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Anomalí<br />
as<br />
Crónica de una investigación sobre el fenómeno del 4 de enero de 2004<br />
LOS METEORITOS QUE NUNCA EXISTIERON<br />
Fueron muchas las personas que la tarde del<br />
domingo 4 de enero de 2004 vieron algo insólito. Se<br />
trató de un fenómeno poco habitual, a juzgar por las<br />
llamadas que, desde un poco antes de las 6 de la tarde,<br />
empezaron a recibir los servicios de emergencia. La<br />
mayoría describían lo que habían visto como una bola<br />
incandescente de color verde que dejaba una estela.<br />
Muchos fueron los que aseguraban que descendía, y<br />
que debería de haber caído.<br />
El objeto se vio sobre las 17.45 horas desde puntos<br />
muy distantes. En Santiago de Compostela, los<br />
asistentes al encuentro de fútbol entre el Compostela y<br />
el San Sebastián de los Reyes, en el estadio de San<br />
Lázaro, observaron el fenómeno. Entre ellos se<br />
encontraba José Ángel Docobo, director del<br />
Observatorio Astronómico de la Universidad de<br />
Santiago de Compostela. Docobo –al igual que el<br />
director del Planetario de Pamplona, Javier Armentia–<br />
afirmó entonces que lo observado podría ser un objeto<br />
formado por “materia virgen original” del sistema<br />
solar.<br />
En Zamora, los testigos hablaron de un gran bólido<br />
de color blanco que cruzaba el cielo a no mucha<br />
velocidad dirección noroeste sobre las 17.45 horas. El<br />
rastro que quedó en el cielo fue visible durante más de<br />
30 minutos. En León, Luis Alfonso Fernández Arenas<br />
y Carmen Blanco consiguieron filmar el objeto. Su<br />
grabación fue una de las más espectaculares, ya que<br />
mostraba el fenómeno con gran claridad. En la misma<br />
provincia, los vecinos de Renedo de Valderaduey<br />
vieron cómo pasadas las 18 horas el cielo se iluminó<br />
oyéndose una gran explosión; los cristales de algunas<br />
casas temblaron. Con relación a la hora de<br />
observación, no hablaron de las 17.45 sino de las 18.00<br />
horas. Este hecho se repite con algunos testimonios<br />
más, aunque consideramos que podría tratarse de un<br />
error de cálculo a la hora de relatar la experiencia.<br />
La Agrupación Astronómica Cántabra informó de<br />
un avistamiento sobre las 17.42 horas en la zona de<br />
Liébana de una “bola de fuego de color blanco” que<br />
dejaba estela. Desde la agrupación hablaron de la<br />
posible “desintegración de un meteorito”.<br />
Otros testimonios los encontramos al norte de la<br />
Comunidad de Madrid, sobre las 18.00 horas. Cientos<br />
de personas vieron un destello luminoso en el cielo<br />
seguido de un intenso ruido, que hizo temblar los<br />
cristales durante unos 30 segundos. Muchos<br />
aseguraron que aquello cayó al suelo. También se<br />
sorprendieron numerosos automovilistas que<br />
circulaban cerca de Las Rozas y vieron caer una bola<br />
de fuego.<br />
En Aragón también se observó el fenómeno.<br />
Algunos vecinos de Sabiñánigo (Huesca) dijeron que<br />
la estela que dejó la “bola incandescente” permaneció<br />
en el cielo durante más de una hora. En Zaragoza,<br />
mucha gente creyó que aquello iba a estrellarse contra<br />
el suelo. Carlos S. Ollés y Sonia Pasamar nos contaron<br />
que tuvieron esa sensación mientras lo veían. Se<br />
encontraban en el barrio de Movera, volviendo a<br />
Zaragoza, cuando se sorprendieron al observar “algo<br />
41<br />
Fotograma de la filmación de Luis Alfonso<br />
Fernández Arenas y Carmen Blanco en León<br />
similar a una gran estrella fugaz que parecía dirigirse al<br />
suelo”. Era como si estuviera envuelto en llamas,<br />
blanco y tenía una gran cola con los contornos de color<br />
azul claro.<br />
En la carretera de Lérida hacia Zaragoza se vio una<br />
bola de fuego más grande que un balón de fútbol<br />
dejando una estela de humo. “Era como un pequeño<br />
Sol en la distancia echando fuego”, relataba un testigo.<br />
Los reseñados constituyen sólo una pequeña parte<br />
de los centenares de testimonios que vieron el<br />
fenómeno, tanto en España como en Portugal, donde<br />
también se avisó de posibles caídas y se hicieron<br />
búsquedas infructuosas. Todos ellos reportaron<br />
observaciones que fueron aprovechadas por algunos<br />
organismos científicos para determinar qué había<br />
pasado. Aunque dentro de la comunidad científica se<br />
obviaron casos, hubo opiniones dispares,<br />
contradicciones, y, sobre todo, demasiados silencios.<br />
Pero vayamos por partes para ver qué ocurrió.<br />
Una de las primeras declaraciones aparecidas, pocas<br />
horas después de que se observara el fenómeno fue la<br />
del Instituto Nacional de Meteorología (INM), que dijo<br />
a los medios de comunicación que con sus medios<br />
(radares e imágenes por satélite) no se había detectado<br />
“nada fuera de lo normal”, nada que justificase las<br />
bolas de fuego. El INM aseguró que al no tratarse de<br />
ningún “fenómeno atmosférico conocido” podría ser<br />
algo “relacionado con globos sonda o aviones”.<br />
La opinión del INM tuvo poca repercusión, ya que<br />
enseguida salieron otras voces descartando aviones,<br />
globos sonda o chatarra espacial. William Ailor,<br />
director del Center of Orbital and Reentry Debris<br />
Studies (CORDS) perteneciente a The Aerospace<br />
Corporation, descartó que hubiera había algún tipo de<br />
reentrada en España. Jacob Petrus, meteorólogo de la<br />
Cadena Ser, explicó que no se podía tratar de un globo<br />
sonda, ya que la fricción observada no podía<br />
corresponder a la de un objeto como un globo sonda,<br />
que no está en contacto con las capas altas de la<br />
atmósfera y por lo tanto no puede adquirir demasiada<br />
velocidad, declaración que se contradice con la del<br />
INM. Petrus habló de meteorito o chatarra espacial.<br />
También se descartó cualquier relación con la lluvia<br />
de estrellas de las Cuadrántidas. En este sentido, Marco<br />
E<br />
L<br />
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J<br />
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C<br />
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