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tiempo, todos sus títulos y el lema por excelencia. Particularmente me quedo con dos de una misma hermandad,<br />
la de Viñeros, y no es por que sea una a las que me honro pertenecer, sino porque son lemas que<br />
llegan al alma. Circundando el escudo se puede leer: “VINVM LÆTIFICA COR HOMINIS”, el vino<br />
alegra el corazón de los hombres. Y esos niños que han pasado, o esos hombres arracimados bajo el trono,<br />
hacen bueno esa otra frase que iba grabada en las hachetas ya desaparecidas: EGO SVM VITIS ET VOS<br />
PALMITES. Yo soy la vid y vosotros los sarmientos, ¡qué grandeza!<br />
Mayoritariamente, nuestras hermandades, lucen<br />
una gran variedad de insignias, todas con su significación<br />
teológica…Los estandartes con la efigie de<br />
la imagen; los vía-crucis; las mazas como símbolo<br />
corporativo escoltando generalmente al guión, y las<br />
trompetas, en número de cuatro, a semejanza de<br />
aquellas que aparecieron en el cielo cuando Dios entregó<br />
el Arca de la Alianza que queda representada<br />
en el trono. Los quita sangre en las hermandades de<br />
silencio (Viernes Santo), una especie de estandarte<br />
que se va arrastrando entre los penitentes. <strong>El</strong> pertiguero,<br />
a modo de maestro de ceremonias, marcando<br />
el inicio de la marcha de las dalmáticas que portan<br />
ciriales inmediatamente delante de cada trono. <strong>El</strong><br />
libro de reglas o estatutos escoltados por nazarenos<br />
con bastones; la bandera sacramental en la que figura<br />
una custodia o el Divino Cordero, escoltada con luz<br />
de cera, y otras insignias ya muy peculiares de cada<br />
cual, aunque las descritas sean las principales y más<br />
comunes, situadas generalmente con arreglo a un<br />
protocolo establecido que también suele ser muy común,<br />
salvo alguna excepción que viene a confirmar<br />
la regla. Báculos en algunas hermandades, o el símbolo<br />
de Roma por excelencia, el símbolo del senado<br />
romano: SPQR, Senatus Populusque Romanus con su traducción simpática por infantil de, San Pedro<br />
quiere rosquillas.<br />
Todos son penitentes pero sólo hay un grupo que ostenta lo que para mí tienen un bendito nombre,<br />
y son los que nutren esas dos interminables filas con largos velones apoyados en su costado; algunos rosario<br />
en mano, otros, descalzos, van haciendo una calle de luz al Galileo o María Santísima. Cirios que<br />
lloran con y por nosotros y simbólicamente cubren la calle con las lágrimas de nuestro arrepentimiento.<br />
Velas de negro humo que como bien dice el P. Cué, … “por cada gota que muera/ pisada en la procesión/<br />
dame una blanca de cera/ para el cirio en primavera/ de nuestra transfiguració”n. Alfombra de luz<br />
y pureza para el hijo de Dios y que en la madrugada del Jueves, se derramará sobre lecho de romero verde.<br />
¡Ay romero verde, verde que te quiero verde de Esperanza!<br />
Una niebla en ocasiones espesa avanza detrás de los nazarenos. Los acólitos y monaguillos a porfía<br />
balancean rítmicamente los incensarios proporcionando un halo de misterio que envuelve el trance del<br />
momento al tiempo que se impregna la atmósfera de esa mezcla de incienso y vainilla que empalaga los<br />
sentidos. Porque si a una buena comida le va un buen vino, a esta liturgia, sí, he dicho liturgia, hay que<br />
ponerle su luz, su música, su olor y hasta si me apuran, su arquitectura. Málaga es un templo inmenso,<br />
cada iglesia una capilla y cada trono un retablo donde se pasea la mayor catequesis plástica que se conoce.<br />
La ciudad ya le ha prestado al ambiente los sonidos y olores propios de la primavera que nos llega a<br />
pasos forzados y hasta la luna va alcanzando su plenitud a medida que se acercan los días del Triduo Sacro.<br />
Una campana ha sonado y el trono es depositado en el suelo ante nuestros atónitos y brillosos ojos.<br />
De los varales hacia abajo, los hombres de trono, correonistas como es su verdadero nombre, o mejor,<br />
como a mí me gusta llamarlos: sacerdotes de faraona.<br />
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