ab simpson - Renovacion Para Las Naciones
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dará de caer, y te llevará a la presencia de su glo ria al<br />
fin con sobre<strong>ab</strong>undante gozo. v -<br />
Esto nos lleva a otro punto, a s<strong>ab</strong>er, a la apli cación<br />
continua de la purificación. El lavado no era único, sino<br />
que h<strong>ab</strong>ía que hacerse con frecuencia, era una<br />
ceremonia que se repetía: h<strong>ab</strong>ían de hacerlo cada vez<br />
que iban al santuario y al altar. Esto hace resaltar una<br />
verdad preciosa: que es la siguiente, el Señor Jesucristo,<br />
después de consagrarnos totalmente, y de llenarnos com -<br />
pletamente, tiene todavía gracia para llenarlos cada día,<br />
y gracia para vencer todos los males y pruebas de la<br />
vida. Creo que verás esto mejor en el versículo ocho del<br />
capítulo trece de Juan. Allí usa dos expresiones, no<br />
idénticas, porque los verbos son distintos en el original.<br />
El uno describe una limpieza a conciencia: «El que está<br />
lavado» (v. 10) «no necesita ,sino lavarse los pies». La<br />
pal<strong>ab</strong>ra «lavado» aquí significa «totalmen te limpiado;<br />
esto es, lavado del todo, alma y cuerpo, y completamente<br />
santificado. No necesita que se le haga esto otra vez,<br />
pero necesita aún que «se le laven» los pies, que se le<br />
quiten las manchas pequeñas que se acumulan al pasar<br />
por la tierra, pequeños pasos falsos que damos mil veces<br />
cada día. No necesita que se le salve y se le santifique,<br />
pero necesita que se le lave una y otra vez, de las<br />
mil manchas que no han entrado en su corazón, pero<br />
que han ensuciado sus pies. El que ha sido lavado no<br />
necesita que todo su cuerpo sea su mergido debajo de<br />
la corriente, pero necesita que se le quiten las<br />
pequeñas manchas diarias. Tu has sido lavado en<br />
sentido amplio, pero si no eres lavado en el sentido<br />
restringido no tendrás parte con El. Tu comunión<br />
quedará interrumpida hasta que seas lavado.<br />
Queridos amigos, éste es el significado del acu<br />
dir diariamente al trono de la gracia, para hallar<br />
el oportuno socorro. Este es el privilegio del cris tiano<br />
más consagrado. Este bendito lavatorio está<br />
<strong>ab</strong>ierto en nuestros corazones continuamente, y<br />
el gran Sumo Sacerdote está siempre allí, con el<br />
hisopo, para rociarnos, para lavarnos una y otra<br />
vez, de la menor sombra de contacto que llega hasta<br />
nosotros de los espíritus de otros o de la atmósfera del<br />
mundo en que vivimos.<br />
Y luego, qué consuelo es el s<strong>ab</strong>er que el agua descendía al<br />
nivel de los sacerdotes. Es importan-<br />
te que no tuvieran que subir a ella, sino que po día ser<br />
derramada sobre sus vestidos simplemen te <strong>ab</strong>riendo las<br />
espitas y poniéndose debajo.<br />
«El que descendió es el mismo que también sub ió,<br />
por encima de todos los cielos, para llenar -<br />
l o t o do . » Esta es la pa l a b r a d e fe , p e r o ¿qu é<br />
dice?: «Cercana está la pal<strong>ab</strong>ra en tu boca y en tu corazón, ésta<br />
es la pal<strong>ab</strong>ra de fe que predicamos, que si confesares con<br />
tu boca al Señor Jesús, y crees en tu corazón que Dios<br />
le levantó de los muertos serás salvo.» (Romanos 10:9<br />
y Efesios 4: 10.)<br />
Pasemos ahora adelante para mirar a las per sonas<br />
que han de ser limpiadas. Eran los sacer -<br />
dotes de Dios, aquellos que iban a ministrar en<br />
la presencia inmediata de Dios. No era el pueblo<br />
común, la muchedumbre no santificada; eran los<br />
consagrados a Dios, y que est<strong>ab</strong>an en este bendito<br />
lugar de privilegio que pueden ocupar hoy todos los<br />
creyentes. El sacerdocio antiguo signific<strong>ab</strong>a<br />
servicio consagrado. Hubo un tiempo, pienso. que<br />
creímos que esta gracia santificadora se nos d<strong>ab</strong>a para<br />
prepararnos para la gloria del cielo. Pero estoy contento<br />
de ver que se va esparciendo en la Iglesia la creencia<br />
de que esto no es el final, sino el principio del se rvicio<br />
cristiano. La situa-<br />
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