3.3 Análisis de la transformación de la escritura alfabética en los ...

fía. Los pictogramas fueron adquiriendo significación estable a medida que se estiliza-
ron y volvieron más esquemáticos, y en tanto pasaron a designar no ya hechos singula-
res determinados sino tipos de acontecimientos.
Todorov señala que, a pesar de la extensión de su uso, el papel de la mitografía
no se equipara al del lenguaje y atribuye esto a que sólo puede cubrir un sector limitado
de la experiencia: no conformando sistemas organizados, los pictogramas no ofrecen la
posibilidad de una combinatoria que, con pocos elementos, permita producir un número
infinito de frases. De todas maneras, la pictografía coexiste hoy con el lenguaje verbal y
los sistemas de escritura que lo registran.
Los sistemas semióticos logográficos registran palabras, frases, oraciones, a di-
ferencia de los sistemas mitográficos, independientes del lenguaje verbal. Su origen,
empero, se halla tanto en la mitografía como en el lenguaje gestual.
Los principios según los cuales se organizan los sistemas logográficos son la
morfemografía, la fonografía y el procedimiento que recurre a determinativos semánti-
cos. Si el sistema de escritura es morfemográfico, sus signos gráficos representan uni-
dades lingüísticas significantes, es decir, morfemas, que, en algunas lenguas, como el
chino clásico, coinciden con las palabras pero en otras, no. Todorov señala que las de-
nominaciones ‘ideografía’ e ‘ideograma’ no son adecuadas, ya que sugieren que los
signos gráficos de estos sistemas denotan ideas, cuando lo que representan son unida-
des lingüísticas. “El sistema morfemográfico, como todo sistema logográfico, denota el
lenguaje, no el “pensamiento” o la “experiencia.” 3
Aclara Todorov que los llamados ‘ideogramas’ o ‘jeroglíficos’ se construyen
como imágenes esquemáticas de los objetos o actos designados por los morfemas o
incluso de los gestos que acompañan esos actos, y que el parecido entre las imágenes y
los objetos se desdibuja a medida que los signos se estilizan y se reiteran denotando
otra palabra o se emplean metafóricamente. Pero señala que la imposibilidad de una
representación icónica generalizada halla su límite en los nombres propios y las nocio-
nes abstractas, lo cual condujo, en escrituras morfemográficas como la china, la sumeria
o la egipcia, a la introducción del principio fonográfico.
Si el sistema de escritura responde al principio de la fonografía, el signo gráfico
denota o bien grupos de sonidos, o bien sonidos. Así surgen históricamente, en primer
lugar, los silabarios semíticos, después los alfabetos consonánticos, como el fenicio, y
3 Ibidem.
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