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Senderos de Liberacion - Federación Espírita Española

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está aquí. La trajimos para que te visitara.”<br />

El Dr. Hermann acercó a la señora, quien abrazó al marido, llorando <strong>de</strong> dolor, <strong>de</strong> nostalgias,<br />

<strong>de</strong> arrepentimiento.<br />

El <strong>de</strong>dicado médico los separa con ternura y le dijo al paciente:<br />

-“Vamos a comenzar otra vez. Yo también le daré un nuevo rumbo a nuestros trabajos.<br />

-¿Soy suicida? -interrogó, torturado.- ¿Mi san<strong>de</strong>z me llevó a la muerte prematura?”<br />

Fue el Dr. Carneiro quien le respondió:<br />

-“Hermano mío, éste es un momento <strong>de</strong> repuestas y no <strong>de</strong> interrogantes. Serena la mente.<br />

Habrá mucho tiempo para los <strong>de</strong>talles. Lo importante es tomar consciencia <strong>de</strong>l retorno. Ahora, el<br />

pasado no tiene mucho sentido, pero muestra gran oportunidad es el futuro.<br />

“Retempera el ánimo, a fin <strong>de</strong> tranquilizar a A<strong>de</strong>laida, que <strong>de</strong>be retornar más confortada.”<br />

Aguzando la observación en David, que estaba con los ojos muy abiertos, percibí que él<br />

rehacía el camino a través <strong>de</strong> la memoria, recordando la existencia recién cerrada, a partir <strong>de</strong>l ataque<br />

cardíaco en el Club y en forma retrospectiva.<br />

Llanto abundante corría <strong>de</strong> sus ojos por la faz pálida como la cera, sacudido <strong>de</strong> cuando en<br />

cuando, por verda<strong>de</strong>ras convulsiones en vista <strong>de</strong> los recuerdos más graves.<br />

Lo <strong>de</strong>jamos serenarse, recobrar la conciencia hasta el momento en que lamentó:<br />

-¡Mi Dios! Perdí la existencia. ¿Y ahora?<br />

-“Todo se transforma -le afirmó el Dr. Carneiro- para recomenzar. No existen el punto final,<br />

ni el reposo, ni el vacío. Surge un nuevo día marcado con realizaciones, reparación.<br />

-“¡Pero, yo sabía!<br />

-“No te introduzcas por las regiones <strong>de</strong> los lamentos injustificables. Ahora comienza la cosecha<br />

y tu no pue<strong>de</strong>s retroce<strong>de</strong>r en el tiempo impidiendo los sucesos. Vamos a orar.”<br />

Tocándole la frente, el Mentor suplicó la protección <strong>de</strong> Dios, en cuanto irradiaba energía,<br />

que el enfermo <strong>de</strong>bilitado absorbió. El llanto prosiguió intenso, empero, sin agitación.<br />

Del aire pendían las suaves vibraciones <strong>de</strong> la armonía.<br />

Todos nos entrábamos entregados a la plegaria, cuando, traído por el abnegado Ernesto,<br />

Guillermo fue conducido hasta A<strong>de</strong>laida, ahora lúcida y pacífica.<br />

El vestía ropas características <strong>de</strong> la época en que <strong>de</strong>sencarnó. La viuda lo observó, al principio<br />

con indiferencia, para <strong>de</strong>spués i<strong>de</strong>ntificarlo con expresiva sorpresa.<br />

-“Gui... ller... mo -balbució.<br />

-“Guillermo, sí; el esposo traicionado y asesinado...<br />

La información era dada <strong>de</strong> forma natural, sin resentimiento ni acusación.<br />

-“Ya me perdonaste? -indagó, asustada.<br />

-“En el comienzo fue muy difícil... -respondió con tristeza.- Después me di cuenta, orientado<br />

por los Guías, que lo mejor para todos nosotros era el olvido <strong>de</strong>l mal... Esto ocurrió hace pocos días,<br />

cuando los acontecimientos perturbadores recru<strong>de</strong>cieron en torno a ti y <strong>de</strong> Gerardo.<br />

-¿Gerardo? -preguntó, confundida.<br />

-“Sí, David. Él es Gerardo.<br />

-¡Oh! Dios mío! No es posible.<br />

-“La vida nos restituye lo que sembramos, a fin <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r a seleccionar lo que vamos a<br />

esparcir.<br />

-¿Tu lo perdonaste?<br />

-“Dios es quien perdona, proporcionándonos las oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> reparación. No le guardo<br />

más resentimientos. Por lo contrario, hoy siento compasión por él y buscaré, en mi indigencia,<br />

auxiliarlo, así como a ti. Sólo el bien que hacemos a quien nos haya hecho mal nos libera <strong>de</strong> la<br />

inferioridad. Es lo que estoy aprendiendo y será mi nueva forma <strong>de</strong> comportamiento.”<br />

Dando énfasis a la voz, concluyó:<br />

-“Procura mantenerte en paz y trabaja por la rehabilitación. Hay tiempo para recomenzar y<br />

ser feliz.”

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