Memoria de actividades 2010-2011

Y eres tú, puerta del cielo,
Si la ojiva besa tus candelabros,
Y eres tú, digna de alabanza,
Cuando te adentras en calle Juzgado,
Y eres tú, Virgen fiel,
Si a las monjitas le das tu abrazo,
Y eres tú, salud, de los enfermos,
Que con tu mirada quedan sanados.
Los balcones se engalanan,
Tu barrio te está esperando,
Al verte pasar triunfante,
Acogiéndonos con tu manto.
Pronto llegas a la plaza,
Entre fuegos y banderas ondeando,
Que por Duque Cornejo tus niños,
De pétalos te han coronado,
Qué orgullo es el que yo siento,
Al poder tú rostro ir perfumando,
Qué todo es poco para ti, Madre,
Y los Campanilleros están sonando.
¡Qué viva la Madre de Dios!
¡Qué viva la Madre del Soberano!
Y que se oiga en San Julián…
…¡Viva la Reina del Santo Rosario!
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Memoria de actividades 2010/2011
Con nervios y llenos de ilusión, coges alguna que otra bolsa para intentar ser la persona
que más caramelos se lleve a casa, sin ningún otro motivo que utilizarlos en este caso,
el Domingo de Ramos. Caras llenas de alegría y felicidad, pues sólo falta un día para
esa mágica noche que te roba el sueño.
Beduinos bailando a sones de tambores y trompetas, detrás, la carroza pionera, la
Estrella de la Ilusión, su nombre lo dice todo. Carrozas animadas una tras otra, y desde
Oriente los dueños de los tan deseados regalos del mes de enero, Melchor, Gaspar y
Baltasar.
Nos levantamos lo más temprano posible, para disfrutar de los regalos, y esperamos
que entre ellos no aparezca el carbón. Y estamos deseando llamar a nuestros amigos
para compartir tanta emoción.
En la Hermandad también vivimos momentos con ellos. Que cara de felicidad tienen los
niños de Santa Isabel o los de la propia Hermandad, cuando sus majestades le
entregan sus presentes o cuando los Reyes Magos con sus pajes entran en la Iglesia y
suenan villancicos de fondo.
Y no es otra la grandeza de la navidad, que vivir estos momentos rodeado de tu gente,
de tu familia, de tus amigos, de tus hermanos, de tus sobrinos, de tus primos, en
definitiva de todos los que importan.
Es entonces cuando todos nos sentimos niños y la ilusión se apodera de nosotros.