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fehacientemente que observaban fiel y
constantemente prácticas de amor familiar.
Así, pues, donde existe cariño
hacia la prole, lógicamente hemos de
presumir interés en conservarla. Paralelo
con este probado amor familiar,
se desarrollaba en ellos un verdadero
culto mortuorio hacia el cuerpo humano
o, con mayor predilección en algunas
regiones, por el cráneo. Prueba pe
esto los hallazgos de la cueva de Ofnet
(N6rdlingen-Baviera) donde, en dos fosas
encontradas, se hallaron en una
seis cráneos y en otra, en la mayor,
hasta veintisiete. Estas cabezas debieron
ser separadas del tronco después
df' la muerte y a ello induce el que se
hayan encontrado señales de cortadura
en alguna de las vértebras cervicales
que a los cráneos acompañaban.
Los descubrimientos de la cueva Auriñaciense
denominada de "Des Enfants",
próxima a Menton, Italia, es
un aserto de lo primero. Fué encontrado
un esqueleto masculino en posición
de decúbito supino muy próximo a los
dE' dos niños de corta edad y otro de
mujer, y además otros dos esqueletos,
uno de hombre y otro femenino, los
que, por su posición, demostraban haber
sido enterrados aquél, el primero,
sobre el dorso, y éste con las extremidades
encorvadas y apretadas contra
. ,
su cuerpo o sea en cuclillas. No siempre
era violenta la posición de los esqueletos
encontrados, como así tampoco
todos presentaban señales de ligaduras,
y en esta práctica hay un paralelismo
semejante con la que observan
ciertas tribus de pueblos primitivos
actuales (Australia, Africa del Sur,
América boreal, etc.), los cuales, para
evitar que los malos espíritus que invadieron
el cuerpo del difunto puedan
volver a molestar o causar la desgracia
de la tribu, le atan con fuertes ligaduras
y en posición lo más violenta
posible. En el culto a los cráneos participan
así mismo estos primitivos actuales.
Los encontrados por F. Sarasin,
en Nueva Caledonia, son muy significativos
y bien pueden ser cráneos de
jefes u otras personalidades de la tribu
o, según mi modo de interpretarlo,
también pudieran ser de personas de
una misma familia y que fueran enterradas
sucesivamente al ocurrir su fallecimiento.
A nuestra curiosidad no
puede pasar desapercibida esta diversidad
de posturas que en manera alguna
pueden calificarse de- caprichosas.
Su finalidad, tanto religiosa o por causa
de enfermedad, es difícilmente descifrable
psicológicamente en aquellos
hombres todavía de tara intelectual no
muy determinada.
Pinturas murales en negro y en rojo ejecutadas sob"e roca que se encuentran en Cogul
(Lérida) (Según H. Breu1l).