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Contribución a la clínica médica del climaterio masculino y femenino
Si bien es corriente no observar trastornos
en los años críticos, tratándose
de casos fisiológicos, así como tampoco
en la menarquia, éstos no dejan de
presentarse con gran frecuencia en el
climaterio. Muchas veces estas molestias
son de tal naturaleza, que no dejan
traslucir a primera vista una relación
directa con las glándulas sexuales.
Los pacientes acostumbran a consultar
primeramente al internista a
causa de tales molestias; de aquí que
esté justificado tratar especialmente
este tema desde el punto de vista de
la medicina interna, tanto más cuanto
que en la literatura médica ha
sido algo descuidado. Prescindiendo de
los estudios de Wenckebach y Schauta,
así como de la monografía de
Wiesel en la obra de Halban y Seitz,
escrita hace ya más de 10 años y en la
que, como es natural, no se encuentra
mucho de los últimos frutos de la investigación
en el terreno de la Endocrinología,
solamente encontramos de
vez en cuando escasos e insuficientes
datos acerca del interesante problema
del climaterio extragenitaI. No obstante,
los mencionados trabajos hacen
una impresión del todo moderna e incluso
después de la lectura de trabajos
modernos con pretensiones de prioridad,
se admira uno de que muchos de
los nuevos trabajos tengan algo más
que sus raíces en estos artículos que
datan ya de 18 años.
Ahora bien, todas las molestias de
que se oye quejar a los enfermos de
ambos sexos que se encuentran en la
edad crítica, son de naturaleza climatérica.
El "síndrome climatérico" abarca
una serie de trastornos que aparecen
al extinguirse la actividad glandular-sexual
y que en su mayor parte
tienen un carácter subjetivo. En tanto
que el climaterio femenino es acep-
Por los Dres. Wilfried Loewensiein y Adolf Weissmann,
del segundo Departamento de medicina interna de la Policlínica
general de Viena. (Director: Profesor Alois Strasser).
tado sin discusión como algo del todo
natural, la existencia de un olimaoterium
virile todavía es discutido actualmente,
si bien no tanto como en años
anteriores. Wenckebach no admite en
el hombre de 50 años un estadio análogo
al climaterio de la mujer, fundándose
en el hecho de que la función de
las glándulas sexuales en esta edad se
extingue en la mujer, pero no en el
hombre, y la opinión de que la secreción
interna disminuye, carece de los
necesarios puntos de apoyo. Por el contrario,
Schauta, en su obrita "Acerca
de la mujer de 50 años" menciona que
en el hombre de 60 y más años acostumbran
a presentarse ciertos signos
corporales de envejecimiento, que compara
a los de la mujer de 50 años. A
pesar de que se conocen casos de potentia
ooeundi et generandi en el hombre
hasta una edad muy avanzada, no
constitUYen la regla más allá de los 60
años. Si designamos como climaterio
la época o fase de la vida caracterizada
por la desaparición de la actividad
endocrina, hemos de reconocer que
también existe un período semejante
en la vida del hombre; no obstante, a
pesar de llegar a faltar hasta la hormona
testicular, la función sexual puede
conservarse más o menos marcada.
Según esto, el climaterio masculino no
está tan ostensiblemente caracterizado
como el femenino, porque el hombre
únicamente se da cuenta de él cuando
aparece la impotentia coeundi, mientras
que en la mujer es señalado por
la interrupción de las reglas; pero la
función sexual de la mujer tampoco
desaparece siempre con la menopausia.
Para aceptar la existencia de un climaterio
masculino no hace falta que
los síntomas correspondan idénticamente
a los del femenino, cosa que
tampoco hay que esperar, pues de ser
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