El Ministerio de la Bondad (1977) - Ellen G. White Writings
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218 <strong>El</strong> <strong>Ministerio</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>Bondad</strong><br />
entre vosotros; y al imitar así el ejemplo <strong>de</strong> vuestro Señor y Maestro,<br />
recibiréis su aprobación y bendición.—Ibid. 511.<br />
No es algo ba<strong>la</strong>dí ser mayordomo <strong>de</strong>l Señor—¡Ojalá vieran<br />
inscripto en los costosos adornos <strong>de</strong> sus hogares, en los cuadros y<br />
muebles: “A los pobres errantes metas en casa”! En el comedor,<br />
don<strong>de</strong> <strong>la</strong> mesa está provista con alimento abundante, el <strong>de</strong>do <strong>de</strong> Dios<br />
ha escrito: “¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los<br />
pobres errantes metas en casa?”<br />
Consi<strong>de</strong>ren todos, jóvenes y viejos, que no es algo ba<strong>la</strong>dí ser<br />
mayordomo <strong>de</strong>l Señor y ser tildado en los libros <strong>de</strong>l cielo <strong>de</strong> usar los<br />
bienes <strong>de</strong> una manera egoísta. Los necesitados, los oprimidos, son<br />
<strong>de</strong>jados en necesidad, mientras el dinero <strong>de</strong>l Señor es malgastado<br />
egoístamente en extravagancias y lujo. ¡Oh, que todos recuer<strong>de</strong>n<br />
que Dios no hace acepción <strong>de</strong> personas! Es una gran cosa ser un<br />
mayordomo fiel y leal, <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> un Dios justo e imparcial, quien no<br />
disculpará a ninguno <strong>de</strong> sus mayordomos ninguna falta <strong>de</strong> honra<strong>de</strong>z<br />
o robo que le haya sido hecho.—Manuscrito 11, 1892.<br />
Se promete una admirable reforma—Cuando <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong><br />
Cristo se exprese en <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras y obras <strong>de</strong> los creyentes, <strong>la</strong> luz<br />
bril<strong>la</strong>rá hacia los que están en tinieb<strong>la</strong>s, pues mientras los <strong>la</strong>bios<br />
pronuncien <strong>la</strong> a<strong>la</strong>banza <strong>de</strong> Dios, <strong>la</strong> mano se exten<strong>de</strong>rá para ayudar<br />
a los que perecen. Leemos que en el día <strong>de</strong> Pentecostés, cuando<br />
<strong>de</strong>scendió el Espíritu Santo sobre los discípulos, nadie dijo que algo<br />
<strong>de</strong> lo que poseía era suyo. Todo lo que tenían fué entregado para el<br />
a<strong>de</strong><strong>la</strong>nto <strong>de</strong> una reforma admirable. Y mil<strong>la</strong>res se convirtieron en un<br />
día. Cuando el mismo espíritu actúe en los creyentes <strong>de</strong> hoy y <strong>de</strong>vuelvan<br />
a Dios lo que es suyo con <strong>la</strong> misma liberalidad, se realizará<br />
una amplia obra muy abarcante.—Manuscrito 95, 1907.