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MITOS MARITALES - Centro Psiologico ANIMUS

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además demasiado preocupado por la opinión publica de correr semejante riesgo. Agrego que no había<br />

ninguna probabilidad en cien millones de que su mujer fuera capaz de “engañarlo”. En este momento de<br />

la conversación me di cuenta de que el último de hablar era el marido de una de mis pacientes. Su mujer<br />

realmente estaba involucrada en un amorío sexual, por el cual había venido a psicoterapia.<br />

Los buenos matrimonios no tienden a fundamentarse en la confianza total, sino en un cierto matiz<br />

de inseguridad. Estar absolutamente seguro de la fidelidad, lealtad o devoción de nuestro cónyuge es<br />

tomar demasiado por sentado a la otra persona. Demasiada seguridad engendrará una sutil falta de<br />

respeto. Es más realista creer que nuestra pareja es un ser humano fiel pero falible, que puede sucumbir a<br />

la tentación bajo ciertas circunstancias. A menos que uno mantenga cierto grado de vigilancia, es posible<br />

ser usurpado o reemplazado.<br />

El “valor en el mercado” que se atribuye al cónyuge es otro factor importante. Si Ud. ve a su<br />

pareja demasiado casera como para atraer a otra persona valiosa, esta total confianza y seguridad no va a<br />

generar mucho respeto, excitación o satisfacción. Por otra parte, su Ud. considera a su cónyuge muy<br />

capaz de atraer miembros del sexo opuesto, y de responder a estas insinuaciones si fuera descuidado o<br />

maltratado dentro del matrimonio, Ud. probablemente aumentara sus propias atenciones, muestras de<br />

interés y afecto.<br />

El “matiz de inseguridad” mantiene un matrimonio viable, interesante, hasta excitante. Nos<br />

previene de dar las cosas por sentado, volvernos gordos y descuidados, brindar más atención de la<br />

necesaria al trabajo o mostrarnos irrespetuosos. Más aún estimula y mantiene el nivel de amor e interés<br />

afectuosos que invita a preservar el matrimonio.<br />

“DEBES HACER FELIZ<br />

A TU PAREJA”<br />

MITO 8<br />

Uno de los errores mas desafortunados que muchos cometen es aceptar responsabilidad por los<br />

sentimientos de los demás. “Hermán es infeliz por mi culpa. Es que no se como ser buena esposa para<br />

el”. “Haría cualquier cosa por hacer feliz a Martha, pero todo lo que hago parece causar el efecto<br />

contrario”.<br />

El tema de la felicidad es una pasmosa carga que muchos ponen sobre sí mismos o sobre los<br />

demás. A menudo los padres sienten culpa si sus hijos no estan felices y los hijos creen que les han<br />

fallado a sus padres si no lo “hacen orgullosos y felices. El concepto de la “felicidad” propia o ajena, es<br />

una norma frecuentemente empleada para determinar el valor personal. Un problema inmediato es que el<br />

termino “felicidad” es bastante vago. En algunos conceptos, implica la ausencia de dolor, depresión,<br />

ansiedad u otros estados físicos o emocionales. En esta forma se nos indica que evitar, no que buscar.<br />

Una de las mayores desventajas de esta idea de la felicidad es que los trastornos emocionales, las<br />

desilusiones y las frustraciones son una parte inevitable de la vida. Que intentemos escapar de lo<br />

inevitable solo intensificara la frustración y eso puede conducir a auto reproches y a mayor infelicidad.<br />

Un individuo mal orientado puede insinuar lo siguiente: “Como a veces me siento deprimido, enojado o<br />

con otras molestias, es obvio que estoy faltando a mis deberes conyugales. “Si fuera mejor cónyuge, no<br />

me sentiría así”.<br />

Cuando la felicidad se define como un estado de satisfacción, realización o logros, muchos se<br />

preguntan: “¿Estoy realmente feliz? ¿Otros están más felices que yo? ¿Si no estoy feliz, quien tiene la<br />

culpa? La preocupación por la felicidad conduce a menudo a la infelicidad. En realidad, la felicidad no se<br />

consigue cuando se procura directamente. La felicidad es un subproducto de otras actividades. La<br />

persecución de la felicidad solo puede conducir a la frustración, o hasta la infelicidad. Las personas<br />

felices han dejado de concentrarse en hacerse felices a si mismos o a otros, haciéndose en vez de eso,<br />

responsables por sus propios sentimientos y buscando actividades placenteras.

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