El cementerio de las pateras

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INMIGRACION / LOS RESTOS DE LAS TRAVESIAS CLANDESTINAS
EDUARDO DEL CAMPO
BARBATE.— Las pateras también
tienen su cementerio. Hubo
un día en que atravesaron el Estrecho
de Gibraltar cargadas hasta
los bordes de hombres y mujeres
asustados, o de pesados fardos
de hachís, o de ambas mercancías
a la vez. Cumplido su servicio,
hoy se apilan como
cáscaras de nuez en un recóndito
campo vallado del término de
Barbate, en Cádiz, esperando turno
para arder en el vertedero.
Desde aquí ya no se ve el mar,
pero las quillas que se recortan
contra el cielo azul parecen seguir
surcando las olas congeladas del
silencio. El viento hace girar las
aspas de una hilera de posmodernos
aerogeneradores, y el sorprendente
conjunto que resulta tiene la
áspera belleza de una instalación
artística surgida de la nada.
Nacieron de manos artesanas
en las pequeñas aldeas del norte
de Marruecos, punto de partida de
las expediciones clandestinas.
Murieron al tocar la orilla de España.
Ahí yacen la Houda, laChirihame,
con esas descoyuntadas
tablas de madera de las que el
tiempo ha despellejado el rojo,
blanco y azul de la pintura. Alguna
lleva su nombre caligrafiado en
árabe y un número de matrícula.
En otras sólo han escrito «Aduana»
como señal de su confiscación
por el Ministerio de Hacienda. Pero
la mayoría no tiene identidad.
Hay al menos 50 barcas de madera,
con su honda profundidad
de ataúd, y tres zódiac semirrígidas
con los neumáticos desinflados.
Junto a ellas languidece otro
medio centenar de coches, furgonetas
y todoterrenos, algunos carne
de desguace, otros relucientes
como recién salidos de fábrica.
La finca Villa Isabel, perdida
campo a través en la pedanía barbateña
de San Ambrosio, pertenece
al empresario local Ramón
Rivera y hace las veces de depósito
del juzgado de Barbate. Aquí
viene a parar parte de las embarcaciones
(sobre todo) y vehículos
confiscados por la Guardia Civil a
los traficantes de personas y hachís
que operan en el tramo del litoral
que se extiende entre Zahara
de los Atunes y Conil, cabeza
de puente natural entre los exportadores
de chocolate y trabajadores
sin papeles del norte de Africa
y su mercado español.
A la hoguera o la subasta
Las pateras son baratas y se fabrican
rápidamente. Usar y tirar.
«El año pasado quemé 30, y este
año, 20. No sirven pa ná», protesta
Ramón Rivera en la puerta de
la nave-taller que posee a unos kilómetros
del descampado, en la
zona del puerto viejo, un lugar de
poética decadencia en la desembocadura
del río Barbate que recuerda
con sus barquillas ruinosas
y sus fábricas devoradas por
el abandono a la mítica Santa María
rioplatense donde el escritor
Juan Carlos Onetti ubicara la angustiosa
podredumbre de El Astillero
recorrida por Larsen. Desde la
playa se ve la presencia a la vez cer-
EL MUNDO, LUNES 14 DE OCTUBRE DE 2002
ANDALUCIA
Una decena de pateras incautadas por el Estado a los traficantes de inmigrantes y droga se apilan en una finca usada como depósito judicial en Barbate. /J.F.FERRER
El cementerio de las pateras
Decenas de embarcaciones de los traficantes de
inmigrantes y hachís se amontonan en el depósito
judicial de Barbate sin que el Estado se aproveche
Embarcaciones viejas en el depósito de Ramón Rivera, en Barbate. / J. F. FERRER
cana y remota de la costa marroquí.
Desde hace ocho años, Rivera
guarda en esta nave en depósito
judicial decenas de lanchas zódiac
aprehendidas a los contrabandistas,
un pequeño tesoro que
sin embargo se pudre sin destino
perdiendo valor con cada día que
pasa, debido a que las subastas
son escasísimas y los expedientes
se alargan durante años.
El dueño no quiere que el periodista
entre a mirar para que no se
moleste la juez del pueblo, Estrella
Cañabate, pero sí airea sus
quejas por los más de 120.000 euros
(20 millones de pesetas) que
calcula que le adeuda el Estado en
concepto de costes de almacenaje:
dependiendo de la pieza, algo más
de tres euros al día acumulados
durante los últimos cinco años.
«Hay tres partes en esto: el Ministerio
de Hacienda, el de Justicia
y el juzgado, que está saturado
de casos», explica. «Hacienda
no subasta las pateras para evitar
que vuelvan a Marruecos, pero
las zódiacs, sí. Y estamos en las
mismas», añade apuntando al círculo
vicioso que supone que el Estado
pueda acabar revendiendo a
los traficantes sus herramientas
de trabajo tras habérselas quitado.
Las lanchas neumáticas, másrápidas
y manejables, dominan ahora
el mercado. Laúltima entró en
su taller el martes: era una de las
dos embarcaciones cargadas de inmigrantes
que llegaron ese día a
Barbate. La otra se estrelló contra
el acantilado de la Torre del Tajo;
almenosonceviajerosseahogaron.
No dice Rivera cuántas zódiacs
se amontonan ya en su cementerio,
pero el DiariodeCádiz
estima que son al menos 60 con
sus respectivos motores, casi todos
Yamaha. Y cada vez llegan más.
El dinero ¿para las ONG?
Si el proceso judicial fuera ágil y
se sacaran a subasta rápidamente,
Hacienda podría pagar a Rivera el
almacenaje y aún sobraría dinero
para el Estado. Pero no sucede
así. «Cuando pasan los años, ya
no valen ni 20.000 duros con el
motor, y eso no cubre ni el depósito»,
se lamenta el empresario, que
se mantiene con sus otros dos negocios:
desguazar coches y reparar
los barcos de la maltrecha flota
pesquera barbateña.
«El año pasado sacaron a subasta
siete o diez lotes. Pero este
año no ha habido ninguno», dice
sin dar detalles, aunque añade esperanzado
que la Junta ha asumido
los cinco años de deuda con
los dueños de los depósitos judiciales,
al transferirse esta competencia
del Ministerio de Justicia a
la comunidad autónoma.
¿Qué hacer con el beneficio del
desaprovechado material incautado
a narcos y pateros? Una posibilidad
sería, siguiendo el precedente
de otros casos en Galicia,
destinarlo al paupérrimo colectivo
antidroga local, tal como éste
reclama. A rehabilitación dedrogadictos,
a ayuda a inmigrantes.
Pero, oída la idea de dar el dinero
a las ONG, Rivera se revuelve.
«¡Que me paguen a mí antes!»
La Ley de
Extranjería
cambia el perfil de
los recién llegados
MALAGA.— La implantación dela
nueva Ley de Extranjeríahadesencadenado
en los últimos años un
cambio en el perfil del inmigrante
que llega a España, que ha pasado
de ser el de una persona procedente
del Norte de Africa, al de un inmigrante
procedente de los países
del Este y Sudamérica.
Pese a que el número de inmigrantes
procedentes de Marruecos
continúa siendo el grueso de la inmigración,
el incremento de la presencia
en España de personas de otras
nacionalidades «ha relegado a este
colectivo a un segundo plano», explicó
a Efe Juan Pablo Arias, presidente
de la asociación Málaga Acoge,
integrada en Andalucía Acoge.
«La inmigración se está convirtiendo
en un fenómeno diverso en
cuanto a las nacionalidades que la
integran», según Arias, quien añadió
que el motivo puede deberse a
que el número de sin papeles ha
aumentado en un sesenta por ciento
desde que en 2000 se implantaran
«los exigentes requisitos» que
recoge la nueva Ley de Extranjería.
Además, los conflictos bélicos y
políticos que sufren países como
Colombia y Argentina, en el caso de
Sudamérica, y Rumanía y Ucrania,
en la Europa del Este, contribuyen
a la existencia de una mayor diversidad
en el perfil del inmigrante.
Según los datos facilitados por
esta asociación, los ucranianos,
con un 16,1 por ciento, y los argentinos,
con un 15,8 por ciento, constituyen
los principales colectivos
de inmigrantes que han llegado a
España enloquevadeaño, seguidos
de los marroquíes, con un 15,3
por ciento; los colombianos, con un
12,6 por ciento, y los nigerianos,
con un 4,8 por ciento.
También destaca el incremento
de inmigrantes procedentes de Argelia,
que en la mayoría de las ocasiones
llegan de Ceuta al ser enviados
a la península con un expediente
de expulsión.
Trabajo y vivienda
El presidente de Málaga Acoge
aseguró que los problemas con los
que se enfrentan los inmigrantes
cuando entran en la Península Ibérica
han variado «notablemente»
con la nueva ley, ya que ahora son
«más complejos y graves».
La documentación, el trabajo y
la vivienda son «los principales inconvenientes»
que se encuentran
al llegar y «que ante la imposibilidad
de solventarlos se agarran a la
única posibilidad que tienen de sobrevivir:
la delincuencia», indicó.
Para Arias, la nueva legislación
dificulta la actuación de las distintas
organizaciones humanitarias,
además de reducir las posibilidades
de documentar al inmigrante y
de conseguir un puesto de trabajo.
En su opinión, esta situación
causa «un deterioro personal progresivo
del inmigrante, que le introduce
en un círculo delictivo y
marginal del que difícilmente podrá
salir». Arias abogó por un cambio
de la legislación que garantice
los derechos de estos ciudadanos y
recordó al Gobierno que «el cierre
de las fronteras no es la solución».