cual, <strong>de</strong> paso, correspon<strong>de</strong> igualmente con una toma <strong>de</strong><br />

distancia respecto <strong>de</strong> la “crítica” mo<strong>de</strong>rna y el sentido mo<strong>de</strong>rno <strong>de</strong>l tiempo<br />

que se halla siempre en tensión hacia el futuro; mientras que la “sensibilidad<br />

postmo<strong>de</strong>rna” maffesoliana estaría instalada en el presente, el “instante<br />

eterno” <strong>de</strong>l hic et nunc; el tiempo también <strong>de</strong> la proxemica, el contacto<br />

inmediato, táctil o corporal que, por sí mismo, tiene po<strong>de</strong>rosos efectos<br />

socializantes o asociativos (en contraste, <strong>de</strong> paso, con las asociaciones<br />

consensuadas, a partir <strong>de</strong> proyectos acordados argumentativamente,<br />

formas sociales que para Maffesoli son irremediablemente “mo<strong>de</strong>rnas”).<br />

Pudiéramos hablar <strong>de</strong> un pensamiento ensayístico, que va más allá<br />

<strong>de</strong>l aspecto propiamente literario, <strong>de</strong> exposición, para penetrar en el<br />

proceso mismo <strong>de</strong> elaboración <strong>de</strong> los conceptos. Lo ensayístico alu<strong>de</strong><br />

también a una manera <strong>de</strong> abordar y plantear problemas, a un método, a<br />

un modo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar la indagación sociológica y exponer los resultados,<br />

diferente y opuesta a los constreñimientos metodológicos y compositivos<br />

<strong>de</strong> la ciencia académica, rememorando una manera <strong>de</strong> acercarse a los<br />

temas propia <strong>de</strong> tiempos pre-disciplinarios, más conectados con un<br />

periodismo literario, pre-noticioso, que animaba la vida diaria <strong>de</strong> lectores<br />

no especializados. También pudiéramos pensar que se propone un nuevo<br />

<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> lo que Morín llamó la Cultura Humanística, que tiene su<br />

apogeo en Francia entre los siglo XVII y XVIII, y entra en una relación<br />

<strong>de</strong> enemistad o por lo menos <strong>de</strong> diferenciación respecto a la Cultura<br />

Científica y la <strong>de</strong> Masas, hallando (nuevamente) en el ensayo su género<br />

más apropiado <strong>de</strong> exposición y expresión.


Michel Maffesoli: El Postmo<strong>de</strong>rnismo como Retorno<br />

Un género este, el ensayo, que tiene a la intuición como alternativa<br />

a la observación metódica, la operacionalización <strong>de</strong> las variables y el<br />

método hipotético-<strong>de</strong>ductivo; y <strong>de</strong>sarrolla amplia y fundamentalmente<br />

sus aspectos literarios, por su atención a los tropos (sobre todo, la metáfora<br />

y los símbolos y arquetipos), más que al rigor lógico y argumentativo. Tal<br />

vez sintamos un tono ya escuchado, un <strong>de</strong>já-vu genérico, la unidad <strong>de</strong>l<br />

concepto, la imagen y la intuición, previa a la operación crítica <strong>de</strong>l<br />

discernimiento (krinein), propia <strong>de</strong> las disciplinas, todo presentado<br />

paradójicamente como la epistemología <strong>de</strong> una disciplina: la sociología<br />

cualitativa y hermenéutica. Paradójicamente porque la epistemología<br />

busca, por <strong>de</strong>finición, justificar o fundamentar una aproximación a la<br />

verdad. En esta propuesta maffesoliana el énfasis está colocado sobre<br />

la aproximación. Es ella la que se preten<strong>de</strong> justificar, más, mucho más<br />

que (o será mejor <strong>de</strong>cir, en lugar <strong>de</strong>) la verdad.<br />

La misma disposición contemplativa, literaria, se nota cuando se<br />

propone un “formismo” que recuerda las reflexiones <strong>de</strong> Ernest Cassirer<br />

acerca <strong>de</strong> las peculiarida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los conceptos <strong>de</strong> las “Ciencias <strong>de</strong>l Espíritu<br />

e Históricas”, especial, y precisamente, los conceptos <strong>de</strong> “forma” y<br />

“estilo” en las consi<strong>de</strong>raciones “científicas” sobre el arte. En aquellas<br />

consi<strong>de</strong>raciones, Cassirer se remonta a la antigua pugna entre las<br />

concepciones <strong>de</strong> totalidad alternativas a las “etiologías” <strong>de</strong> los<br />

presocráticos, el Ser estático y completo frente al <strong>de</strong>venir, conceptos<br />

enemigos que sólo lograron integrarse en el pensamiento <strong>de</strong> Aristóteles,<br />

con su concepto <strong>de</strong> “causa-formal”, la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que las causas se suce<strong>de</strong>n<br />

y enca<strong>de</strong>nan orientadas por una finalidad, una teleología, que<br />

posteriormente fue atacada por el causalismo matemático <strong>de</strong>l pensamiento<br />

analítico mo<strong>de</strong>rno, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Hobbes y Descartes hasta el positivismo.<br />

Causalismo matemático y analítico que a su vez fue contestado al fin por<br />

la resurrección <strong>de</strong> las formas, <strong>de</strong> las totalida<strong>de</strong>s, en el concepto <strong>de</strong> “campo”<br />

en la física, <strong>de</strong> “Gestalt” en psicología, <strong>de</strong> “Tipos I<strong>de</strong>ales” <strong>de</strong> la sociología<br />

comprensiva <strong>de</strong> Weber, <strong>de</strong> “estructura” en la linguística y tal vez <strong>de</strong><br />

“modo <strong>de</strong> producción” y “formación social” en el marxismo.


Jesús Puerta<br />

Pero las “formas” <strong>de</strong>l formismo <strong>de</strong> Maffesoli no son<br />

generalizaciones, ni siquiera conceptos analizables o estructuras lógicas.<br />

Maffesoli tien<strong>de</strong> un puente entre el psicoanálisis junguiano, sobre todo<br />

por su propuesta arquetípica, y la sociología comprensiva <strong>de</strong> Weber,<br />

pasando por la mentalidad colectiva <strong>de</strong> Durkheim, para proponer la<br />

construcción <strong>de</strong> tipos sociales, “formas” que por lo <strong>de</strong>más son muy<br />

“sensibles”, contemplables, y que vienen siendo al final símbolos o<br />

metáforas a partir <strong>de</strong> las cuales se <strong>de</strong>sarrolla un discurso o comentario,<br />

en cuya confección pue<strong>de</strong>n entrar citas <strong>de</strong> heterogéneas discursivida<strong>de</strong>s:<br />

novelas, otros ensayos, comentarios cinematográficos, tratados científicos,<br />

poesías, etc.<br />

Nuevamente el <strong>de</strong>ja-vú <strong>de</strong>l género ensayístico nos sopla en el<br />

oido. ¿No fue formismo, por ejemplo, la recurrencia a las figuras <strong>de</strong> Ariel<br />

y Calibán por parte <strong>de</strong> Enrique Rodó, para explicar la inconmensurabilidad<br />

entre la cultura latinoamericana y la anglosajona? ¿Habrá leido Maffesoli<br />

toda esa tradición <strong>de</strong>l ensayismo latinoamericano <strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l siglo XIX<br />

y principios <strong>de</strong> los XX, lo que nuestra historia literaria llama irónicamente<br />

“mo<strong>de</strong>rnismo”? Tal vez allí se cuela una propuesta <strong>de</strong> interpretación <strong>de</strong><br />

la obra maffesoliana que tiene como otro punto <strong>de</strong> apoyo su referencia a<br />

un “Saber Sur”, alejado <strong>de</strong> los rígidos discernimientos <strong>de</strong> las ciencias en<br />

Europa y Estados Unidos, pensamiento infinitamente más flexible y plástico<br />

por ser precisamente emergencia <strong>de</strong> hibridaciones, mezclas y mutaciones<br />

en la periferia. Tal vez aquí nuevamente sintamos la impresión <strong>de</strong> que el<br />

postmo<strong>de</strong>rnismo nos es <strong>de</strong>masiado cercano; más <strong>de</strong> lo que pudiera<br />

parecer. Esa simultaneidad <strong>de</strong> lo arcaico y lo extremadamente avanzado,<br />

como <strong>de</strong>fine Maffesoli el ambiente postmo<strong>de</strong>rno, es una conjunción con<br />

la cual nos i<strong>de</strong>ntificamos. Y a<strong>de</strong>más, será porque sabemos <strong>de</strong> hace tiempo<br />

que la sentimentalidad es una “palanca epistemológica”, un camino<br />

auténtico <strong>de</strong> conocimiento, que lo empleamos a diario, como legos.<br />

Pero, como ya comentábamos arriba, la objetivación teórica<br />

preten<strong>de</strong> remedar la objetivación <strong>de</strong>l proceso social. La a<strong>de</strong>cuación <strong>de</strong><br />

esta epistemología es su concordancia con una ontología social. Por lo<br />

<strong>de</strong>más, el sociólogo habla sin querer <strong>de</strong> sí mismo al hablar <strong>de</strong> la sociedad.<br />

El pensador, simple encarnación <strong>de</strong> un saber social ya existente, fáctico,


Michel Maffesoli: El Postmo<strong>de</strong>rnismo como Retorno<br />

se contempla al contemplar lo social, y consigue su propia forma: la<br />

función-autor Maffesoli es síntoma <strong>de</strong> una ten<strong>de</strong>ncia social constituida<br />

<strong>de</strong> acuerdo a sus primacías: el paradigma estético: la prelación <strong>de</strong> lo<br />

sensible sobre lo ético y, por consiguiente, <strong>de</strong> lo político. La licuefacción<br />

<strong>de</strong> las i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s en i<strong>de</strong>ntificaciones múltiples, exteriores y cambiantes<br />

<strong>de</strong> personas sin interioridad ni individualidad.<br />

3.- Atisbos <strong>de</strong> una (nueva) ontología social:<br />

La relación entre ontología y teoría <strong>de</strong>l conocimiento (y por<br />

extensión, la epistemología) es compleja porque se inicia con una distinción<br />

tajante <strong>de</strong> sus problemas: el Ser, la existencia y las esencias, por una<br />

parte; el conocimiento, sus garantías, los métodos, el status y las<br />

modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los juicios y los discursos, por el otro. Esta distinción se<br />

basa en una oposición entre ser y conciencia que tiene una larga tradición,<br />

pero que se convirtió en central y <strong>de</strong>finitoria para la versión marxista <strong>de</strong><br />

la dialéctica <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquella formulación clave <strong>de</strong> que “el ser social<br />

<strong>de</strong>termina la conciencia social”, contrastante con la centralidad <strong>de</strong> la<br />

conciencia para el racionalismo cartesiano, el criticismo kantiano y la<br />

fenomenología.<br />

La cuestión central <strong>de</strong> esa problemática relación es el or<strong>de</strong>n<br />

regulatorio entre ambos. La epistemología preten<strong>de</strong> autorizar a la<br />

ontología, y ésta fundamentar a aquélla. He aquí el <strong>de</strong>slin<strong>de</strong> principal,<br />

respecto al cual el marxismo (y toda variante <strong>de</strong> realismo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

platónico, llegando al hegeliano) tomó clara postura: el ser <strong>de</strong>termina<br />

(fundamenta) la conciencia (por tanto, el conocimiento). En otras palabras:<br />

la ontología fundamenta la epistemología.<br />

Lo único que pudiera hacer temblar ese or<strong>de</strong>n prelatorio es la<br />

evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que hay entida<strong>de</strong>s constituidas por la conciencia (o por la<br />

intersubjetividad, o por el imaginario, o por el lenguaje, en su versión<br />

pragmática), empezando, por supuesto, por muchas objetivaciones<br />

sociales: las categorías <strong>de</strong> la economía política, las i<strong>de</strong>as matemáticas,<br />

las realizaciones artísticas, las ceremonias, los “hechos institucionales”<br />

como los <strong>de</strong>signó Searle. Pero se podría superar ese escollo si precisamos


Jesús Puerta<br />

a cuál conciencia nos referimos en el marco <strong>de</strong> la afirmación <strong>de</strong> la primacía<br />

<strong>de</strong>l ser sobre la conciencia (que es ya una afirmación ontológica). Se<br />

trata <strong>de</strong> la conciencia <strong>de</strong>l propio ser; es <strong>de</strong>cir, la autoconciencia, es por<br />

ello que la afirmación primordial ontológica aparece en Marx, en un<br />

contexto, don<strong>de</strong> se intenta <strong>de</strong>sautorizar lo que el sujeto dice <strong>de</strong> sí mismo<br />

porque se halla en el medio <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>ología, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> una falsa<br />

conciencia (conocimiento) <strong>de</strong> sí.<br />

Se trata, entonces, <strong>de</strong> una afirmación igualmente ontológica y<br />

epistemológica. Fundamenta ontológicamente un conocimiento, por la<br />

vía <strong>de</strong> <strong>de</strong>sautorizar un conocimiento específico: la autoconciencia, lo que<br />

el sujeto dice <strong>de</strong> sí. Todo conocimiento <strong>de</strong> sí es sospechoso porque se<br />

encubre el ser social. La cuestión clave se <strong>de</strong>splaza hacia lo ontológico:<br />

¿qué es el ser <strong>de</strong>l ser social? ¿<strong>de</strong> qué manera <strong>de</strong>termina el conocimiento?<br />

Es en este punto don<strong>de</strong> la función-autor Maffesoli adquiere<br />

pertinencia: la entidad <strong>de</strong> lo social, lo existente social, es la Potencia <strong>de</strong><br />

la socialidad empática. Esa primacía ontológica es lo que le otorga una<br />

primacía lógica a lo estético social, <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> lo ético, en la serie explicativa<br />

aisthesis - ethos. En esta <strong>de</strong>finición, la concepción <strong>de</strong>l tiempo cíclico<br />

respon<strong>de</strong> la pregunta por el ser <strong>de</strong>l ente: lo que se reitera, lo que retorna,<br />

es lo constante, el Ser mismo, pero en forma fluida, en forma procesual.<br />

Lo social es una entidad que trascien<strong>de</strong>, atraviesa y hasta disuelve a los<br />

individuos en la corriente misma <strong>de</strong> la socialidad: quedan expuestos y<br />

constituidos en la exterioridad <strong>de</strong>l reconocimiento colectivo <strong>de</strong> las<br />

personas, <strong>de</strong> los rituales cotidianos, los lugares y prácticas masivas<br />

i<strong>de</strong>ntificatorias, en la entidad <strong>de</strong> las tribus y las masas. Lo social,<br />

como en el tan citado Durkheim, se proyecta y adquiere entidad sagrada.<br />

Los lazos sociales son inmediatamente religiosos; lo social es un tejido <strong>de</strong><br />

“religancias”. Queda excluida cualquier forma <strong>de</strong> individualismo<br />

metodológico. Hay una entidad social exterior a los individuos, porque<br />

éstos propiamente no existen, sino que son <strong>de</strong>rivaciones <strong>de</strong> las<br />

i<strong>de</strong>ntificaciones.<br />

En esta ontología social queda <strong>de</strong>splazado el logos , quedando como<br />

instancia <strong>de</strong>rivada, en todo caso, <strong>de</strong>l ethos que, <strong>de</strong> paso, no <strong>de</strong>signa un


Michel Maffesoli: El Postmo<strong>de</strong>rnismo como Retorno<br />

carácter o un modo <strong>de</strong> ser principalmente, sino la argamasa que mantiene<br />

juntas las piedras en la construcción y que, a su vez, <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> la aisthesis<br />

colectiva. El ethos no es ente, es relación. El logos (el pensamiento, la<br />

razón, el discurso en fin) es también sensibilidad, pero ya congelada,<br />

apaciguada, controlada, mediada a<strong>de</strong>más por el imaginario que le brinda<br />

la integración a través <strong>de</strong> la imagen <strong>de</strong> su (aparente) completud. Se<br />

completa aquí una ternaridad: sensibilidad, imaginario y simbolismo, que<br />

muy bien pue<strong>de</strong> confrontarse con la semiótica ternaria <strong>de</strong> Pierce, las<br />

propuestas lacanianas y las concepciones <strong>de</strong> Castoriadis. Esto no lo<br />

haremos aquí, pero queda como tarea teórica importante.<br />

En todo caso, el paradigma estético <strong>de</strong> Maffesoli ofrece una<br />

alternativa a las <strong>de</strong>terminaciones estructurales, los meta-relatos <strong>de</strong> las<br />

teorías esclarecidas e incluso a las diversas formas <strong>de</strong> la autoridad, que<br />

pudieran fungir en la teoría social, como constitutivas o formadoras <strong>de</strong><br />

colectivos. Es una alternativa a la serie explicativa que dice posición<br />

estructural - intereses objetivos - conciencia - teoría - partido - estado<br />

(Marx, Lenin). Igualmente, a la serie oferta y <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> opinión -<br />

consumo y apropiación <strong>de</strong> la opinión - distinción social - capital simbólico<br />

y lingüístico- ethos - logos - agrupamiento político (Bourdieu). También<br />

la prelación <strong>de</strong>l representado al representante, incluso la inversa que se<br />

propone por la vía <strong>de</strong> la construcción <strong>de</strong> lo universal por la vía <strong>de</strong> las<br />

equivalencias <strong>de</strong> las particularida<strong>de</strong>s (Laclau, Mouffe).<br />

Los colectivos que hablan con Maffesoli no son clases sociales, ni<br />

sujetos históricos ni movimientos políticos. Son la expresión <strong>de</strong> una potencia<br />

que resiste incluso al Po<strong>de</strong>r instituido. Y que eventualmente pue<strong>de</strong> llegar<br />

a conformar nuevos eventos sociales fundamentales. Se trata <strong>de</strong>l esbozo<br />

<strong>de</strong> una nueva ontología social.<br />

Bibliografía<br />

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FRÚCHTL, Josef (1994) “De la comunicabilidad <strong>de</strong> lo no comunicable.<br />

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Jesús Puerta<br />

KANT, Immanuel (1992) Crítica <strong>de</strong> la facultad <strong>de</strong> juzgar. Trad. Pablo<br />

Oyarzún. Monte Avila Editores. Caracas. Venezuela.<br />

<strong>MAFFESOLI</strong>, Michel (1990) El tiempo <strong>de</strong> las tribus. Icaria. Barcelona.<br />

España.<br />

————————————— (1997) Elogio <strong>de</strong> la razón sensible.<br />

Una visión intuitiva <strong>de</strong>l mundo contemporáneo. Paidós editorial. Buenos<br />

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————————————— (2000) “I<strong>de</strong>ntidad e i<strong>de</strong>ntificación en<br />

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El reverso <strong>de</strong> la diferencia. I<strong>de</strong>ntidad y política. Colección Nubes y<br />

Tierra. Editorial Nueva Sociedad. Caracas. Venezuela.

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