revista 66 - Asociación Cultural Salvadme Reina de Fátima
revista 66 - Asociación Cultural Salvadme Reina de Fátima
revista 66 - Asociación Cultural Salvadme Reina de Fátima
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Jim Hen<strong>de</strong>rson<br />
simple <strong>de</strong>scripción”. 1 Después <strong>de</strong> ese<br />
día, Elizabeth sintió un cambio en su<br />
interior. ¿Qué había en las iglesias<br />
católicas que la atraían tanto?<br />
La Provi<strong>de</strong>ncia se <strong>de</strong>ja sentir<br />
Entre las visitas a las iglesias y<br />
otros monumentos, pasaron los días<br />
fijados para regresar a Nueva York.<br />
Sin embargo, por razones técnicas, la<br />
salida <strong>de</strong>l buque se <strong>de</strong>moró.<br />
Los Filicchi aprovecharon este<br />
tiempo para instruirla más a fondo<br />
en la Fe, exponiéndole la doctrina<br />
<strong>de</strong> la presencia real <strong>de</strong> Cristo en la<br />
Eucaristía. Elizabeth quedó encantada<br />
con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r encontrarse<br />
con Nuestro Señor Jesucristo en las<br />
Sagradas Especies.<br />
Santa Elizabeth Ann Seton fue la<br />
primera estadouni<strong>de</strong>nse elevada a<br />
la honra <strong>de</strong> los altares<br />
Imagen <strong>de</strong> Santa Elizabeth<br />
Ann Seton en el Cementerio <strong>de</strong><br />
Saint Raymond, Nueva York<br />
36 Heraldos <strong>de</strong>l Evangelio · Enero 2009<br />
Unos días más tar<strong>de</strong>, Dios le enviaría<br />
una gracia sensible para hacerle<br />
creer en esta sublime verdad <strong>de</strong> Fe. En<br />
compañía <strong>de</strong> la familia Filicchi, asistía<br />
a Misa en la iglesia <strong>de</strong> la Madonna <strong>de</strong>lle<br />
Grazie, en Livorno. Cuando el celebrante<br />
estaba elevando la Sagrada<br />
Hostia, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Consagración,<br />
alguien se arrodilló junto a Elizabeth<br />
y le dijo a su oído: “Ahí está lo que llamamos<br />
‘presencia real’”. Arrebatada<br />
por estas palabras, ella se inclinó llena<br />
<strong>de</strong> veneración y, por primera vez, adoró<br />
a Jesús en la Eucaristía, mientras<br />
trataba <strong>de</strong> contener las lágrimas.<br />
Más tar<strong>de</strong> escribiría a su cuñada,<br />
Rebecca Seton, que residía en Nueva<br />
York: “¡Cómo seríamos felices si creyésemos<br />
en lo que esas almas buenas<br />
creen! Ellos tienen a Dios en el Sacramento,<br />
Él permanece en sus iglesias<br />
y se le lleva a los enfermos ¡Oh, Dios<br />
mío! Cuando conducen al Santísimo<br />
Sacramento bajo mi ventana, aún sintiendo<br />
la soledad y la tristeza por mi situación,<br />
no puedo controlar mis lágrimas,<br />
pensando: ‘Dios mío, cómo me<br />
gustaría ser feliz si, lejos <strong>de</strong> todo lo que<br />
me es querido, Te pudiera encontrar en<br />
la iglesia como ellos te encuentran!”. 2<br />
El encuentro con la<br />
verda<strong>de</strong>ra madre<br />
Comenzaba para Elizabeth una<br />
<strong>de</strong> sus más arduas luchas espirituales.<br />
Abandonar el anglicanismo significaba<br />
renunciar a la religión en la<br />
que naciera y viviera hasta entonces,<br />
pero Jesús Eucarístico le atraía a la<br />
Iglesia Católica.<br />
Incluso la pequeña Annina ya estaba<br />
maravillada por el catolicismo y,<br />
a menudo repetía: “Mamá, ¿no hay<br />
católicos en América? Cuando volvamos<br />
a casa, ¿nos iremos a la Iglesia<br />
Católica?”. 3<br />
Cómo buena madre, se sentía responsable,<br />
no sólo para su propia salvación,<br />
sino también por la <strong>de</strong> sus hijos.<br />
Por lo tanto, se pusó a rezar, pidiéndo<br />
a Dios una orientación.<br />
Un día, Elizabeth se encontró entre<br />
las manos un librito <strong>de</strong> oracio-<br />
nes perteneciente a la Sra. Filicchi.<br />
Lo abrió al azar y comenzó a leer:<br />
“Acordaos, oh piadosísima Virgen<br />
María, que jamás se oyó <strong>de</strong>cir...” Cada<br />
una <strong>de</strong> las palabras le sonaba en<br />
el alma como un consuelo: ella, que<br />
en su infancia tanto sintiera la falta<br />
<strong>de</strong> afecto materno, en realidad tenía<br />
una Madre que la cuidaba con inefable<br />
bondad. Comenzó entonces a invocar<br />
a Nuestra Señora, pidiendo<br />
que le mostrase el camino que <strong>de</strong>bería<br />
seguir.<br />
Nuevas adversida<strong>de</strong>s<br />
El 8 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1804, madre e hija<br />
embarcaron <strong>de</strong> vuelta a los Estados<br />
Unidos, en compañía <strong>de</strong> Antonio Filicchi.<br />
Una nueva serie <strong>de</strong> adversida<strong>de</strong>s<br />
y gran<strong>de</strong>s transformaciones aguardaban<br />
a la joven viuda en su patria.<br />
A pesar <strong>de</strong> la felicidad <strong>de</strong> volver a<br />
ver a sus otros cuatro pequeños, Elizabeth<br />
tenía un profundo dilema en<br />
el alma: abrazar el catolicismo significaba<br />
comprar el aislamiento <strong>de</strong><br />
parte <strong>de</strong> todos los familiares y amigos<br />
americanos. Mas, ella ya no podría<br />
vivir sin pensar en el Santísimo<br />
Sacramento. Pasaba largas horas <strong>de</strong>l<br />
día haciendo comuniones espirituales<br />
y, estando en la iglesia anglicana<br />
<strong>de</strong> San Pablo, adoraba a Jesús presente<br />
en el Sagrario <strong>de</strong> la Iglesia Católica<br />
<strong>de</strong> San Pedro, que alcanzaba a<br />
ver por las ventanas.<br />
En vano, varias <strong>de</strong> sus amigas aristócratas<br />
intentaron disuadirla <strong>de</strong> su<br />
conversión. Incluso el ministro anglicano<br />
que otrora le daba dirección espiritual<br />
veía que sus argumentos eran<br />
también inútiles: no pertenecía formalmente<br />
a la Iglesia, pero su corazón<br />
ya era católico.<br />
La conversión<br />
El Miércoles <strong>de</strong> Ceniza <strong>de</strong> 1805,<br />
ante el Sagrario <strong>de</strong> la iglesia <strong>de</strong> San<br />
Pedro, Elizabeth tomó la <strong>de</strong>cisión<br />
irrevocable <strong>de</strong> hacerse católica, con<br />
sus cinco hijos. Diez días más tar<strong>de</strong>,<br />
el 14 <strong>de</strong> marzo, hizo su profesión <strong>de</strong><br />
Fe, en la misma iglesia.