Cosas de nuestro corazón - TSEYOR

Mi querida Olimpia y amigos de Tseyor:
disculpad si yo me quedo todavía un poco más en este escalón, porque me
identifico tanto y tanto con estas palabras...
Yo no voy a intentar decir cosas bonitas. Prefiero profundizar ahora en la
realidad de estas palabras, que de forma tan sabia y apropiada has escrito en un
diario que afortunadamente no pudiéramos leer. Prefiero ahora profundizar en
estas reflexiones y no dejarlo pasar una de tantas veces más. Por eso le
pregunté el último día a Silaucaar por qué nos cuesta tanto aprobar la asignatura
pendiente de la hermandad.
Volamos muy alto, hemos despegado tanto, estamos tan evolucionados y
trascendidos en este grupo, nos queremos tanto, nos sentimos embargados por
ese amor, esa unidad perfecta y tenemos tan claro que somos los hombres y
mujeres que vamos a sentar la base de esa sociedad armónica cada vez más
cercana... que ya estamos tocando casi las estrellas. A base de repetírnoslo
día tras día en nuestros encuentros de paltalk, en este foro, en nuestros
mensajes, sucede que estamos convencidos de que así es, y que ya no merece
volver la vista un poquito más abajo.......... no vaya a ser que nos encontremos
con una mala sorpresa.
Bueno, quizás estoy exagerando un poco al decir esto o generalizando en exceso,
pero es que a mí me da la sensación de que las palabras de Olimpia nos definen
muy bien a todos y cada uno de los que formamos Tseyor, yo la primera. Hoy
por hoy la hermandad sigue siendo nuestro tema tabú, a pesar de todo un tema
incómodo, porque significaría primero reconocer nuestro verdadero y nada
alentador posicionamiento psicológico, reconocer nuestra faceta humana
tridimensional, y muy tridimensional por cierto, de la que nadie -mal que nos
pese-, ha trascendido todavía. Y segundo, al ser verdaderamente conscientes y
consecuentes con esto, no nos quedaría más remedio que trabajar por
transmutarlo, lo que supondría a la hora de la verdad renunciar a muchas facetas
egoicas a las que no estamos dispuestos dejar ir. Y esto es así, y no hay más que
ver cómo a la mínima de cambio se perciben las susceptibilidades, las luchas de
poder, las autodefensas, las suspicacias, las intolerancias... y una lista larga de
barreras que nos separan.
Pero amigos, esto no es malo, sino todo lo contrario. Reconocer que aquí todos
somos muy tridimensionales y que por muchas incursiones que hagamos en lo
adimensional no podemos (ni debemos) dejar de tener los pies bien firmes en
tierra, es un privilegio. Es un punto de partida excelente para trabajar. Lo triste
sería no comprometernos al fin con ese trabajo y que todo se quedara en
palabras bonitas. Ya sé que significa esfuerzo y responsabilidad, pero por algo
estamos en Tseyor ¿no?, Si no empezamos ya, si no somos ejemplo viviente y
COSAS DE NUESTRO CORAZÓN GRUPO TSEY OR 128