Lengua castellana - Recursos para nuestras aulas 2.0
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Una ardilla curiosa<br />
170<br />
Dictados<br />
Cada mañana veíamos una simpática ardilla corretear por la cornisa. Le dejábamos<br />
sobre el tejadillo avellanas, nueces y bellotas que ella recogía con rapidez y con las<br />
que se llenaba los carrillos. Resultaba divertido verla llegar casi de repente, engullendo<br />
todo cuanto hallaba. Una vez acercó sus vivos ojillos a la ventana y nos sorprendió<br />
riendo. Quizás nosotros también la divertíamos escondidos detrás de los visillos.<br />
Uso de la y<br />
Vaya tarde de domingo<br />
El domingo por la tarde, a mitad de trayecto, nuestro coche se estropeó.<br />
¡Vaya rollo!, pensé, ¿así acaba un buen fin de semana en la playa?<br />
Papá dijo que el motor era de inyección y, después de estar un rato leyendo las<br />
instrucciones, abrió el capó y al poco asomó la cabeza con el jersey lleno de grasa.<br />
Ya sé qué hacer, nos dijo, apoyando las dos manos en el coche: pedir ayuda.<br />
El hayedo en mayo<br />
Ayer, después de desayunar, paseamos hasta el arroyo que está junto al hayedo.<br />
El sol parecía haber ahuyentado a las nubes <strong>para</strong> celebrar que estábamos en mayo.<br />
Nos entretuvimos <strong>para</strong> recoger bayas y nos apoyamos en unos fuertes palos que<br />
nos sirvieron de cayado. Trotando en el valle, vimos varias yeguas con sus potrillos.<br />
Anduvimos mucho y nos alegramos un montón al ver el <strong>para</strong>rrayos de la primera casa<br />
del pueblo: nos sentíamos desmayados de hambre.<br />
Uso de r y rr<br />
Raúl en el desván<br />
Aquella tarde, Raúl estaba aburrido, así que decidió subir al desván. Se acercó<br />
a la puerta, miró por la cerradura: todo estaba oscuro, pero se oía un runrún. Sonrió<br />
pensando que serían ratones que correteaban por los rincones. Corrió el cerrojo<br />
y se abrió la puerta, que chirrió como un pajarraco. Ante sus ojos había bultos tapados<br />
con sábanas, una lám<strong>para</strong> rota, un cuadro horrible de un señor con bigotes, cuerdas<br />
y cables enredados por todas partes. Era demasiado arriesgado adentrarse allí.<br />
Así que cerró de un portazo y se precipitó escaleras abajo mientras llamaba a gritos<br />
a su madre.<br />
Un orangután en la ópera<br />
Parece aberrante una historia tan rara, pero asegura quien me la narró que pasó<br />
de verdad. Ocurrió en el estreno de una lujosa ópera. El teatro estaba abarrotado,<br />
y el público, lejos de estar aburrido, disfrutaba del torrente de voz de los cantantes.<br />
Una señora le susurró al oído al joven que tenía a su lado si no le parecía maravilloso.<br />
El corpulento joven se volvió hacia ella luciendo la más enorme de las sonrisas<br />
y aplaudiendo con sus peludas manos. Era el orangután que se escapó del circo,<br />
sentado en su butaca, muy respetuoso, y arrebatado por la música.<br />
© 2009 Santillana Educación, S. L.