El Ministerio de la Bondad (1977) - Ellen G. White Writings
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Los pobres <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia 147<br />
mismos son los que cometen el error. Están engañados. No son los<br />
pobres <strong>de</strong>l Señor.<br />
Las instrucciones dadas en <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios con referencia<br />
a ayudar a los pobres no se aplican a tales casos, sino a los infortunados<br />
y afligidos. En su provi<strong>de</strong>ncia, Dios ha afligido a ciertas [194]<br />
personas para probar a otras. En <strong>la</strong> iglesia hay viudas e inválidos<br />
para bendición <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia. Forman parte <strong>de</strong> los medios que Dios<br />
ha elegido para <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>r el verda<strong>de</strong>ro carácter <strong>de</strong> los que profesan<br />
seguir a Cristo, y para hacerles ejercer los preciosos rasgos <strong>de</strong><br />
carácter <strong>de</strong> nuestro compasivo Re<strong>de</strong>ntor.<br />
Muchos que apenas pue<strong>de</strong>n vivir cuando están solteros, <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n<br />
casarse y criar una familia, cuando saben que no tienen con<br />
qué sostener<strong>la</strong>. Y lo peor es que no tienen ningún gobierno <strong>de</strong> su<br />
familia. Toda su conducta en <strong>la</strong> familia se caracteriza por hábitos <strong>de</strong><br />
negligencia. No ejercen ningún dominio propio, y son apasionados,<br />
impacientes e inquietos. Cuando los tales aceptan el mensaje, les<br />
parece que tienen <strong>de</strong>recho a <strong>la</strong> ayuda <strong>de</strong> sus hermanos más pudientes,<br />
y si no se satisfacen sus expectativas, se quejan <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia, y <strong>la</strong><br />
acusan <strong>de</strong> no vivir conforme a su fe. ¿Quiénes <strong>de</strong>ben sufrir en este<br />
caso? ¿Se <strong>de</strong>be <strong>de</strong>sangrar <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> Dios y agotar su tesorería, para<br />
cuidar <strong>de</strong> estas familias pobres y numerosas? No. Los padres <strong>de</strong>ben<br />
ser los que sufran. Por lo general, no sufrirán mayor escasez <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> aceptar el sábado que antes.<br />
Hay entre algunos <strong>de</strong> los pobres un mal que por cierto provocará<br />
su ruina a menos que lo venzan. Abrazaron <strong>la</strong> verdad apegados a<br />
costumbres groseras e incultas, y necesitan cierto tiempo para darse<br />
cuenta <strong>de</strong> su rusticidad y compren<strong>de</strong>r que el<strong>la</strong> no está <strong>de</strong> acuerdo con<br />
el carácter <strong>de</strong> Cristo. Consi<strong>de</strong>ran orgullosos a los más or<strong>de</strong>nados y<br />
refinados, y a menudo, se les oye <strong>de</strong>cir: “La verdad nos pone a todos<br />
en el mismo nivel”. Pero es un grave error pensar que <strong>la</strong> verdad<br />
rebaja a quien <strong>la</strong> recibe. Lo eleva, refina sus gustos, santifica su<br />
criterio, y si se vive conforme a el<strong>la</strong>, lo hace a uno cada vez más<br />
idóneo para gozar <strong>de</strong> <strong>la</strong> sociedad <strong>de</strong> los santos ángeles en <strong>la</strong> ciudad [195]<br />
<strong>de</strong> Dios. La verdad está <strong>de</strong>stinada a elevarnos a todos a un alto nivel.<br />
Los más pudientes <strong>de</strong>ben actuar siempre noble y generosamente<br />
con los hermanos más pobres; han <strong>de</strong> darles también buenos consejos,<br />
y luego <strong>de</strong>jarles pelear <strong>la</strong>s batal<strong>la</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida. Pero me fué<br />
mostrado que <strong>la</strong> iglesia tiene el <strong>de</strong>ber solemnísimo <strong>de</strong> cuidar espe-