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Las tragedias Virginia y Ataúlfo de Montiano

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débil como la consiguiente réplica <strong>de</strong> González <strong>de</strong> Salas 46 . Lo esencial <strong>de</strong> la tragedia resi<strong>de</strong> en la<br />

acción, mucho más que en el origen social. A lo que hay que añadir que <strong>Virginia</strong>, su padre, Numitor<br />

e Icilio se comportan en todo momento con un carácter conforme a lo exigible al género; es <strong>de</strong>cir,<br />

manifiestan siempre los cuatro rasgos <strong>de</strong> bondad, <strong>de</strong>coro, semejanza e igualdad, por lo que se<br />

convierten en personajes dignos <strong>de</strong> ser representados en una tragedia.<br />

La rebelión, la amistad y el parentesco en <strong>Virginia</strong>.<br />

Para compren<strong>de</strong>r a<strong>de</strong>cuadamente este aspecto temático <strong>de</strong> <strong>Virginia</strong> no queda más remedio que<br />

analizar la situación inicial <strong>de</strong> la que parte la estructura dramática <strong>de</strong> esta tragedia. Sobre todo cómo<br />

se aplica lo <strong>de</strong> ‘situación inicial <strong>de</strong> amistad o parentesco rota por rebeliones o traiciones’. Si nos<br />

atenemos a la tradición legendaria existente en torno al periodo <strong>de</strong> 451-449 a. C., la relativa paz<br />

social conseguida con la redacción <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> las Doce Tablas se rompe cuando los <strong>de</strong>cenviros,<br />

una vez concluido su primer mandato, se obstinan, a través principalmente <strong>de</strong> Apio Claudio, en<br />

conservar a toda costa el po<strong>de</strong>r adquirido. Con esta actitud, se <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cía el acuerdo social y<br />

político por el que fueron <strong>de</strong>signados: establecer la paz entre plebeyos y patricios mediante la<br />

aprobación <strong>de</strong> una normativa legal sobre la que construir las relaciones entre ambos grupos sociales.<br />

<strong>Montiano</strong> se atiene básicamente a los relatos <strong>de</strong> Tito Livio y Dionisio <strong>de</strong> Halicarnaso, es<br />

<strong>de</strong>cir, bajo el conflicto social entre plebeyos y patricios, agravado por la guerra contra sabinos y<br />

ecuos, Apio Claudio cegado por las pasiones <strong>de</strong> la ambición (el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> aumentar su po<strong>de</strong>r), la<br />

crueldad (el asesinato <strong>de</strong> Lucio Sicio), y un amor <strong>de</strong>senfrenado e in<strong>de</strong>bido (hacia la plebeya<br />

<strong>Virginia</strong>), precipita los sucesos que concluyen con el restablecimiento <strong>de</strong>l consulado a través <strong>de</strong><br />

Lucio Valerio y Marco Horacio, así como <strong>de</strong>l tribunado <strong>de</strong> la plebe, nombrando, entre otros,<br />

tribunos a Lucio Virginio, Lucio Icilio y Publio Numitor. Sin embargo, el poeta trágico introduce,<br />

según se ha visto, algunas innovaciones conducentes a obviar casi totalmente la guerra contra<br />

sabinos y ecuos –salvo unas escasísimas y breves alusiones, como que Lucio Virginio es centurión<br />

en el frente <strong>de</strong> Álgido y que el militar Lucio Sicio ha sido asesinado, culpándose <strong>de</strong> esto último al<br />

enemigo–. Por todo ello, la tragedia se inscribe <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo que en su momento <strong>de</strong>nominamos<br />

“grupo A”, es <strong>de</strong>cir, ‘obras que parten <strong>de</strong> conflictos ocultos o latentes contra un bando contrario’.<br />

Ahora bien, <strong>Virginia</strong> muestra en este asunto <strong>de</strong> la rebelión contra un tirano puntos <strong>de</strong> vista<br />

totalmente dieciochescos, sobre todo con respecto al proceso por el que se pasa <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n roto al<br />

or<strong>de</strong>n restablecido. En el capítulo <strong>de</strong>dicado a los rasgos <strong>de</strong> la tragedia neoclásica española se<br />

insistió en que este conflicto dramático se producía por la intromisión mutua <strong>de</strong> lo privado y <strong>de</strong> lo<br />

público. Ante lo cual, repasamos brevemente las causas dramáticas que justifican la rebelión,<br />

entendida como el medio concreto por el que se restaura el or<strong>de</strong>n:<br />

según el carácter; pero según las acciones, felices o lo contrario. Así pues, no actúan para imitar los caracteres, sino que<br />

revisten los caracteres a causa <strong>de</strong> las acciones” (traducción <strong>de</strong> V. García Yebra, op. cit., pp. 147-148).<br />

46 El supuesto Francisco López <strong>de</strong> Zárate recrimina en el Juicio lunático lo siguiente: “El estilo que <strong>de</strong>be ser en la<br />

tragedia sobre todos en lo elevado y grave, participa algunas veces más <strong>de</strong>l zueco que <strong>de</strong>l coturno. Acaso porque las<br />

personas <strong>de</strong> <strong>Virginia</strong> y Lucio su padre, siendo plebeyas (lo que <strong>de</strong>secha la tragedia), no pue<strong>de</strong>n ni <strong>de</strong>ben subirse tan alto.<br />

Ya preocupó el poeta esta objeción, pero no la satisfizo a mi ver porque la común estimación y alto carácter que les<br />

supone, o prueba nada o prueba mucho. Prueba nada, porque sólo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l glorioso sacrificio que el padre hace a su<br />

pundonor con la muerte <strong>de</strong> su hija tuvo figura entre los romanos y fama en sus historias. Prueban mucho porque son<br />

también no pocos los plebeyos cuyo buen porte se merece la atención <strong>de</strong> la primera nobleza, y no por eso <strong>de</strong>ben ser en<br />

una tragedia las primeras personas. Menos satisface la singular belleza <strong>de</strong> <strong>Virginia</strong>, porque una villana pue<strong>de</strong> ser una<br />

Venus rústica en la hermosura, y hablar y vestir como villana; así que <strong>Virginia</strong> por hermosa que fuese, no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser<br />

plebeya” (op. cit., s.p.). Mientras que el también supuesto José Antonio González <strong>de</strong> Salas replica lo siguiente en favor<br />

<strong>de</strong> <strong>Montiano</strong>: “Como tal erró el impugnante en pensar tan plebeyos los personajes; no lo eran tanto. De Lucio refiere<br />

Livio que era jefe <strong>de</strong> un no vulgar numero <strong>de</strong> soldados, que (aún antes <strong>de</strong> su tragedia) era hombre respetado y bien<br />

opinado <strong>de</strong>ntro y fuera <strong>de</strong> la milicia, y que <strong>de</strong>spués lo quisieron elegir por Tribuno, lo que rehusó. Esto es muy distinto<br />

<strong>de</strong> lo que se llama ínfimo vulgo, <strong>de</strong> quien probará nada o mucho (como quiere el Sr. Zárate) la solución que se le da.<br />

Añádase que, aun cuando fueran tan plebeyos, no se había <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r sino al carácter y figura con que los pone el autor<br />

sin apartarse casi <strong>de</strong> la historia, en todo el drama están respirando tanta gravedad, pundonor y cultura <strong>de</strong> costumbres,<br />

que les sobra mucho para personajes trágicos” (Ibi<strong>de</strong>m).<br />

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