You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
encontramos?<br />
—Dime —continuó—, ¿por qué estabas solo ahí, donde te<br />
Mi lengua aún estaba asimilando la acidez de la bebida<br />
y se pegaba y despegaba del paladar como por voluntad propia.<br />
No podía ver a Andrei a los ojos y me concentré en el interior de<br />
mi vaso y en el calor del fuego. El reflejo de las llamas danzaba<br />
en la superficie del vino que parecía, bajo esa luz, sangre fresca,<br />
burbujeante. Cerré los ojos, me llené la boca de alcohol y un hilillo<br />
escapó, corriendo por mi barbilla. Antes de que pudiera tragar, el<br />
rostro desfigurado de Cristian apareció dentro de mis párpados:<br />
escupía sus entrañas por la boca y todas eran del color del vino.<br />
—Dan —insistió Andrei, y me zarandeó. Me apresuré a<br />
tragar y volteé a ver al hombre. Lo hice con tal fijeza, que no pudo<br />
sostener mi mirada. Yo no quería parpadear, no quería volver a ver<br />
esa imagen.<br />
—Tuve que quedarme… —comencé a explicar—, me<br />
quedé atrás para asegurarme de que todos estaban muertos. Los<br />
turcos. Que estuvieran muertos todos.<br />
—Estuvimos cerca de la batalla. Sé que vencimos —respondió<br />
Andrei.<br />
—Vencimos, sí… El príncipe me ordenó quedarme,<br />
montar guardia. Quizás había turcos alrededor.<br />
—¿El príncipe te lo ordenó? ¿Personalmente? —indagó,<br />
muy interesado. Su tono cambió. No estaba seguro de creerme, pero<br />
la duda le hacía respetarme un poco más. Asentí y el movimiento<br />
me recordó la herida que tenía en el hombro. Supongo que mi<br />
rostro se retorció, pues Andrei levantó las cejas con gesto de<br />
preocupación.<br />
36