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1 Partiendo del documento Vida Fraterna en Comunidad vamos a ...

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Quede clavado <strong>en</strong> vuestro corazón el que por vosotros fue clavado <strong>en</strong> la cruz. (…) No os es<br />

lícito amar poco a aquel por qui<strong>en</strong> r<strong>en</strong>unciasteis a amar hasta lo que sería lícito. (uirg. 55, 56).<br />

Y junto con la oración, la eucaristía, que es el Cuerpo de Cristo, fortalece a los hermanos,<br />

los invita y exhorta a construir <strong>en</strong> la unidad y caridad, el mismo cuerpo de Cristo <strong>en</strong> la<br />

comunidad. Por ello dice san Agustín lapidariam<strong>en</strong>te, parafraseando a san Pablo, “vosotros sois<br />

el Cuerpo de Cristo” (s. 227, 1) y lo que está <strong>en</strong> el altar después de la consagración es lo mismo<br />

que los religiosos deb<strong>en</strong> aspirar a ser, cuerpo de Cristo <strong>en</strong> comunión con los otros miembros de<br />

Cristo de la propia comunidad (s. 229, 3). Y sólo pued<strong>en</strong> beber la sangre de Cristo, los que viv<strong>en</strong><br />

unidos a Cristo, los que son miembros de su propio cuerpo y están <strong>en</strong> comunión con los otros<br />

miembros, como también los religiosos que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> la perfecta concordia comunitaria y viv<strong>en</strong><br />

unidos <strong>en</strong> la caridad de Cristo d<strong>en</strong>tro de la comunidad. Por ello dice san Agustín, haci<strong>en</strong>do un<br />

hermoso juego de palabras, “simul bibimus, quia simul vivimus” (lo bebemos juntos porque<br />

vivimos juntos). (s. 229, 2).<br />

c) El amor edifica<br />

La caridad de Cristo que es la que edifica la comunidad (<strong>en</strong>. Ps. 132, 1) ti<strong>en</strong>e una serie de<br />

manifestaciones muy concretas <strong>en</strong> la vida de toda comunidad, como pued<strong>en</strong> ser <strong>en</strong> primer lugar<br />

la paci<strong>en</strong>cia, el saber soportar por amor, a qui<strong>en</strong>es están todavía <strong>en</strong> un camino de conversión sin<br />

estar pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te empeñados <strong>en</strong> t<strong>en</strong>er un solo corazón y una sola alma hacia Dios (op. mon. 38).<br />

Dios ti<strong>en</strong>e paci<strong>en</strong>cia con ellos esperando su conversión final. Qui<strong>en</strong> vive <strong>en</strong> comunidad debe<br />

esforzarse por vivir con amorosa paci<strong>en</strong>cia (<strong>en</strong>. Ps. 36, 3, 17).<br />

Por otra parte el perdón y la reconciliación edifica y sana la comunidad, convirtiéndose ésta<br />

<strong>en</strong> un lugar de <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro armonioso de los hermanos y de todos ellos con los miembros de la<br />

Iglesia y con Dios, pues el mal se v<strong>en</strong>ce a fuerza de bi<strong>en</strong> (<strong>en</strong>. Ps. 36, 2, 1).<br />

Por otra parte lo que cada hermano va descubri<strong>en</strong>do de Dios, debe estar dispuesto a<br />

compartirlo con los demás hermanos, para mutuam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>c<strong>en</strong>derse <strong>en</strong> el amor de Dios y<br />

mutuam<strong>en</strong>te avivar el fuego de la caridad que los une <strong>en</strong> la comunidad (<strong>en</strong>. Ps. 33, 2, 6).<br />

Las palabras de los hermanos deb<strong>en</strong> ser fruto siempre de la raíz <strong>del</strong> amor para que no dañ<strong>en</strong><br />

la comunión de la comunidad. Por ello es preciso hablar o callar siempre por amor:<br />

Si callas, que por amor calles, si gritas, que por amor grites; si corriges, que por amor<br />

corrijas; si perdonas, que por amor perdones; la raíz <strong>del</strong> amor está d<strong>en</strong>tro. De esta raíz no<br />

puede salir sino el bi<strong>en</strong>. (Io. ep. tr. 7, 8).<br />

Sin olvidar el daño que puede hacer la murmuración d<strong>en</strong>tro de la comunidad, como nos<br />

recuerda san Posidio <strong>en</strong> lo que nos cu<strong>en</strong>ta <strong>del</strong> cartel que san Agustín mandó colocar <strong>en</strong> su<br />

refectorio <strong>en</strong> contra de la murmuración (uita 22). La verdad debe ser la moneda corri<strong>en</strong>te d<strong>en</strong>tro<br />

de una comunidad, siempre y cuando ésta v<strong>en</strong>ga acompañada <strong>en</strong> todo caso de la caridad. Si a la<br />

verdad le falta la caridad, no aprovecha para nada (c. Faust. 32, 18).<br />

La colaboración y el trabajo pronto y alegre de cada religioso muestra el empeño por<br />

construir y edificar la comunidad fraterna, <strong>en</strong> donde lo que se busca no son una serie de<br />

elem<strong>en</strong>tos y comodidades humanas, sino el Reino de Dios <strong>en</strong> el seguimi<strong>en</strong>to de Cristo:<br />

Mostrad, pues, vuestra compasión y vuestra misericordia, probándoles a los hombres que<br />

no buscáis una vida fácil <strong>en</strong> el ocio, sino el Reino de Dios por el camino estrecho y difícil de este<br />

propósito. (op. mon. 28, 36).<br />

d) Los primeros recoletos y el recreo comunitario (FV 9)<br />

Los primeros recoletos vivieron con pasión la comunión d<strong>en</strong>tro de la comunidad. Una<br />

pasión que queda reflejada <strong>en</strong> las páginas de la Forma de Vivir. Además de lo dicho sobre la<br />

oración, la eucaristía y las virtudes propias de la vida de comunidad, la Forma de Vivir les pidió<br />

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