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LIC. ZOBEIDA VÁSQUEZ DE CUETO SANTO DOMINGO, RD

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arrepentido después que muriera estaría en la gloria con Dios en el cielo. El tiempo de la<br />

salvación, las riquezas, la fama, condición social y otras cosas por las cuales solemos medir, no<br />

serán factores que Dios utilizará para darnos bendiciones en el cielo, sino que a todos los que<br />

hemos creído en Jesús sin distinciones, ni favoritismo, nos dará la vida eterna.<br />

Podemos mostrar parcialidad cuando elogiamos, damos reconocimiento a los hermanos que<br />

ofrendan sumas considerables para la iglesia y los tratamos de una manera especial por lo que<br />

aportan a la obra de Dios. Pero Jesús no actuó de esa manera, el ejemplo está en Marcos 12:41-<br />

44. Jesús está sentado delante del arca de las ofrendas, y miraba como el pueblo echaba dinero<br />

en el arca y muchos ricos echaban mucho dinero. Y vino una viuda y echó dos blancas. Jesús<br />

llamó a sus discípulos y les dijo que esta viuda había echado más que todos los ricos que habían<br />

ofrendado, porque ellos dieron de lo que les sobraba más la viuda ofrendó todo lo que tenía, todo<br />

su sustento.<br />

La moneda que echó la viuda – Blanca (gr. Leptón) la moneda de menos valor, equivalente a<br />

solamente 1/8 de asarion, que era a su vez 1/16 de denario, que era el sueldo diario de un<br />

jornalero, equivalente a 4 gramos de plata. Así la blanca equivalía a 1/128 de denario. 17<br />

No es la cantidad de dinero que una persona da para la obra de Dios lo que El Señor juzga, sino<br />

la intención del corazón del oferente.<br />

Santiago pone un ejemplo en los versículos 2-4 cuando dice que si en nuestra congregación entra<br />

un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido<br />

andrajoso y miramos con agrado al que trae la ropa espléndida y le decimos siéntate aquí en buen<br />

lugar y al pobre decimos quédate de pie o siéntate aquí bajo mi estrado. ¿No hacen distinciones<br />

entre vosotros mismos y vienen a ser jueces con malos pensamientos? Aquí la palabra<br />

congregación se traduce como “sinagoga” que significa que nos reunimos todos juntos, en otras<br />

palabras en una iglesia donde se reúnen los cristianos a adorar a Dios y ser edificados unos a<br />

otros. En esta iglesia entra un hombre con anillo de oro y una ropa elegante, e inmediatamente<br />

lo sentamos en las primeras filas de asientos que normalmente eran reservadas en aquel tiempo<br />

para los escribas y los líderes y los demás se quedaban de pie o se sentaban en el suelo. Aquel<br />

hombre fue catalogado por su apariencia como un hombre importante que merecía ser sentado en<br />

un lugar prominente y así lo hicieron. La mirada de los que estaban en la sinagoga estaban fijos<br />

en el anillo y en la ropa, observando los de afuera, las apariencias.<br />

Y al pobre con ropa andrajosa y sucia y con mal olor le dijeron siéntate en el suelo o quédate de<br />

pie, sin darle ningún tipo de importancia porque no la merecía ya que por la ropa se podían dar<br />

cuenta de que clase de persona se trataba, una persona pobre sin ningún tipo de posesión.<br />

Actualmente quizás catalogamos esta acción de esos hermanos de que nos habla Santiago y los<br />

condenamos. Pero si nos examinamos a nosotros mismos nos damos cuenta que también en<br />

nuestras iglesias sucede lo mismo y que tenemos que reflexionar y hacer un alto para que estas<br />

acciones no continúen en las iglesias.<br />

17 Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado, p.119.<br />

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