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ab simpson - Renovacion Para Las Naciones

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mente, y las especias olorosas también, y el in cienso se<br />

elev<strong>ab</strong>a constantemente- Y así el Señor Jesús está en<br />

todo momento orando por ti. Tú duermes toda la noche,<br />

pero Jesús ora. Tú te despiertas y El ya está allí. Es una<br />

de las más dulces experiencias de mi vida el<br />

despertarme y hallar a Jesús tan cerca. Es delicioso que<br />

El nos recuerde algo que ya h<strong>ab</strong>íamos olvidado y com -<br />

prender que El nos está recordando siempre.<br />

¡Y cuántas veces nuestro corazón se siente<br />

oprimido, impulsado por una carga que tenemos y que<br />

nos obliga a orar! Es Jesús que está oran do por<br />

nosotros. El fuego está ardiendo, el in -denso asciende.<br />

Es posible que no digas pal<strong>ab</strong>ras cada vez, pero el<br />

incienso sube. El agua se evapora en la naturaleza en<br />

todo momento, aunque no la veamos. Vemos la neblina<br />

por la mañana, pero no al mediodía, aunque haya<br />

humedad entonces, porque debido al mayor calor, no se<br />

puede ver. Lo mismo puedes estar elevando a Dios en<br />

todo momento el aliento de homenaje de tu corazón.<br />

Dices: ¿cómo puedo poner todo mi corazón en los<br />

asuntos que tengo entre manos y orar? Puedes hacerlo. A<br />

mí me gusta tr<strong>ab</strong>ajar en el jardín y, al hacerlo, olía las<br />

rosas, sin dejar de tr<strong>ab</strong>ajar en los parterres. Lo mismo<br />

puedes estar ocupado todo el tiempo y sentir el aliento del<br />

cielo sin que te estorbe. Es como tr<strong>ab</strong>ajar en una sala<br />

perfumada. Es algo más profundo que la oración, es la<br />

comunión. Es como la madre y el hijo, sentados juntos, sin<br />

decirse pal<strong>ab</strong>ra, pero sintiendo el uno la presencia del<br />

otro. Así es Cristo con nosotros: no h<strong>ab</strong>lamos, pero hay la<br />

comunión. Este es el estado del corazón apropiado en que<br />

debemos vivir. Pondrá celo en tu obra en el hospital,<br />

hermana, aunque limpies palanganas o friegues platos o<br />

ca-<br />

zuelas; la cocina te parecerá la cámara de un palacio. Y<br />

para el pecado será como si hubiera en el aire un<br />

desinfectante; no h<strong>ab</strong>rá peligro de contaminación. A veces<br />

nos parece, cuando vamos a la obra de misión en algunos<br />

barrios, que la atmósfera de mal que nos rodea nos<br />

asfixia, por lo ordinario y bajo de los corazones que nos<br />

rodean. regodeándose en el pecado, hasta que no nos<br />

deja respirar. Pero si llevamos el altar del incienso con<br />

nosotros, y la , oración desprende suave fragancia,<br />

estaremos respirando el aire puro del desierto, y allí<br />

veremos que florecen rosas.<br />

7. Leemos que no h<strong>ab</strong>ía incienso sin fuego. Y asimismo<br />

la intercesión de Cristo por nosotros ha de ser precedida<br />

por el fuego del sufrimiento. No es la oración que nos<br />

salva, sino la muerte. Es porque El murió para expiar<br />

nuestros pecados que ahora El reclama que nos sean<br />

entregadas las bendiciones. Por eso leemos aquí que<br />

Aarón tenía que hacer expiación en los cuernos del altar<br />

una vez al año. Con la oración no basta. Tiene que h<strong>ab</strong>er<br />

fuego. Queridos amigos, toda clase de ascetismo,<br />

oraciones, flagelaciones o <strong>ab</strong>stinencias, no nos salvarán<br />

sin el fuego. El fuego del sufrimiento era la primera<br />

preparación para la obra de intercesión en la misión del<br />

antiguo sacerdote.<br />

Luego, este fuego representa también al Espíritu Santo;<br />

el Espíritu Santo es representado por el Espíritu de<br />

oración. Es el Espíritu Santo que nos trae al corazón los<br />

deseos que Dios quiere que sintamos, insta a nuestras<br />

almas y nos da el sentido de necesidad. ¡Oh, cuán fácil es<br />

orar cuando somos llevados en sus alas, cuando nuestras<br />

almas flotan en el aliento de Dios y sentimos que Dios debe<br />

dárnoslo, porque Dios mismo ya lo ha pedido! Es el que<br />

nos inspira desde el cielo y que nos lo enviará. ¡Bendito<br />

Espíritu de oración' ! No<br />

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