Máximo Gorki La Madre. - Partido Comunista del Ecuador
Máximo Gorki La Madre. - Partido Comunista del Ecuador
Máximo Gorki La Madre. - Partido Comunista del Ecuador
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>La</strong> madre miró a su hijo, que sonreía de pie en el umbral.<br />
-¿De qué te ríes? -preguntó desconcertada.<br />
-¡De nada..., estoy contento!<br />
-Claro que yo soy vieja y tonta, pero puedo comprender lo que es bueno -observó ella, un poco ofendida.<br />
-Y tienes razón -replicó él-. Hay que acostarse, es tarde.<br />
-Voy ahora mismo.<br />
Se afanó alrededor de la mesa para recogerla, satisfecha, incluso transpirando un poco por la grata emoción que sentía.<br />
Era feliz: todo había ido bien y apaciblemente.<br />
-Has tenido una buena idea, Pavel. El Pequeño Ruso es muy amable. Y la señorita... ¡Eso es una muchacha inteligente!<br />
¿Quién es?<br />
-Una maestra de escuela -respondió brevemente Pavel, midiendo la habitación a grandes pasos.<br />
-¡Es muy pobre! Y mal vestida, tan mal... Cogerá frío. ¿Dónde están sus padres?<br />
-En Moscú -Y deteniéndose ante ella, Pavel añadió en tono grave:<br />
-Mira, su padre es rico, vende hierro, tiene muchas casas. <strong>La</strong> ha expulsado porque ella ha elegido este camino. Ha sido<br />
bien educada, mimada por todos los suyos, y ahora, ya ves, tiene que hacer más de siete kilómetros a pie, en plena<br />
noche, completamente sola...<br />
Estos detalles conmovieron a Pelagia. De pie en medio <strong>del</strong> cuarto, miraba a su hijo sin decir palabra, las cejas enarcadas<br />
de asombro. Luego preguntó:<br />
-¿Va a la ciudad?<br />
-Sí.<br />
-¡Ah...! ¿Y no tiene miedo?<br />
-No, no tiene miedo -dijo Pavel sonriendo.<br />
-Pero, ¿por qué? Habría podido pasar aquí la noche: se habría acostado en mi cama...<br />
-No es tan fácil. Habrían podido verla salir mañana por la mañana, y no conviene.<br />
<strong>La</strong> madre miró a la ventana con aire pensativo, y dijo dulcemente:<br />
-No comprendo, Pavel, lo que hay de peligroso, de prohibido... No hay nada malo en esto, ¿no?<br />
No estaba segura, y esperaba una confirmación de parte de su hijo.<br />
Este la miró tranquilamente a los ojos.<br />
-No, no hay nada malo. Y, sin embargo, a todos nosotros nos espera la cárcel: es preciso que lo sepas.<br />
<strong>La</strong>s manos de la madre temblaron. Con voz rota, dijo:<br />
-Pero tal vez... Si Dios quiere no ocurrirá eso.