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Capitular_GhoticSoul

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Gothic Soul e l retorno de Maya<br />

—Cristian —dije en voz baja. No lo estaba llamando; quería<br />

escuchar su nombre para tranquilizarme. Comencé a caminar,<br />

alejándome del bosque maldito, de los vapores de la muerte y del<br />

caballo decapitado de Vlad III—. Cristian —repetí. Un escalofrío<br />

recorrió mi columna y huyó por mi hombro abierto. Tenía que<br />

hacerme a la idea de que hallaría un cadáver, la probabilidad de<br />

que hubiera logrado huir era muy remota. Pero tenía que buscarlo<br />

y, si lo encontraba sin vida, debía enterrarlo lo más dignamente<br />

posible. Enterraría a mi hermano menor, asesinado por su ídolo<br />

y no por el enemigo tan odiado. Así no era como debían suceder<br />

las cosas. Continué avanzando tras las huellas de los soldados que,<br />

aun después de haber sembrado un bosque de cadáveres, seguían<br />

sedientos de sangre. Comencé a prepararme para lo que podría<br />

hallar: imaginé a Cristian degollado, atravesado por la espada del<br />

príncipe. Con cada nueva fantasía que mi mente creaba, mi cuerpo<br />

reaccionaba encogiéndose sobre sí mismo. Seguí arrastrándome en<br />

la oscuridad, con la cabeza llena de terribles imágenes. Nada podía<br />

haberme preparado para lo que encontré.<br />

Cristian no estaba muerto. Una espada atravesaba su<br />

torso, clavándolo al tronco de un árbol. Sus piernas, sus brazos,<br />

no estaban ahí. Era una mariposa agonizante inmovilizada con<br />

un alfiler. Me detuve a corta distancia y luché contra el impulso<br />

que tenía de vomitar hasta las entrañas. Las nubes se abrieron y la<br />

luz de la luna me permitió ver con toda claridad la espeluznante<br />

escena. De nuevo busqué el rostro de mi hermano, pero Vlad III<br />

no había dejado rastro de él en ese muñeco destrozado que aún<br />

respiraba. Llegué frente al árbol y vi que Cristian, lo que quedaba<br />

de él, no tenía orejas ni nariz. Vlad era famoso por su afición a las<br />

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