249 - Equipos de Nuestra Señora
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TERCERA REUNIÓN: “ORAR”<br />
Ejercicio <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s teologales<br />
Así preparados, la oración, propiamente dicha, pue<strong>de</strong><br />
comenzar. ¿Qué esperáis <strong>de</strong> ella? Que Dios tome posesión<br />
<strong>de</strong> vosotros. Y el único medio es poner en acción esas tres<br />
gran<strong>de</strong>s faculta<strong>de</strong>s sobrenaturales que el Señor nos dio precisamente<br />
para entrar en contacto, en comunión con Él:<br />
(por eso se llaman “virtu<strong>de</strong>s teologales”) la fe, la esperanza<br />
y la caridad. Ellas son en vosotros los dinamismos sobrenaturales<br />
dispuestos a entrar en juego tan pronto como os<br />
acerquéis a Dios.<br />
Ejercitad vuestra fe. No os digo que especuléis sobre<br />
Dios, sino que penséis en Él meditando lo que os dice <strong>de</strong> sí<br />
mismo a través <strong>de</strong> la Creación —don<strong>de</strong> todo habla <strong>de</strong> sus<br />
perfecciones—, a través <strong>de</strong> la Biblia, y sobre todo y en primer<br />
lugar, a través <strong>de</strong> su Hijo que no se encarnó, ni vivió, ni<br />
murió sino para revelarnos el amor infinito <strong>de</strong>l Padre. El<br />
gran mérito <strong>de</strong> un San Bernardo, <strong>de</strong> los franciscanos <strong>de</strong> los<br />
siglos XIII y XIV, <strong>de</strong> San Ignacio <strong>de</strong> Loyola, fue justamente<br />
haber anunciado, a las almas <strong>de</strong> oración, que Jesucristo es,<br />
por así <strong>de</strong>cirlo, el gran tema <strong>de</strong> meditación.<br />
Pero lo importante no es pensar mucho sino amar<br />
mucho. La fe pone en marcha la caridad, ejercitadla. Vuelvo<br />
a emplear el término “ejercitar”. No os engañéis; no propongo<br />
un voluntarismo <strong>de</strong>senfrenado. El ejercicio <strong>de</strong> la fe y la<br />
caridad <strong>de</strong>bería ser tan natural como la respiración. Ejercer<br />
la caridad no consistirá tanto en provocar en vosotros emociones,<br />
fervores y sentimientos, sino, al contrario, adheriros<br />
con toda vuestra voluntad a Dios mismo y abrazaros a sus<br />
<strong>de</strong>seos e intereses.<br />
También es propio <strong>de</strong>l amor aspirar a la unión con<br />
aquel que se ama y a la felicidad que esa unión promete.<br />
Cuando se trata <strong>de</strong> Dios, esa aspiración se llama “esperanza”.<br />
Ejercitad pues también la esperanza.<br />
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