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Una vida de acero y barricadas ¿La última generación?

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24<br />

CRISIS EN LOS ASTILLEROS / LOS TRABAJADORES<br />

BARCOS EN EL AIRE. El futuro <strong>de</strong> los 2.734 trabajadores<br />

<strong>de</strong> los astilleros <strong>de</strong> Izar en Puerto Real, San Fernando,<br />

Cádiz y Sevilla, como el <strong>de</strong> sus compañeros<br />

<strong>de</strong> las otras seis factorías repartidas por España, está<br />

pendiente <strong>de</strong> una compleja negociación a tres bandas<br />

e Juan, oficial <strong>de</strong> primera armador en Puerto Real, 49 años. Después<strong>de</strong>33años <strong>de</strong> trabajo ha perdido<br />

la cuenta <strong>de</strong> los días <strong>de</strong> batalla contra la Policía. Es como si el tiempo no pasara, salvo por<br />

una diferencia. «Nosotros somos cada vez más viejos, y a los antidisturbios los van renovando».<br />

EDUARDO DEL CAMPO<br />

PUERTO REAL.— Un día<br />

más, Juan y sus compañeros<br />

han cruzado la alambrada<br />

<strong>de</strong>l astillero <strong>de</strong> Puerto Real y<br />

han subido al Puente <strong>de</strong> Carranza<br />

a enfrentarse con los<br />

antidisturbios, como hacen<br />

cíclicamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquel lejano<br />

1979 con cada nueva<br />

amenaza <strong>de</strong> reconversión.<br />

Tras haber <strong>de</strong>dicado 33 <strong>de</strong><br />

sus 49 años <strong>de</strong> <strong>vida</strong> a soldar la<br />

armadura <strong>de</strong> <strong>de</strong>cenas <strong>de</strong> barcos,<br />

el curtido Juan, oficial <strong>de</strong><br />

primera armador, con un hijo<br />

adolescente y 1.300 euros <strong>de</strong><br />

sueldo (menos <strong>de</strong> la mitad<br />

que un colega coreano), parece<br />

cansado <strong>de</strong> pelear. Pero dice<br />

que no le queda más remedio.<br />

Ya casi ni se inmuta. Pasan<br />

silbando las pelotas <strong>de</strong> goma,<br />

caen los botes <strong>de</strong> humo,<br />

pero él se agacha un poco y sigue<br />

contando la historia <strong>de</strong> su<br />

oficio, como si estuviera lloviendo<br />

y en realidad ya nada<br />

pudiera hacerle daño.<br />

Las gradas <strong>de</strong> los astilleros<br />

<strong>de</strong> Puerto Real, ahí abajo <strong>de</strong>l<br />

puente, estánvacías. Tras botar<br />

el último barco, un gasero,<br />

ahora el único encargo es un<br />

buque <strong>de</strong> aprovisionamiento<br />

para la Armada. No se explica<br />

Juan por qué no les salen<br />

más contratos, a ellos que<br />

han hecho todo tipo <strong>de</strong> prototipos<br />

<strong>de</strong> alta tecnología a plena<br />

satisfacción <strong>de</strong>l cliente.<br />

«Hicimos el primer barco<br />

ecológico, con doble casco, y<br />

ya no hicimos más; hicimos<br />

dos <strong>de</strong> propulsión eléctrica,<br />

yyanohicimosmás; hicimos<br />

un transbordador con capacidad<br />

para seis trenes, y ya<br />

no hicimos más; hicimos gaseros,<br />

lo terminamos dos<br />

meses antes, los armadores<br />

han quedado contentísimos,<br />

ynoharemosmás. Nosotros<br />

hemos <strong>de</strong>mostrado que sa-<br />

bemos trabajar. Pero la gestión<br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l gobierno».<br />

Juan enseña su armamento.<br />

<strong>Una</strong> bolsa llena <strong>de</strong> tuercas<br />

y rodamientos <strong>de</strong> <strong>acero</strong>, y un<br />

tirachinas que usa como goma<br />

un tubo <strong>de</strong> suero <strong>de</strong> hospital.<br />

«Pero esto no les hace<br />

daño. Apenas llegan con<br />

fuerza. Es sólo para calentarlos»,<br />

dice como para quitar<br />

hierroalaimagen<strong>de</strong>camorristas<br />

que algunos o muchos<br />

tienen <strong>de</strong> los trabajadores <strong>de</strong><br />

los astilleros, a los que no<br />

perdonan las congestiones<br />

SAN FERNANDO.— Si calculan<br />

su <strong>vida</strong> laboral en los<br />

astilleros <strong>de</strong> San Fernando<br />

por los barcos que tienen a<br />

sus espaldas, a razón <strong>de</strong><br />

dos al año cuando las cosas<br />

marchan bien, a Emilio<br />

Morilla le salen 62 y a su<br />

hermano Miguel 50. Dispuestos<br />

en fila formarían<br />

una flota impresionante<br />

<strong>de</strong> patrulleras, lanchas <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sembarco, ferrys, buques<br />

oceanográficos.<br />

De aquí han salido naves<br />

para las armadas <strong>de</strong> España,<br />

Marruecos, Mauritania,<br />

Colombia, Venezuela,<br />

México o el Congo. Pero<br />

ahora les quedan apenas<br />

seis meses <strong>de</strong> trabajo en un<br />

ferry civil para las danesas<br />

islas Feroe. Después, el<br />

limbo. El buque <strong>de</strong> aprovisionamiento<br />

que están diseñando<br />

por encargo <strong>de</strong>l<br />

Ministerio <strong>de</strong> Defensa será<br />

Puerto Real el que lo construya,<br />

porque el gobierno<br />

tiene la intención <strong>de</strong> reconvertir<br />

este astillero civil en<br />

uno militar y el militar <strong>de</strong><br />

San Fernando en otro civil.<br />

Emilio, técnico <strong>de</strong> la oficina<br />

<strong>de</strong> presupuestos, tiene<br />

48 años y entró a Bazán<br />

EL MUNDO, DOMINGO 26 DE SEPTIEMBRE DE 2004<br />

ANDALUCIA<br />

entre el Gobierno, la Comisión Europea y los sindicatos<br />

que apenas acaba <strong>de</strong> empezar. Mientras se echan<br />

a la calle como <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace 25 años para frenar una<br />

privatización que ven como antesala <strong>de</strong>l cierre y el<br />

principio <strong>de</strong> una ruina colectiva, obreros y técnicos se<br />

<strong>de</strong> tráfico cada dos por tres.<br />

El se <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>. Son padres<br />

que luchan para evitar la ruina<br />

<strong>de</strong> su familia y su ciudad.<br />

«Hay cierta prensa que nos<br />

presenta como privilegiados<br />

que queremos vivir a costa<br />

<strong>de</strong> los presupuestos y nos<br />

echa encima a la ciudadanía,<br />

y no es verdad. No somos sólo<br />

los 1.300 que estamos<br />

aquí, sino todos los que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong> nosotros. Cuando<br />

esto va bien, la ciudad se llena<br />

<strong>de</strong> construcciones; si esto<br />

va mal, todo se viene abajo».<br />

con 17. Su hermano Miguel,<br />

<strong>de</strong>lineante naval, <strong>de</strong><br />

44 años, ingresó con 19. Su<br />

padre, Antonio, obrero en<br />

los astilleros <strong>de</strong> Puerto Real,<br />

les fue preparando <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

críos. «Niño, come migote<br />

para que te hagas<br />

De tal palo,<br />

tal astilla<br />

e Juan Carlos Vázquez, 21 años, herrero en San Fernando. Se siente un afortunado porque entró<br />

como aprendiz en la plantilla <strong>de</strong> Bazán, don<strong>de</strong> su padre es obrero y sindicalista. Ahora dice<br />

que lucha por los que no tuvieron tanta suerte. «¿Los que vengan <strong>de</strong>trás<strong>de</strong>mí,dón<strong>de</strong> irán?».<br />

E. DEL C.<br />

SAN FERNANDO.— Antes<br />

<strong>de</strong> que <strong>de</strong>spunte el sol en la<br />

Bahía <strong>de</strong> Cádiz, los trabajadores<br />

<strong>de</strong> los astilleros <strong>de</strong><br />

San Fernando ya han prendido<br />

fuego al amanecer con<br />

sus <strong>barricadas</strong> en medio <strong>de</strong>l<br />

asfalto. Dos chavales meten<br />

el mechero entre los rastrojos<br />

<strong>de</strong> la cuneta, otro grupo<br />

<strong>de</strong> jóvenes tapados con pasamontañas<br />

y pañuelos como<br />

palestinos alimentan<br />

una hoguera con gasolina y<br />

un generador que han cogi-<br />

hombreytevayasaMatagorda<br />

a trabajar», recuerda<br />

Miguel que le <strong>de</strong>cía en<br />

los <strong>de</strong>sayunos antes <strong>de</strong> irse<br />

al tajo. Al padre lo prejubilaron<br />

con 55 años en la crisis<br />

<strong>de</strong> los años 80, mientras<br />

ellos progresaban <strong>de</strong> cate-<br />

preguntan por qué no logran contratar barcos y pier<strong>de</strong>n<br />

la partida con sus competidores asiáticos si gozan<br />

<strong>de</strong> la mejor tecnología. Luchan por ‘sus’ astilleros<br />

como por una patria. Pero temen que el futuro <strong>de</strong> sus<br />

hijos ya no pasará por aquí.<br />

<strong>Una</strong> <strong>vida</strong> <strong>de</strong> <strong>acero</strong> y <strong>barricadas</strong> <strong>¿La</strong> <strong>última</strong> <strong>generación</strong>?<br />

e Miguel y Emilio Morilla; <strong>de</strong>lineante y técnico <strong>de</strong> presupuestos.<br />

Los dos hijos <strong>de</strong> un obrero <strong>de</strong> los astilleros <strong>de</strong> Puerto Real heredaron<br />

su oficio en los <strong>de</strong> San Fernando. «Pero mis hijos»,dice<br />

Miguel, «tendrán que colocarse <strong>de</strong> Despeñaperros arriba».<br />

do <strong>de</strong> una obra. Las llamas y<br />

el humo se elevan en medio<br />

<strong>de</strong> la nada, como gritos <strong>de</strong><br />

protesta en el <strong>de</strong>sierto. Pero<br />

Juan Carlos Vázquez siente<br />

que esta escenografía <strong>de</strong>l<br />

disturbio es la única manera<br />

que les queda <strong>de</strong> evitar que<br />

privaticen los viejos astilleros<br />

<strong>de</strong> Bazán. Están convendidos<br />

que ese paso significaría<br />

tar<strong>de</strong> o temprano el <strong>de</strong>smantelamiento<br />

<strong>de</strong> la única<br />

gran industria <strong>de</strong>l pueblo.<br />

Juan Carlos es a sus 21<br />

años el trabajador más joven<br />

goría, hasta ganar hoy entre<br />

1.600 y 1.700 euros al<br />

mes. La diferencia es que<br />

Miguel ya no anima a sus<br />

hijos a comer migote. Mejor<br />

que trabajen fuera.<br />

Emilio prepara presupuestos,<br />

pero no le salen<br />

las cuentas <strong>de</strong> por qué coreanos<br />

y chinos les ganan<br />

la partida. Cuando se le informa<br />

<strong>de</strong> que sus colegas<br />

coreanos cobran el doble o<br />

más, se resiste a admitirlo:<br />

eso <strong>de</strong>smonta la suposición<br />

<strong>de</strong> que los asiáticos<br />

son más competitivos por<br />

su mano <strong>de</strong> obra más barata.<br />

La explicación estará<br />

entonces, calcula, en que<br />

el gobierno coreano subsidia<br />

a su industria mientras<br />

la Unión Europea prohíbe<br />

a sus socios que ayu<strong>de</strong>n a<br />

las suyas. No lo entien<strong>de</strong>.<br />

Y no entien<strong>de</strong> por qué<br />

en los avanzados astilleros<br />

españoles falta trabajo y se<br />

abisman las pérdidas.<br />

«Francia, Italia y Alemania<br />

no tienen estos problemas,<br />

y la competencia asiática<br />

es para todos. ¿Es que<br />

nuestro gobierno no apoya<br />

la construcción naval propia<br />

y no busca trabajo?»<br />

REPORTAJE GRAFICO: J. F. FERRER<br />

<strong>de</strong> la factoría <strong>de</strong> Izar en San<br />

Fernando, y se sabe por ello<br />

un chaval con mucha suerte.<br />

Entró <strong>de</strong> aprendiz con 17<br />

años junto a una <strong>de</strong>cena <strong>de</strong><br />

compañeros, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un<br />

programa <strong>de</strong> formación laboral.<br />

Así se convirtió en<br />

compañero <strong>de</strong> su padre, el<br />

sindicalista Juan Carlos, siguiendo<br />

la tradición hereditaria<br />

<strong>de</strong>l oficio. Pero teme<br />

que su <strong>generación</strong> sea el último<br />

eslabón <strong>de</strong> la ca<strong>de</strong>na.<br />

«No quiero que cierre<br />

San Fernando. Yo soy afortunado<br />

porque he tenido<br />

una oportunidad. ¿Pero y<br />

los que vengan <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> mí,<br />

dón<strong>de</strong> irán?», pregunta con<br />

la boca tapada y los ojos<br />

muy abiertos.<br />

Ama su oficio y se le nota.<br />

Soldar con el soplete las costillas<br />

<strong>de</strong> un barco y armar sus<br />

planchas como un mecano<br />

colosal es mejor que emigrar<br />

a las fábricas <strong>de</strong> azulejos <strong>de</strong><br />

Castellón, como dice que han<br />

hecho algunos amigos que<br />

no encontraron hueco en el<br />

astillero. Y mucho mejor que<br />

reconvertirse en camarero <strong>de</strong><br />

turistas, como un veterano<br />

que tercia en la conversación<br />

vaticina que será el servil<br />

<strong>de</strong>stino <strong>de</strong> los orgullosos<br />

obreros <strong>de</strong> la Bahía si se <strong>de</strong>smantela<br />

su industria naval.<br />

Para los trabajadores <strong>de</strong><br />

San Fernando, su astillero es<br />

más que la empresa que les<br />

da <strong>de</strong> comer: es una institución,<br />

una extensión<strong>de</strong>supatria<br />

y su familia, un armazón<br />

vital. Por eso Juan Carlos no<br />

admite siquiera que para salvar<br />

sus puestos los trasla<strong>de</strong>n<br />

a la factoría mayor y más<br />

rentable <strong>de</strong> Puerto Real, si<br />

ello implica el cierre <strong>de</strong> la <strong>de</strong><br />

su pueblo. Jamás. Ciérrenle<br />

su astillero, y será como haberle<br />

quitado el mar.

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