Las tragedias Virginia y Ataúlfo de Montiano

otra parte, llevará el principal peso de la rebelión y del desagravio al honor familiar hasta la
aparición de Lucio Virginio, en el acto V. Cuando el padre (posible futuro suegro) está presente,
el novio lo obedece siempre con gran respeto; basta con leer las dos primeras escenas del acto V
para comprobarlo: el legionario ordena a Icilio que no levante el puñal contra Claudio hasta que
no le vea alzarlo a él en persona; y así hará el joven tribuno de la plebe. La aparición de Lucio
Virginio con el puñal ensangrentado (V, 5) iniciará la persecución y muerte del tirano.
El comentario del amor virtuoso en Virginia conduce a otro tema ya reseñado en el capítulo
de los rasgos de la tragedia neoclásica: la función y proporción del amor en la tragicidad neoclásica.
Algunos autores presumieron de haber compuesto tragedias “sin amor”, también es conocido que
Corneille nunca dejaba que el amor ocupara el primer lugar; pues bien, Montiano no puede
presumir de haber excluido totalmente el amor, pero sí de haberlo relegado a un segundo término.
De ello se dio cuenta el padre Croisset cuando elogiaba a Virginia y a Ataúlfo, porque “aunque
ambas tragedias están principalmente fundadas en la pasión del amor, no es aquel que con tanta
justicia condenan en ella los críticos mas severos” 66 . Y Martínez de la Rosa en cambio, al comparar
la Virginia de Montiano con la de Alfieri, se lamenta del “tono apocado y suave de requiebros
modernos” 67 con que el vallisoletano expresó los amores de Virginia e Icilio.
En efecto, hemos comprobado este extremo mediante un recuento de la introducción del tema
amoroso (tanto el amor loco como el amor virtuoso) durante las 36 escenas de que consta Virginia.
Así hemos elaborado un cuadro estadístico que muestra que en 23 escenas no aparece para nada el
amor (“sin amor” en el cuadro), en 10 hay algún parlamento, ya en forma de monólogo, ya de
diálogo, en que los personajes lo mencionan (“con amor” en el cuadro) y que, finalmente, sólo hay
tres escenas donde el amor es el núcleo central (“de amor” en el cuadro). Estos son los resultados
del análisis, dividido en función de cada uno de los cinco actos de la tragedia y donde además se
indica en qué escenas hay “amor” y de qué tipo se trata:
Acto Sin amor Con amor loco Con amor virtuoso De amor loco De amor virtuoso
I 4 2 (I, 2 y 4) 1 (I, 3)
II 3 2 (II,1 y 2) 1 (II, 6)
III 2 3 (III, 1, 3 y 4) 1 (III, 2) 1 (III, 7)
IV 5 1 (IV, 1) 1 (IV, 7)
V 7
Total 23 (64%) 6 (16%) 4 (11%) 1 (3%) 2 (6%)
Esta tabla estadística confirma nuestra idea de que el amor loco y el virtuoso se organizan en
función de una fuerza temática de mayor entidad: la dicotomía entre tiranía y libertad de Roma. Así,
a excepción de un breve parlamento en IV, 7, a partir de la tercera escena del acto IV lo amoroso
cede casi todo el terreno que ocupaba a la disyuntiva entre la rebelión o la obediencia servil y
humillante a un poder injusto, enfrentamiento expresado a través del proceso judicial sobre la
esclavitud de Virginia, su muerte y el posterior levantamiento en armas.
B.2. Obligados por un deber inexcusable; el honor. El bando rebelde o, si se prefiere,
defensor de la libertad de Roma encarna a la perfección la lógica dieciochesca según la cual las
pasiones, para que sean nobles, deben estar controladas racionalmente y encaminadas siempre hacia
nociones como virtud moral, el bienestar social y, cada vez más conforme avanza el siglo, lo
nacional. Obviamente esto implica una recodificación ideológica y expresiva no sólo del rasgo
obligado por un deber inexcusable, sino también de uno de los elementos temáticos que lo
justo, / que para él, ni se oculte, ni se dilate” (I, 1, vv. 127-132). Esto explicaría el silencio de Virginia en I, 3: Icilio
llegó al Foro antes que Numitor, descomponiendo el plan inicial de la joven. Una vez en escena el tío de Virginia,
entonces Icilio será informado de todo.
66 Velázquez, Orígenes de la poesía castellana, op. cit., pp. 102-103, reproduce la traducción del padre Isla en el
prólogo al tomo 2 del Año Christiano del comentario del padre Croisset.
67 “Apéndice sobre la tragedia española”, en op. cit., p. 145.
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