Seminarista Manuel Aranda

MANUEL ARANDA
Roma por Germán Mártil -su profesor y formador en el Seminario de Jaén- publicado
en “Sígueme” a los pocos años de su muerte, el manuscrito de Juan Montijano
Chica -también profesor del Seminario y Canónigo Arcipreste de la Catedral-,
y el del autor del libro Antonio Aranda, sin por ello desdeñar los restantes.
El libro también nos da cumplida cuenta de la actividad en la Asociación
Manuel Aranda que, iniciada como agrupación de familiares en 1997, cobró carta
de naturaleza en 2001, en el curso de una asamblea celebrada junto a la Virgen de
la Cabeza y al ser aprobada por la autoridad diocesana con los correspondientes
estatutos. He conocido a sus actuales rectores, y puedo dar fe de su denuedo en
pro de la beatifi cación de Manuel Aranda.
Durante mi fugaz estancia en Monte Lope Álvarez, pregunté a Antonio
Aranda sobre el origen del topónimo: me comentó acerca de su orografía de
monte bajo y habló de Lope Álvarez de Vega, señor de estas tierras allá por el siglo
XIV. Ahora he tenido la oportunidad, en el quinto y último capítulo de la obra, de
conocer más a fondo la historia y geografía de esta tierra.
Concluyo este prefacio con una estrofa declamada por Francisco López
Olmo, inserta en su poesía “Refl ejo”:
Como una luz que se apaga
Manuel Aranda murió
Pero su luz no fue tenue
Sino rayo luminoso
Que hasta los cielos cegó
Mas la fi gura de Manuel Aranda sigue muy viva entre nosotros…
JOSÉ MARÍA SILLERO FERNÁNDEZ DE CAÑETE
Consejero del Instituto de Estudios Giennenses
Miembro de la Asociación Española de Médicos Escritores
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