249 - Equipos de Nuestra Señora
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SEGUNDA REUNIÓN: “ALIMENTARSE”<br />
Padre, el Pan necesario. Inconsecuentes, <strong>de</strong>scuidan el ir a<br />
buscarlo ¡Creerán que es posible vivir sin comer!<br />
Hay otro alimento, no menos necesario que la Eucaristía<br />
para el espíritu, aún más abandonado: la Palabra <strong>de</strong><br />
Dios (Antiguo y Nuevo Testamento). Se invitó a los católicos<br />
a comprar la Biblia y lo hicieron. Ahí está, en la mesita<br />
<strong>de</strong> noche para servir <strong>de</strong> zócalo a la lámpara, ¿la abrirán en<br />
alguna ocasión? Ahora bien, el amor necesita expresarse,<br />
intercambio, comunicación. ¿Pensáis que durará mucho<br />
tiempo el amor entre ese oficial <strong>de</strong>stinado lejos y su mujer<br />
que quedó en Francia, si olvidan escribirse? Nuestro amor<br />
a Dios, para que se mantenga vivo, exige una fe y un conocimiento<br />
fuerte: «la vida eterna es que te conozcan, a Ti,<br />
único Dios verda<strong>de</strong>ro». Ahora bien, el medio privilegiado<br />
para poseer una fe viva es <strong>de</strong>jar que la Palabra <strong>de</strong> Dios,<br />
viva, creadora y recreadora, penetre en nosotros. Es ella la<br />
que, mostrándonos las gran<strong>de</strong>s obras <strong>de</strong>l Señor, las «magnalia<br />
Dei» 2 , tiene el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar todo lo que en nosotros<br />
es digno <strong>de</strong> admiración y <strong>de</strong> alabanza; es ella la que,<br />
repitiéndonos las promesas divinas, hace brotar nuestra esperanza;<br />
es ella la que, revelándonos el amor infinito <strong>de</strong><br />
Dios, hace ar<strong>de</strong>r en nosotros aquel fuego que Cristo vino a<br />
traer a la tierra. Nada <strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>nte tiene el que la vida<br />
divina —fe, esperanza y caridad- disminuya y se extinga en<br />
quien omite escuchar a su Dios que le habla.<br />
La Oración no es menos necesaria. Salva <strong>de</strong> la asfixia<br />
a nuestra alma, aquella «secuestrada» como dice Clau<strong>de</strong>l.<br />
En la oración, la «prisionera» sale al aire libre y comienza a<br />
respirar. Su vitalidad, alimentada por el pan <strong>de</strong> la Palabra y<br />
por el pan Eucarístico, pue<strong>de</strong>, por fin, actuar: al Dios que le<br />
habla, ella respon<strong>de</strong>; al Dios que se dio, ella se entrega.<br />
Entre Dios y el alma se establece un intercambio vivo, esta<br />
2 N. <strong>de</strong>l T.- Las maravillas <strong>de</strong> Dios<br />
ENS / 27