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Colaboración - El avisador malagueño

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La jabalina<br />

Por Vicente Manchado<br />

EL PRENDIMIENTO<br />

Y llegando a la rotonda de la Alameda con calle Larios, aquellos niños<br />

de 14 ó 15 años, con sus ropas de trabajo de aprendices de la antigua ISFF,<br />

con monos de peto nuevo y camisa azul remangada por encima de los codos,<br />

luciendo sobre la manga izquierda orgullosamente el emblema de su colegio,<br />

y con desacostumbradas manos blancamente enguantadas, sacaban todo el empuje y energía que sus jóvenes<br />

años les proporcionaban, porque al son de la música tocada por la banda acompañante, iban a realizar<br />

el mejor paso que a trono alguno podía dársele, al<br />

llevarlo mecido sobre sus ya doloridos hombros, por<br />

la calle más importante del recorrido procesional: la<br />

del Marqués de Larios.<br />

Era el Domingo de Ramos y un honor llevar<br />

sobre el hombro aquel Cristo, vendido por un puñado<br />

de monedas y entregado con un beso en la mejilla en<br />

escultórico grupo encargado en su momento al escultor<br />

Pedro Pérez Hidalgo, presentado en la cuaresma<br />

de 1949 y bendecido por el obispo Herrera Oria el<br />

mismo Domingo de Ramos, 10 de abril.<br />

La plaza de la parroquia de la Divina Pastora<br />

en el <strong>malagueño</strong> barrio de Capuchinos, lugar de salida<br />

procesional, era el sitio acordado para que los<br />

hombros de aquellos jóvenes portadores por primera<br />

y posiblemente única vez llevaran y mecieran en su<br />

trono al Jesús que acababa de orar en el huerto y que<br />

había sudado la sangre que más tarde acabaría de<br />

derramar en la Cruz cuando los soldados llevándole<br />

en este Prendimiento, le clavasen al madero que en<br />

sucesivos días y en magníficas tallas, procesionarían<br />

diferentes cofradías por las calles malagueñas. Aunque<br />

en alguna ocasión, el sitio de reunión para que<br />

los jóvenes aprendices-alumnos de la ISFF comenzasen<br />

su andadura como hombres de trono, sustituyendo a los portadores, también fue en el antiguo y ya<br />

desaparecido cuartel de la policía armada, en la Alameda de Colón.<br />

No todos los jóvenes de la escuela que deseaban poner su hombro a disposición, encontraban hueco<br />

en los varales, pudiendo solamente cada año<br />

sacarlos los que pertenecían al último curso, con<br />

algunas excepciones; lo que se venía haciendo desde<br />

finales de los años cincuenta en que el director<br />

de la escuela, don José Manuel Merelo Palau, es<br />

nombrado Hermano Mayor de esta cofradía.<br />

Los demás alumnos veían cómo cada mañana<br />

en el hoy Instituto Rosaleda, desde el taller de<br />

forja hasta la entrada del colegio, los compañeros<br />

elegidos, arrimaban el hombro a un trono de dimensiones<br />

similares al original, con grandes lingotes<br />

de fundición sobre él, para asemejar en peso al<br />

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