MITOS MARITALES - Centro Psiologico ANIMUS
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Los matrimonios basados en las fantasías salvadoras de uno o ambos cónyuges son siempre<br />
complicados, pero los resultados finales son habitualmente predictibles. El recipiente debe continuar<br />
estando (o parecer) necesitado para satisfacer los deseos del poder, aprobación y control del salvador.<br />
Estas relaciones rara vez soportan la tensión de reajuste de una situación de igualdad. Con frecuencia, el<br />
salvador resulta mucho más carente emocionalmente que el cónyuge que es rescatado. Los salvadores<br />
sienten invariablemente que tienen derecho a la gratitud eterna y los que han sido salvados están<br />
resentidos por tener que seguir toda la vida agradecidos.<br />
“Nos casamos por motivos erróneos”, es una expresión frecuente de parejas donde uno u otra<br />
estaba a cambiar –salvar- a su cónyuge.<br />
¿La moraleja del cuento? Cásese sobre los fundamentos de la compatibilidad y la solicitud, donde<br />
los intereses, actitudes y sentimientos compartidos puedan necesitar ajustes menores, pero no grandes<br />
cambios. Y deje la salvación para los guardavidas, bomberos y equipos médicos de emergencia.<br />
“LOS OPUESTOS SE ATRAEN<br />
Y SE COMPLEMENTAN”<br />
MITO 21<br />
No es raro que una persona sociable, vivaz y extrovertida atraiga a alguien más intelectualizado,<br />
controlado e introvertido. Los individuos inseguros pueden buscar “tipos fuertes y silenciosos” que<br />
ofrezcan estabilidad y seguridad.<br />
Las personas estables, altamente controladas, tienden a percibir a parejas potenciales más<br />
espontáneas como criaturas cálidas, vitales, amantes de las diversiones, que pueden compensar el lado<br />
serio de la vida.<br />
Tales opuestos estás a veces atraídos por sus diferentes estilos de vida. Como amigos y amantes,<br />
por períodos breves, suelen llevarse bien, hallando realmente una relación complementaria que tiende a<br />
neutralizar algunas de sus propias fallas y carencias. Pero si se casan, chocan sus diferentes estilos de<br />
conducta y los enfrentan con las diferencias fundamentales que existen entre ellos.<br />
La rimbombancia y el firteo de ella se convierten en espinas irritativas. Las conductas serias y<br />
predictibles de él, crean aburrimiento. El se retrae y ella se siente rechazada; ella trata frenéticamente de<br />
recuperar su terreno, pero él se siente criticado y se aísla aún más. Pronto aparece una lucha por el poder<br />
y ambos apelan a tácticas que sofocan la intimidad real que ambos desean.<br />
Esta desgraciada secuencia fue extraída de informes de literatura psicológica y de mis propias<br />
observaciones clínicas. Los polos opuestos pueden percibir sus diferencias mutuamente placenteras y<br />
fascinantes durante un tiempo limitado. Pero las relaciones a largo plazo suelen florecer cuando prevalece<br />
más lo similar que lo disímil.<br />
La popular serie de televisión. “La extraña pareja” aprovechó los choques que surgían cuando un<br />
individuo desmañado vivía con una perfeccionista inmaculada. Cuando un miembro de un matrimonio es<br />
extremadamente exigente y fastidioso, los choques son probables si el otro es desorganizado y chapucero.<br />
El presente Mito sugiere que, si el miembro perfeccionista disfruta limpiando lo que ensucia el<br />
desprolijo, reinará la armonía, especialmente si el desaseado aprecia a alguien que arregla las cosas.<br />
Los incesantes regaños para limpiar, evitar el desorden, y ser más considerado interfieren<br />
típicamente con asuntos más importantes y resultan en antagonismo mutuo. He tratado buen número de<br />
parejas en las cuales un ama de casa obsesivo-compulsiva empujaba al marido al alcoholismo, o donde<br />
un esposo obsesionado por el orgullo de su casa, exigía tal perfeccionismo que su mujer caía en<br />
“agotamiento nervioso”<br />
Como lo he subrayado a lo largo de este libro, los buenos matrimonios requieren similitudes, no<br />
disimilitudes. Conozco un excelente matrimonio en el cual ambos miembros son extraordinariamente<br />
compulsivos. En ajustado unísono, trabajan hombro a hombro, sacando brillo a las manijas de las puertas,