El Ministerio de la Bondad (1977) - Ellen G. White Writings
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96 <strong>El</strong> <strong>Ministerio</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>Bondad</strong><br />
Comenzad en vuestro propio vecindario—La obra médicomisionera<br />
abrirá muchas puertas <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro reformador.<br />
No es necesario esperar hasta ser l<strong>la</strong>mado a algún campo lejano para<br />
ayudar a los <strong>de</strong>más. Don<strong>de</strong>quiera que estemos po<strong>de</strong>mos empezar<br />
inmediatamente. Se presentan ocasiones para todos. Emprendamos<br />
el trabajo <strong>de</strong>l cual somos responsables, <strong>la</strong> obra que <strong>de</strong>be hacerse<br />
en nuestra casa y en nuestro vecindario. No esperemos a que se<br />
nos inste a obrar. Con temor <strong>de</strong> Dios, echemos mano a <strong>la</strong> obra sin<br />
di<strong>la</strong>ción, acordándonos <strong>de</strong> nuestra responsabilidad personal <strong>de</strong><strong>la</strong>nte<br />
<strong>de</strong> Aquel que dió su vida por nosotros. Obremos como quienes<br />
oyen a Cristo l<strong>la</strong>marlos personalmente a hacer cuanto sea posible<br />
para servirle. No miremos en <strong>de</strong>rredor nuestro para ver quiénes más<br />
están listos. Si somos verda<strong>de</strong>ramente consagrados, Dios traerá a<br />
<strong>la</strong> verdad, por nuestro ministerio, a otras personas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s que podrá<br />
servirse para comunicar <strong>la</strong> luz a un buen número <strong>de</strong> aquellos que<br />
andan a tientas en <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s.<br />
Todos pue<strong>de</strong>n hacer algo. Algunos dirán, tratando <strong>de</strong> disculparse:<br />
“Mis <strong>de</strong>beres domésticos y mis hijos exigen todo mi tiempo y todos<br />
mis recursos”. Padres, vuestros hijos pue<strong>de</strong>n ser para vosotros una<br />
ayuda que acreciente vuestras fuerzas y capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> trabajar para<br />
el Maestro. Los niños son los miembros más jóvenes <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia <strong>de</strong>l<br />
Señor. Deben ser inducidos a consagrarse a Dios, a quien pertenecen<br />
por <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> creación y <strong>de</strong> re<strong>de</strong>nción. Se les <strong>de</strong>be enseñar que<br />
todas sus energías <strong>de</strong>l espíritu, <strong>de</strong>l cuerpo y <strong>de</strong>l alma pertenecen al<br />
Señor. Hay que enseñarles a servir en diferentes activida<strong>de</strong>s útiles y<br />
<strong>de</strong>sinteresadas.—Joyas <strong>de</strong> los Testimonios 3:102, 103.<br />
Que cada uno haga lo mejor—<strong>El</strong> Señor <strong>de</strong>sea que cada obrero<br />
haga lo mejor que pueda. Aquellos que no han tenido una preparación<br />
especial en una <strong>de</strong> nuestras instituciones médicas, quizá piensen<br />
que pue<strong>de</strong>n realizar muy poco; pero, mis queridos co<strong>la</strong>boradores,<br />
recordad que, en <strong>la</strong> parábo<strong>la</strong> <strong>de</strong> los talentos, Cristo no representó a<br />
todos los siervos como si recibieran el mismo número [<strong>de</strong> talentos].<br />
A un siervo le fueron dados cinco talentos; a otro, dos; y todavía<br />
a otro, uno. Si vosotros tenéis sólo un talento, usadlo sabiamente,<br />
incrementándolo, poniéndolo a interés con los banqueros. Algunos<br />
no podrán hacer tanto como otros, pero cada uno <strong>de</strong>be hacer todo<br />
lo posible para contrarrestar <strong>la</strong> o<strong>la</strong> <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s y tribu<strong>la</strong>ciones<br />
que azota nuestro mundo. Venid en ayuda <strong>de</strong>l Señor, en ayuda <strong>de</strong>l