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LIC. ZOBEIDA VÁSQUEZ DE CUETO SANTO DOMINGO, RD

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¿Qué es la Religión? Según el diccionario Larousse lo define así: Culto que se tributa a la<br />

Divinidad. 12<br />

El Nuevo Diccionario Bíblico es preciso cuando dice que religión (threskeia) “se refiere a la<br />

expresión exterior de las creencias, no al contenido”. La misma idea aparece en el “Vine<br />

Diccionario Expositivo” cuando explica que threskeia “significa religión en su aspecto externo,<br />

culto religioso, en especial referente al servicio ceremonial de la religión”. 13<br />

Hay muchas personas que creen que asistir a una iglesia, orar, ayunar, cantar alabanzas, hacer<br />

trabajo voluntario, cumplir con varias ceremonias, equivale a ser religioso. Santiago nos dice<br />

que si alguno se cree religioso y no refrena su lengua, en otras palabras, hay personas que solo<br />

tienen apariencia de piedad pero niegan la eficacia de ella. Si nosotros no podemos poner freno a<br />

nuestra boca nos estamos engañando. Estamos perdiendo el tiempo, no dejamos que la Palabra<br />

de Dios actúe en nosotros. No podemos dar rienda suelta a nuestra boca. Pensar lo que vamos a<br />

hablar, no hablar lo primero que nos venga al pensamiento. Mucha gente aparenta servir a Dios<br />

pero su lengua lo delata. La lengua cuando no se controla se ocupa del chisme, la murmuración,<br />

la calumnia, y otras muchas cosas más.<br />

La lengua es uno de los indicadores más confiables. Se ha calculado que la persona promedio<br />

hablará 18,000 palabras al día, suficientes para un libro de cincuenta y cuatro páginas. En un<br />

año eso llega a sesenta y seis volúmenes de ochocientas páginas. Una persona promedio dedica<br />

hasta un quinto de su vida a hablar. Si la lengua no está controlada por Dios, es un indicador<br />

seguro de que tampoco el corazón lo está. 14<br />

Santiago nos presenta tres principios para que nuestra religión sea verdadera, poner freno a<br />

nuestra boca, ayudar a los necesitados y guardarnos sin mancha de este mundo. Cuidar a las<br />

viudas y a los huérfanos en sus tribulaciones que en aquel tiempo estaban sin protección, Dios<br />

exhortaba al pueblo para que cuidara de ellos. Hoy en día como hijos de Dios no podemos ser<br />

indiferentes a las necesidades de nuestros hermanos, debemos compartir con el que padece<br />

necesidad. Así como Jesús tenía compasión de las multitudes pues estaban desamparadas como<br />

ovejas sin pastor. Jesús nuestro ejemplo siempre se interesó por los necesitados: los que tenían<br />

hambre, los enfermos, los endemoniados, los quebrantados de corazón. Jesús multiplicó los<br />

panes y los peces para alimentar a cuatro mil personas y en otra ocasión a cinco mil. Cuando un<br />

padre con su hijo que estaba atormentado por un demonio se lo llevó a sus discípulos y no<br />

pudieron hacer nada, Jesús lo liberó trayendo respuesta a un problema tan grande que tenía esta<br />

familia. Podemos ayudar a las personas a nuestro alrededor interesándonos en ellas, prestando<br />

atención cuando nos vienen a tratar ciertos problemas en busca de orientación y consejo.<br />

El Evangelio es más que cumplir una serie de preceptos de ritos y ceremonias y otras<br />

actividades, es más que eso, es tener compasión como la tuvo Jesús, como la tuvo el samaritano<br />

por el hombre que cayó en manos de ladrones que le despojaron de lo que tenía y le hirieron<br />

dejándole como muerto. Pasó un sacerdote por aquel camino y viéndole, pasó de largo.<br />

Asimismo pasó un levita y al verlo pasó de largo. Pero un samaritano que iba de camino vino<br />

12 Diccionario, El Pequeño Larousse Ilustrado, p. 886.<br />

13 José Dunker, La Religión como Invento Del Hombre, p. 12.<br />

14 John MacArthur, Comentario Del Nuevo Testamento, p. 98.<br />

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