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El Ministerio de la Bondad (1977) - Ellen G. White Writings

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Parte 2—<strong>El</strong> p<strong>la</strong>n <strong>de</strong> Dios para su iglesia<br />

Leed Isaías 58, vosotros que pretendéis ser hijos <strong>de</strong> <strong>la</strong> luz.<br />

Especialmente vosotros los que os habéis sentido muy mal<br />

dispuestos a incomodaros por favorecer a los necesitados, leedlo<br />

<strong>de</strong>tenidamente vez tras vez. Vosotros cuyos corazones y casas son<br />

<strong>de</strong>masiado estrechos para hacer un hogar para los <strong>de</strong>sheredados,<br />

leedlo. Vosotros que podéis ver a los huérfanos y a <strong>la</strong>s viudas<br />

oprimidos por <strong>la</strong> férrea mano <strong>de</strong> <strong>la</strong> pobreza y agobiados por el duro<br />

corazón <strong>de</strong> los mundanos, leedlo. ¿Tenéis temor <strong>de</strong> que en vuestra<br />

familia sea introducida una influencia que os signifique más<br />

trabajo? Leedlo. Vuestros temores pue<strong>de</strong>n ser infundados, y cada<br />

día podéis recibir una bendición conocida y bien comprendida por<br />

vosotros. Pero, si por el contrario se os requiere efectuar una <strong>la</strong>bor<br />

extra, <strong>la</strong> podréis poner sobre Uno que ha prometido: “Entonces<br />

nacerá tu luz como el alba, y tu salud se <strong>de</strong>jará ver presto”.<br />

Me ha sido mostrada <strong>la</strong> razón por <strong>la</strong> cual el pueblo <strong>de</strong> Dios no está<br />

más espiritualmente dispuesto y no tiene una fe más abundante;<br />

ello se <strong>de</strong>be a que está apretadamente estrechado por el egoísmo.<br />

<strong>El</strong> profeta está hab<strong>la</strong>ndo a los observadores <strong>de</strong>l sábado, no a los<br />

pecadores, no a los incrédulos, sino a aquellos que tienen <strong>la</strong> gran<br />

pretensión <strong>de</strong> santidad. No son <strong>la</strong>s muchas reuniones lo que Dios<br />

acepta. No son <strong>la</strong>s numerosas oraciones, sino el bienhacer: hacer<br />

lo correcto a su <strong>de</strong>bido tiempo. Es ser menos egoísta y más<br />

misericordioso. Nuestras almas <strong>de</strong>ben prodigarse. Entonces Dios<br />

<strong>la</strong>s hará como jardines bien regados, cuyas aguas no<br />

faltan.—Testimonies for the Church 2:35, 36.

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