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Según explica el psiquatra, las palizas, los golpes, la<br />
privación sensorial, el hambre o el frío, son mucho menos<br />
importantes para las víctimas de la tortura, que la<br />
humillación, el miedo, y la tortura psicológica: “Yo creo que<br />
el objetivo de la tortura no es para matar fisicamete a la<br />
persona; es para matar a su espíritu. Para cambiar su<br />
carácter. Para infundir el miedo en su familia y en toda la<br />
comunidad”. Y como consecuencia de ello, algunos<br />
torturados, o simplemente personas que no han soportado<br />
los traumas de la guerra, se han convertido en suicidas.<br />
Uno de los casos más significativos que nos relató el Dr.<br />
Mahmoud Sehwail desembocó en las portadas de la<br />
prensa internacional, y en los listados estadísticos de los<br />
atentados suicidas en Palestina: “Hace 3 o 4 años yo<br />
estaba invitado en un programa en la radio, un programa<br />
para gente afectada. Un hombre llamó de fuera diciendo<br />
que sus hijos han presenciado la muerte de su madre por<br />
los israelíes, y esos niños se han vuelvo violentos,<br />
agresivos, en contra de otros en la escuela, en la calle. Y<br />
el hombre pedía un consejo, una ayuda psicológica. Nos<br />
enteramos después de un mes de que ese hombre se voló<br />
a si mismo en Israel. No pudo manejar su trauma. La única<br />
salida para él fue el suicidio”. El psiquiatra palestinoaragonés<br />
insiste en que tras cada atentado suicida se<br />
oculta un trauma y una historia familiar. “A uno de mis<br />
pacientes le habían destruído la casa en el 1989. Su<br />
hermano también encarcelado en prisiones israelies. Otra<br />
vez reconstruyo la casa y fue destruida otra vez. Y luego el<br />
acabo haciendo un acto suicida. Yo he conocido a las<br />
familias de los suicidas, y no hay ningún motivo religioso.<br />
Es la frustración. Tras cada acto suicida hay un trauma y<br />
una historia. No tiene nada que ver con la religión. Es<br />
gente traumatizada. Están utilizados por grupos<br />
extremistas”.<br />
Testimonios desgarradores El TCR, además de su sede<br />
central en Ramallah, tiene sucursales en otras poblaciones<br />
palestinas, como Jenin, Nablos o Gaza y hasta ellas nos<br />
desplazamos para recoger el testimonio de los torturados.<br />
Mahmud Sehwail ya nos advierte que los desplazamientos<br />
internos en el país son extremadamente complicados. Para<br />
evitar los chek point donde podríamos ser retenidos<br />
durante horas, hacemos lo que todos los palestinos;<br />
bordear las carreteras principales viajando por las<br />
montañas. Atravesando senderos, pistas y caminos que<br />
terminan por averiar los humildes coches de nuestros<br />
anfitriones. Pero si utilizásemos las carreteras israelíes, y<br />
nos identificásemos como periodistas que acudian a<br />
entrevistar a “terroristas”, con seguridad no pasaríamos del<br />
primer control militar.<br />
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En Jenin, una de las ciudades del norte del país, mas<br />
activa en cuando al enfrentamientos con las tropas<br />
israelíes, y donde hace pocos dias (14 de mayo) murieron<br />
9 personas bajo el fuego israelí conocemos al psicólogo<br />
Jamal Daglas y al psiquiatra Malek M. Hassan, ambos<br />
coordinadores del TRC del Dr. Sehwail en la zona. Los dos<br />
coinciden en que las técnicas habituales en los<br />
interrogatorios israelíes son: “Privación de sueño,<br />
aislamiento, humillación, golpear, pero sobretodo el<br />
sabaj…”. El sabaj consiste en colgar, con los brazos a la<br />
espalda, sobre la cabeza, boca abajo, etc, al interrogado,<br />
durante horas o a veces dias enteros. Desnudos, o en ropa<br />
interor, el peso del cuerpo, colgado de una cuerda, termina<br />
por producir grabes luxaciones, y dolorosisimas lexiones<br />
en brazos, espalda, axilas, etc. En las fotos de las torturas<br />
norteamericanas a detenidos iraquies en la cárcel de Abu<br />
Graib, que dieron la vuelta al mundo, aparecen víctimas<br />
del sabaj, con las caracteristicas capuchas, impregnadas<br />
de excrementos u orines, con las que se tapa la cabeza de<br />
los detenidos, para obligarles a respirar el detritus,<br />
sufriendo asfixias, vomitos, etc.<br />
Hassan y Mahmud son dos hermanos con los que nos<br />
reunimos en su domicilio de Jenin. Tanto ellos, como 8 de<br />
sus 10 hermanos, fueron detenidos e interrogados en<br />
alguna ocasión. Su casa fue bombardeada por los<br />
soldados israelíes y reconstruida por la familia una vez<br />
derribada. Y durante su estancia en prisión, ambos<br />
hermanos sufrieron la tortura de la cuerda o “sabaj”:<br />
“Primero te desnudan –explica Mahmud, que vivió varios<br />
meses en España y habla un poco de español, mientras su<br />
hermano Hassan asiente-, lo que te hace sentir humillado.<br />
Pero la vergüenza se te pasa cuando llega el frio y el dolor<br />
en los huesos. A mi me ataron las manos a la espalda y<br />
luego me colgaron de ellas durante horas. Es un dolor<br />
insoportable cuando todo el peso te cuelga de los brazos<br />
luxándote los hombros. Mi hermano lo llevo peor… el<br />
estuvo más de un dia así”.<br />
Terroristas suicidas… ¿cristianos?<br />
En Belén nos entrevistamos con Aiman, quien fue líder de<br />
las Brigadas de los Martires de Al Aqsa (brazo armado de<br />
Al Fatah) en la ciudad donde nació Jesucristo. Aiman<br />
también fue torturado, durante años. “La primera vez que<br />
entre en la cárcel – relata el líder de los Martires de Al<br />
Aqsa- fue en 1981. Estábamos trabajando contra la<br />
ocupación palestina, y fuimos detenidos, el 14 de agosto<br />
de 1981. Después de dos días de estar detenido<br />
destruyeron mi casa, en la que estamos ahora, y yo la<br />
reconstruí. En aquella época Arien Sharon era ministro de<br />
defensa y decidió que yo me quedara en la cárcel tres<br />
años y medio, hasta 1985”. Privación sensorial, palizas,<br />
sabaj, etc, modelaron, golpe a golpe y humillación tras<br />
humillación, el odio de Aiman hacia los sionistas, pero<br />
“después de salir de la cárcel todo el mundo sabía como<br />
soy yo, pero los israelíes ya me tenían fichado en su lista<br />
negra. Cuando llegó la primera intifada volvieron a<br />
detenerme otra vez, a principios de marzo de 1988. Esa<br />
fue una detención administrativa. Yo llevaba una vida<br />
normal, pero me detuvieron así para evitarme en la<br />
intifada. Después de 1988 han vuelto a detenerme,<br />
administrativamente, dos veces mas.”.<br />
En occidente pocas personas saben lo que suponen las<br />
“detenciones administrativa” israelíes, por las que un<br />
detenido palestino puede ser retenido, hasta seis meses,<br />
sin juicio, sin abogado y sin sentencia, y lo que es peor,<br />
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