Seminarista Manuel Aranda
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MANUEL ARANDA<br />
rudimentaria de preguntas y respuestas,<br />
con los niños para preparar<br />
la Primera Comunión y poco más.<br />
Surge la idea de que alguien podría<br />
encargarse de esta labor, pues en<br />
temporadas la dirige Don <strong>Manuel</strong><br />
Carrasco, pero y ¿cuando él se va a<br />
Martos?. Ven a nuestro <strong>Manuel</strong> dispuesto,<br />
interesado, capaz; piensan<br />
en él o él mismo se ofrece. Dios está<br />
preparando el terreno, porque poco<br />
después: Y, ¿por qué no entrar en el<br />
Seminario? ¿Ser Sacerdote?. ¡Es un Monte Lope Álvarez, su pueblo<br />
chispazo! La semilla está echada con<br />
mano espléndida y en surco bien abierto. La Gracia, como lluvia serena, comienza<br />
a calar. <strong>Manuel</strong> descubre un amplio campo donde emplear la energía que la<br />
mirada de Dios va inyectando en su corazón.<br />
Al fi n fue Jesús quien le miró a sus ojos, sonriendo pronunció su nombre<br />
y <strong>Manuel</strong> lo dejó todo atrás y le siguió. Encuentro de amor tan fuerte que nadie<br />
podrá romper y nunca se extinguirá. “Dolencia de amor que no se cura, sino con<br />
la presencia y la fi gura”.<br />
Don <strong>Manuel</strong> Carrasco le informó de la posibilidad de una beca 6 y de que en<br />
todo caso, él mismo ayudaría en lo que pudiera.<br />
2. A lo anterior puede añadirse esta circunstancia: su hermano José había<br />
iniciado los estudios en Jaén, en el Colegio de San Agustín. <strong>Manuel</strong> entra en contacto<br />
con sus libros y apuntes, se despierta en él, el deseo, casi la pasión por saber,<br />
el interés por conocer los secretos de la ciencia. El Seminario puede ofrecerle este<br />
camino. Lo que ya está descubriendo en su interior encuentra una puerta abierta<br />
en este gusto y deseo de saber. <strong>Manuel</strong> encuentra coherentes su proyectos y se<br />
lanza con férrea voluntad y luminosa esperanza a conseguirlos.<br />
A pesar de todo ello y conocida la limpieza de su vida y lo heroico de su<br />
muerte, podemos decir que el trabajo de Dios, siempre más sencillo e inmediato,<br />
fue también más maravilloso y sorprendente:<br />
6 Efectivamente <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> “ganó media beca y otra media de gracia”. Sabemos que fue becario<br />
del Cabildo Catedralicio, lo que le exigía unas notas altas y por lo que tendría que asistir con frecuencia<br />
a los actos litúrgicos y celebraciones en el primer templo de la diócesis, creemos que no sólo en Jaén sino<br />
también en Baeza. En el Acta Capitular del 30 de septiembre de 1931 aparece el acuerdo de “conceder una<br />
beca del Cabildo a <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> Espejo a propuesta del Canónigo Sr. Hurtado”.<br />
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