254 - Equipos de Nuestra Señora
254 - Equipos de Nuestra Señora
254 - Equipos de Nuestra Señora
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
que hemos roto la fraternidad,<br />
el diálogo, el encuentro, que la<br />
preocupación y la tristeza han<br />
sido provocadas por mi gesto,<br />
…¡es tan fácil justificar todo,<br />
casi todo!<br />
Por todo esto qué hermosa<br />
y necesaria la oración <strong>de</strong><br />
perdón.<br />
Si nos <strong>de</strong>jamos conducir<br />
por el texto <strong>de</strong> la parábola <strong>de</strong>l<br />
padre misericordioso (Lc.<br />
15,11-32) podremos encontrar<br />
una buena guía para nuestra<br />
oración <strong>de</strong>l perdón y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
perdón.<br />
El joven hijo que se marchó<br />
<strong>de</strong> casa no es consciente <strong>de</strong><br />
lo mal que está hasta que no<br />
llega a una situación “sin retorno”,<br />
el cuidar cerdos es lo último<br />
a lo que un judío pue<strong>de</strong> llegar y<br />
por ese camino se va a encerrar<br />
cada vez más, porque se encuentra<br />
en un callejón sin salida:<br />
ésta es la experiencia <strong>de</strong>l<br />
pecado. Y en ese momento él<br />
toma conciencia <strong>de</strong> su situación:<br />
“tengo hambre”. Su motivación<br />
es tan real y materialista<br />
que nos da una impresión vergonzosa.<br />
Pero es ahí el punto <strong>de</strong><br />
partida <strong>de</strong> su oración: “reconocimiento<br />
personal <strong>de</strong>”: ¿dón<strong>de</strong><br />
estoy?, ¿qué soy?, ¿qué era?<br />
En el texto <strong>de</strong>l Evangelio,<br />
a partir <strong>de</strong> ese reconocimiento,<br />
y <strong>de</strong>l gesto <strong>de</strong> volver<br />
“para conseguir comida” es el<br />
padre bondadoso y misericordioso<br />
el que toma la iniciativa.<br />
Lo ve <strong>de</strong> lejos, lo conoce,<br />
lo reconoce, no lo ha podido<br />
olvidar; no le <strong>de</strong>ja hablar porque<br />
todas las palabras <strong>de</strong>l<br />
mundo no pue<strong>de</strong>n llegar a explicar<br />
la experiencia <strong>de</strong>l reencuentro,<br />
<strong>de</strong> la vuelta al hogar,<br />
<strong>de</strong> la sensación —tanto tiempo<br />
esperada— <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r abrazarlo<br />
<strong>de</strong> nuevo y <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r llamarlo<br />
<strong>de</strong> nuevo por su nombre. Cuando<br />
el ser humano se reconoce<br />
ante su Dios tal y como es, sea<br />
por la motivación que sea, ésta<br />
es la respuesta que va a tener<br />
<strong>de</strong> su Dios: acogida, no examen<br />
<strong>de</strong> culpas; perdón, no normatividad<br />
<strong>de</strong> reconciliación; abrazo,<br />
no mirada con<strong>de</strong>scendiente;<br />
una mano que tapa la boca, no<br />
una espera <strong>de</strong> confesiones.<br />
Y a partir <strong>de</strong>l abrazo <strong>de</strong><br />
acogida, en el Evangelio se <strong>de</strong>satan<br />
toda una serie <strong>de</strong> gestos<br />
simbólicos. El padre pi<strong>de</strong> que le<br />
pongan un vestido nuevo porque<br />
no es <strong>de</strong> personas dignas ir<br />
vestido con harapos; y el hijo,<br />
simplemente volviendo, acaba<br />
ENS / 33