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LOS CUARTETOS DE CUERDA DE BEETHOVEN - Lvbeethoven.It

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tres dedicados al Príncipe Galitzín, otros dos más, durante el<br />

año 1826: el en do sostenido menor, y el en fa, segregando, en<br />

Noviembre de 1826, la fuga final del cuarteto en si bemol, publicándola<br />

como obra independiente, y escribiendo en ese mismo<br />

mes el actual final de dicho cuarteto, última producción que salió<br />

de su pluma.<br />

Los cuartetos no fueron publicados por orden cronológico de<br />

composición, y aun entre los números que actualmente llevan,<br />

fueron editadas composiciones de más antiguo origen. El orden<br />

verdadero es el siguiente: obras 127, 132, 130, 133, 131 y 135.<br />

Entre el último de los cuartetos anteriores y el primero de<br />

esta serie, median catorce años; catorce años en los que la sordera<br />

ha llegado á aislar á Beethoven completamente del mundo,<br />

agigantando su espíritu, catorce años en los que la música se ha<br />

enriquecido con las cinco últimas sonatas de piano, con las sinfonías<br />

séptima, octava y novena, con todas las obras grandiosas<br />

del último período beethoveniano. Y así como en la plena perfección<br />

de su orientación primera escribió los seis primeros cuartetos,<br />

y en pleno auge de su segundo ideal produjo los cinco siguientes,<br />

ahora, cuando su arte último se ha asentado ya en las<br />

encumbradas regiones de la sinfonía novena, de la gran misa, de<br />

las últimas sonatas, la petición del Príncipe ruso le hace volver<br />

la vista al cuarteto y confiar en él las últimas vibraciones de su<br />

alma.<br />

A la primera evolución en un sentido más trágico y heroico,<br />

con mayor y más honda intención emotiva, sigue la segunda. La<br />

música parece que, como si de propósito despreciara toda apariencia<br />

bella, para reconcentrarse en la profundidad, en la esencia<br />

del sentimiento. La melodía abandona todo sentido cantable,<br />

para encarnar en breves motivos fuera de todo sentido melódico<br />

tradicional: los temas, los períodos intermedios, el trabajo temático<br />

se funden en una igualdad de tinta, en polvo de melodía que<br />

desecha toda convencional división y separación de unos términos<br />

á otros; desaparece el relleno harmónico para acercarse á<br />

Bach, más bien por razones internas de dirección artística que<br />

por deliberado propósito de imitación; cada instrumento canta<br />

su propio canto, más que cantar, declaman, recitan, hablan, objetivándose<br />

la intención creadora en la profusión de títulos é indicaciones<br />

expresivas de toda especie que tienden á hacer inconfundible<br />

el propósito de la emoción. Como dice Lenz son estos<br />

cuartetos «el cuadro de la vida del justo, revelaciones místicas<br />

de su paso por la tierra».<br />

Todos los progresos técnicos indicados en la introducción á<br />

los cuartetos centrales continúan evolucionando aquí en un sentido<br />

de perfección mayor; únicamente el carácter sinfónico desaparece,<br />

en general, para dejar reducido al cuarteto á su propia<br />

fuerza de expresión.<br />

El molde sonata se diluye para someterse dócilmente al propósito<br />

expresivo. Los tiempos se ordenan en un sentido de interés<br />

creciente y en vez de aquellos rasgos que los distinguian en<br />

el tipo estético de Haydn y de Mozart, toman rumbos nuevos: el<br />

primer alegro trueca su anterior sabiduría y robustez por un<br />

marcado carácter de preparación, como una improvisación ó un<br />

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