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128 ' MEMORIA DE EL COLEGIO NACIONAL<br />
Si algún poeta de Francia conoció en vida la consagración-popular,<br />
el aplauso unánime y los resplandores de la gloria, fué Hugo. A.su.<br />
muerte, una reacción injusta trató de vihpendiar su nombre y de rebajar<br />
su culto. Hoy, la crítica se vuelve al autor de "Los Miserables" para<br />
colocar a la debida y envidiable: altura sus merecimientos de grande entre<br />
grandes. Pera creo que ni antes ni-ahora se le han prodigado tan desmesuradas<br />
alabanzas. , ■ i<br />
Debemos hacer notar que Díaz Mirón, egotista y orgulloso como<br />
se nos presenta en su primera época, tiene la admiración fácil y generosa,<br />
prueba clara de que no está dominado por la baja pasión de la<br />
envidia. En las estrofas a Byron, otro de sus objetos de adoración, quema<br />
en su altar el incienso más puro de su poesía. Este canto a Byron,<br />
debe ser leído por ser una de las notas más características del Díaz Mirón<br />
de la primera época.<br />
Eñ vano la voz prof erica del bardo augura para el poeta inglés gloria<br />
no sólo inconmovible, sino creciente. Byron ha dejado, acaso definitivamente,<br />
su sitio a poetas menos celebrados. por el mundo en su<br />
riempo. Shelley, Keats, ellos cuando menos, han relegado el mito byroriano<br />
a un segundo, aunque envidiable término de belleza, que dej^<br />
incólume la leyenda. Pero ello no importa. Las estrofas de Díaz Mirón<br />
están allí para revelarnos los ideales de una hpra, los gustos estéticos de<br />
un momento histórico y literario. La juventud de hoy pondrá reparos a<br />
tanta exaltación; encontrará ripioso algún <strong>ver</strong>so como aquel que dice:<br />
"Y tu numen fué entonces un mal hado"; hallará oscuridad en algunos<br />
fragmentos, como la primera estrofa.. .Pero los que vit^imos en aquellos<br />
días de exaltación romántica ¡qué profunda emoción experimentamos<br />
con aquel poema que nos aprendimos de memoria! Corridos los<br />
años; trocados los ideales de entonces por otros que tal vez habrán de<br />
pasar; orientados los ánimos en direcciones a veces opuestas ¿habrá<br />
quien niegue a la musa del poeta <strong>ver</strong>acruzano yna calidad poética que<br />
lo unge con el óleo santo de un arte superior? ...<br />
Fué en aquellos años anteriores a "Lascas" cuando Puga y Acal<br />
llamaba a Díaz Mirón **el príncipe de los poetas mexicanos".<br />
La nota épica tiene en los primeros >v«rsos del poeta acentos merecedores<br />
de su fama. En "Voces Interiores", en "Boedromión", en otros