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MITOS MARITALES - Centro Psiologico ANIMUS

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tenían era una trabajosa sociedad bien aceitada. Tenían sexo, pero no amor. No eran cómplices ni<br />

mutuamente felices. Estando juntos experimentaban unas pocas situaciones armoniosas, pero<br />

permanecían desesperadamente solos. Este casamiento en realidad nunca debió haberse consumado.<br />

Maurice se preguntó: “¿Pero no deberíamos seguir juntos para el bien de nuestra hija?” ¡Ud. sabe lo que<br />

les pasa a los chicos de hogares separados! “Señale que había tratado decenas de adultos cuyos<br />

problemas provenían del hecho de que sus padres habían seguido casados “por el bien de sus hijos”.<br />

Muchos pacientes adultos han dicho: “Hubiese querido que mis padres se separasen. Yo hubiera estado<br />

mucho mejor”. No es una buena idea criar a un hijo en una atmósfera de tensión y de afecto restringido, o<br />

en un lugar en que los padres crean refriegas y conflictos. Un divorcio amistoso, en el que los niños<br />

tengan acceso fácil a ambos padres, ofrece un clima mucho más sano par el crecimiento psicológico (ver<br />

Mito 15).<br />

La decisión de divorciarse rara vez se produce fácilmente. Carola Maurice pasaron varios meses<br />

pensándolo. Luego me pidieron una cita. “No hay nada que hacer”, informó Carol, “aunque nos seguimos<br />

llevando bien, realmente no tenemos bastante en común para que esto funcione”. Respondí que un buen<br />

momento para implementar un divorcio amistoso es cuando la relación está fluida en lugar de<br />

tormentosa. “Es mucho más fácil ser objetivo, racional e imparcial en un acuerdo de divorcio entre<br />

amigos que entre enemigos”, dijo Maurice. “Realmente formamos una buena pareja de amigos, pero una<br />

pésima pareja de esposos”.<br />

Entre los tres elaboramos un acuerdo equitativo. Maurice y Carol compartían la tenencia de la<br />

hija. Discutimos la división del dinero, muebles y otras posesiones, y nuevos domicilios. Los abogados<br />

redactaron el acuerdo final y diez y ocho meses más tarde, les fue concedido su divorcio “sin culpa”.<br />

Casi pasaron cinco años desde que los vi por última vez. Rastreé a Maurice en su trabajo para<br />

seguimiento. Se había casado uno siete meses después del divorcio Carol también volvió a casarse, un<br />

par de meses después de él. Ambos tuvieron otro hijo. Maurice dijo que su segundo matrimonio era muy<br />

gratificante. “Aprendí de mis errores de la primera vez, y por lo que sé a Carol también le va muy bien”.<br />

A su hija actualmente de siete años, le gustaba ayudar a cuidar de sus respectivos hermanastros. “Me<br />

satisface poder decir que es una niña feliz… sé que hicimos lo correcto”.<br />

¿Qué podemos aprender de Carol y Maurice?<br />

Algunas autoridades en la materia creen que cualquier pareja puede lograr éxito en el matrimonio<br />

si alguien reglas fundamentales:<br />

Evitar: “Etiquetera, culpar, juzgar, acusar, buscar defectos, exigir, ignorar, atacar.<br />

Incluir: Elogios, felicitaciones, escuchar, razonar, agradar, ayudar, perdonar.<br />

Al adherirse a estas directivas, casi podría garantizarse un matrimonio feliz y exitoso. ¡Que<br />

disparate! Mientras que los psicólogos conductistas a ultranza objetan conceptos intangibles como el<br />

“amor” o “atracción de piel”, la mayoría de nosotros tiene conciencia de la vasta diferencia entre una<br />

coexistencia pacífica y amistosa y un matrimonio no exitoso que valga la pena mantener. La terapia de<br />

pareja convirtió la desgastante y agresiva relación de Carol y Maurice en un fatigoso armisticio repleto<br />

de negociaciones sobre decisiones triviales. Sin embargo, permanecieron fundamentalmente<br />

incompatibles. Casi no existían intereses comunes y acuerdos mutuos entre ellos.<br />

El matrimonio requiere compañerismo, trabajo en equipo, metas comunes e interacciones respetuosas,<br />

pero es mucho más que la suma de estas partes. Sin amor, atracción, protección y comprensión además<br />

de algún consenso en cuestiones de gustos e intereses, el matrimonio es tan árido como las arenas del<br />

Sahara.<br />

Le pedí a Maurice que elaborara sobre su segundo matrimonio. Su principal lección de la terapia marital<br />

fue hallar una mujer que compartiera sus intereses, que respetara sus gustos, y viceversa. Cuando le<br />

pregunté si estaba “trabajando sobre” su segunda pareja, si necesitaba atención constante como un jardín,<br />

respondió: “¡Nada de eso!” Nos llevamos bien y nada más”. Agregó que si bien su esposa y él tenían<br />

desacuerdos sobre los cuales negociaban y lograban acuerdos racionales, el tema básico de su relación<br />

era de “mutualismo”. Luego reflexionó: “Tal vez la idea de tener que trabajar para crear un buen<br />

matrimonio surge del hecho de que la mayoría de las parejas casadas son incompatibles”.

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