254 - Equipos de Nuestra Señora

la mayoría de los padres en la
actualidad —con la incorporación
de la mujer al trabajo
fuera de casa durante muchas
horas al día, una edad que en
la mayoría de los casos, cuando
nacen, superan los treinta y
muchos y poca o ninguna
ayuda en las tareas domésticas—
son condiciones que nos
llevan a menudo a permitir a
nuestros hijos determinadas
actitudes que en lugar de hacerles
crecer como personas la
van agostando. Nos faltan las
fuerzas físicas para enfrentarnos
a un niño que no quiere
comer, hacer las tareas del colegio,
recoger su habitación o
lo que es peor, descuidamos
deberes tan importantes como
no rezar con ellos cada noche.
Otras veces se da la paradoja
de que los reprendemos demasiado,
de hecho ocurre a veces
que les regañamos porque nos
molestan y estamos al borde
de la capacidad de aguante, o
porque nos hacen quedar mal
delante de los amigos, o incluso
porque nos enervan porque
no son todo lo bondadosos o
inteligentes que queremos los
padres. En definitiva, en nin-
guno de los casos estamos
pensando en el bien del niño,
sino en nuestro propio bienestar.
— Son mayoría las familias que
hoy en día tienen un escaso
número de hijos y éstas, por
regla general, son más permisivas,
a la hora de comprar
prendas de marca o un coche o
una moto cuando no están todavía
maduros, pagarle unas
vacaciones fantásticas, etc.
Evidentemente en una familia
numerosa, concederle todo ello
resulta bastante más difícil y
los niños de una forma natural,
aprenden a renunciar a tantas
y tantas cosas que son superfluas
y que no le aportan nada
en su crecimiento personal.
También este tipo de familias
tienden a ser más protectoras,
y hay aspectos de la vida
que los hijos deben afrontarlos
necesariamente para madurar.
— Otra de las causas que fomentan
una educación permisiva
es la falta de formación
ética de los padres. Para
educar en valores tenemos, en
primer lugar, que formar nues-
ENS / 37